El 14-N transcurre con normalidad y menos seguimiento que en huelgas anteriores
Piquete informativo en la estación de Atocha, en Madrid, durante la jornada de huelga general
Calma y escasos incidentes. La mañana despierta tranquila este
14-N, día en el que está convocada la octava huelga general de la
democracia. CCOO y UGT aseguran que su seguimiento está siendo masivo en
toda España, de más del 80%, especialmente en el sector industrial. Sin
embargo, el ritmo de las grandes ciudades es el mismo que el de
cualquier día laborable.
A falta de datos oficiales, el consumo eléctrico (que sólo ha caído un 8,8% respecto a un día normal), el miedo a perder un día de trabajo en plena crisis, los atascos en las carreteras y las colas en metro y autobuses vienen a confirmar que el seguimiento está siendo inferior al de ocasiones anteriores. La conciencia de estar yendo a trabajar el día que se reclama a gritos "huelga general" no les quita el sueño a los madrileños que optan por acudir a su trabajo hoy, como un miércoles cualquiera. “Yo no hago huelga porque no creo en los sindicatos y no creo en esta huelga general”, responde un malhumorado madrileño entrado en años, que opta por irse a pie tras más de una hora esperando en Plaza de Castilla su autobús.
A primera hora, en las cocheras de la EMT de Fuencarral un centenar de piquetes fueron arrinconados por la Policía, que acudió en moto, blindada por decenas de lecheras y escoltada por unos cuantos caballos. Los autobuses madrileños cumplieron escrupulosamente los servicios mínimos y sacaron el 30% de sus vehículos, aunque muchos de ellos no llegaron a Plaza de Castilla ni a las seis, ni a las seis y media, ni a las siete. Los más perjudicados eran los trabajadores que salían de Madrid dirección Norte, donde no llegaba ni un solo autobús.
A falta de datos oficiales, el consumo eléctrico (que sólo ha caído un 8,8% respecto a un día normal), el miedo a perder un día de trabajo en plena crisis, los atascos en las carreteras y las colas en metro y autobuses vienen a confirmar que el seguimiento está siendo inferior al de ocasiones anteriores. La conciencia de estar yendo a trabajar el día que se reclama a gritos "huelga general" no les quita el sueño a los madrileños que optan por acudir a su trabajo hoy, como un miércoles cualquiera. “Yo no hago huelga porque no creo en los sindicatos y no creo en esta huelga general”, responde un malhumorado madrileño entrado en años, que opta por irse a pie tras más de una hora esperando en Plaza de Castilla su autobús.
A primera hora, en las cocheras de la EMT de Fuencarral un centenar de piquetes fueron arrinconados por la Policía, que acudió en moto, blindada por decenas de lecheras y escoltada por unos cuantos caballos. Los autobuses madrileños cumplieron escrupulosamente los servicios mínimos y sacaron el 30% de sus vehículos, aunque muchos de ellos no llegaron a Plaza de Castilla ni a las seis, ni a las seis y media, ni a las siete. Los más perjudicados eran los trabajadores que salían de Madrid dirección Norte, donde no llegaba ni un solo autobús.
Los trabajadores que llegaban se fueron amontonando en las marquesinas de los autobuses, para no perder el puesto. Pronto la gente empieza a impacientarse y habla con el de al lado, y con el de detrás, y preguntan de nuevo al que llega. “¿Sabéis qué pasa con los autobuses? Porque el metro funciona perfectamente”. Efectivamente, los autobuses urbanos deberían salir al 30% de los servicios habituales, pero en muchas líneas, como la 173, la 174, la 176, se incumplía. El servicio de metro no se retrasaba más de diez minutos.
Había algún policía vigilando la zona, pero se
limitaban a conversar entre ellos, porque no ha habido ni un solo
piquete revoloteando por los alrededores del intercambiador. Son las
7.30 y siguen apareciendo los mínimos autobuses.
Como ya es
habitual, donde más se nota la huelga general es en aquellos sectores
con ascendente sindical. Es decir, en la industria del motor. Así, la
producción se ha parado en Vokswagen, Nissan, Opel, Seat y Ford.
Madrugada tranquila
Pero tampoco, nunca antes, la madrugada de una huelga general como la de este miércoles había sido tan tranquila. O dicho en otros términos, nunca antes se habían producido menos incidentes reseñables
en las calles y en los tajos; ni siquiera en los mercados centrales
(salvo algunos aislados en Mercabarna), que tradicionalmente han dado el
pistoletazo de salida a las huelgas generales.
Todo ello, confiere al 14-N -por ahora- una gran ‘normalidad’ dentro de lo singular que es llamar al paro a 14,2 millones de asalariados. Entre otras cosas, porque sindicatos y las distintas administraciones han pactado en casi todos los casos los servicios mínimos en
el transporte y en los servicios públicos esenciales (sanidad o centros
educativos). Todo es tan ‘habitual’ que el dato de consumo eléctrico de
esta mañana es un 15,4% inferior al registrado a la misma hora del
miércoles de la semana pasada, cuando la demanda se situaba en 29.785
MW. A las 6.30 horas de este miércoles, la demanda eléctrica caída un
12,9% con respecto a la previsión, lo que supone un descenso menor al
18% registrado a la misma hora del 29M y al 15,9% del 29S.
El resultado, por el momento, y pasadas las primeras horas de la madrugada, son fábricas con
escasa actividad en el último turno, transporte público funcionando a
medio gas a partir de la medianoche y, además, un amplio debate social
sobre la conveniencia de la huelga general lanzada por CCOO, UGT, que
esta tarde tendrá su prolongación en decenas de manifestaciones convocadas en las principales ciudades españolas. Algunas cadenas, como Telemadrid y Canar Sur, dejaron de emitir a las 12 en punto de la noche, mientras que el canal 24 horas de TVE sólo emitía material enlatado, salvo breves boletines informativos cada hora. Pero no hubo apagón general. Ni recogida de basuras en muchas ciudades.
La huelga por sectores
La
huelga, y como es habitual, está teniendo por el momento mayor
incidencia en los centros industriales, y, según UGT, empresas de la alimentación como
Heineken, La Casera, Colebega, Danone, Campofrío, Frudesa, Icecream
Factory, Panrico y Bimbo pararon durante la noche al 100%. En el sector energético grandes empresas como Iberdrola, Repsol, Elcogas, Endesa, y CLH han parado también al 100%. En el sector químico Sepiolsa,
Teknia, Danosa y SAS también la secundaron, siempre según UGT. En el
caso de Petronor, Michelin, Bridgestone, SOS, Virto, Magna, un alto
porcentaje del turno de noche también secundó la huelga, dejando la
producción en un porcentaje mínimo.
Entre las principales obras de construcción en
las que los trabajadores han decidido hacer huelga, el paro fue
absoluto, según los sindicatos. Mientras que en cementeras como
Portland, Cemex, Hormicemex, Cementos Molins, ocurrió lo mismo. Como en
Roca (Madrid y Vigo), y el sector de la madera, como Puertas Norma
(Soria) o Maderas Iglesias (Vigo).
Poco antes de la medianoche, por ejemplo, la entrada de camiones de mercancías a Mercamadrid transcurría
"con normalidad", salvo los ligeros retrasos ocasionados por la
presencia de piquetes informativos y la restricción de accesos al
mercado, según la patronal. En cuanto a las fábricas de automóviles,
en la planta de General Motors-Opel en Figueruelas (Zaragoza) sólo
accedieron a la factoría, informa Efe, los servicios mínimos pactados
entre el comité de trabajadores y la dirección de la empresa, según los
sindicatos.
Además, la huelga se ha dejado notar en la factoría
de PSA Peugeot Citröen de Vigo donde, a falta de datos oficiales de
seguimiento en el turno de noche, los sindicatos hablan de
"dificultades" para que puedan arrancar las líneas de producción. Por su
parte, los trabajadores del turno de noche de la planta de Volkswagen
(VW) en Navarra, que tiene unos 4.400 empleados, también han secundado
de "forma masiva" la huelga, valoraron los sindicatos.
Como curiosidad, el PSOE mantendrá cerrada su
sede de la calle Ferraz de Madrid durante la jornada convocada para
este miércoles y no ha fijado servicios mínimos para los trabajadores de
su Grupo Parlamentario ni en el Congreso ni en el Senado.
Octava huelga
La octava huelga general desde la reinstauración de la democracia se
produce en el peor momento de la economía española desde hace más de
medio siglo. Y la consecuencia no puede ser otra que un hartazgo social que han canalizado -y capitalizado- los sindicatos mayoritarios en la calle.
Nunca antes se habían convocado dos huelgas generales en apenas ocho meses. Nunca antes la Confederación Europea de Sindicatos (CES) había hecho coincidir
una huelga general en cuatro países (España, Portugal y, parcialmente,
en Grecia e Italia) y, al mismo tiempo, manifestaciones en Francia,
Polonia o la República Checa. Y nunca antes se había producido un malestar social tan general contra el actual sistema político.
La rebelión contra la legislación que regula los desahucios ha hecho de caja de resonancia de esta nueva huelga general, cuyo objetivo declarado es la convocatoria de un referéndum sobre los recortes, pero que va mucho más allá. Supone devolver al movimiento sindical al primer plano
de la actividad política, al menos durante 24 horas. Y por eso, UGT y
CCOO no se han cansado de repetir que no se trata de sólo de un paro
laboral, sino de un movimiento de protesta social contra los recortes.
Fuente: Ana I. Gracia http://www.elconfidencial.com
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