“Hay situaciones casi
históricas cuando la actitud de los pueblos pretenden acaparar la
atención y la admiración de otras naciones por los elementos que se
exhiben, muchas veces sin correspondencia con las potenciabilidades
socioeconómicas que lo conforman.
Son apariencias que
también definen a los ciudadanos que se sienten “respaldados”
por el orgullo de pertenencia a un “clan” - en nuestro caso
llamamos Unión Europea - , padre protector que subvenciona, ayuda
y...esquilma.
Vino una crisis
económica, que ha dado origen a ambiciones de poder, falta de
consensos, intervencionismos acreedores de naciones europeas mas
potentes que provocan sentimiento de orfandad en clima de ausencia
de solidaridad para ayudarnos a solventar una pobreza galopante que
se va apoderando de España.
Es un cierto “ego”
que Carlos Azagra definiera como elemento experto en el arte de las
representaciones del teatro de la convivencia humana, móvil que nos
impulsaba en época de “vacas gordas” a vivir de “apariencias”
y por encima de nuestras posibilidades.
Hemos vivido como
encerrados en una “burbuja” como espectadores de la “grandeza”
de una Europa sin apercibir que estábamos detrás de un muro que
nosotros mismos construíamos.
Nos apegamos al
protagonismo, que nos lleva a enviar nuestras tropas militares a
misiones en distantes países: Afganistan ,Libia, los Balcanes,
aferrándonos a un predestinado papel que no nos permite ver mas allá
de la motivación del que nos maneja.
En lo mas profundo de
nuestras existencias (individuales y colectivas) se esconden los
“males” “las crisis” “las dos Españas” conspirando el
conjunto contra nuestro propio bienestar y desarrollo como pueblo
insertado en Europa.
Nuestras
“inconsciencias” tuvieron su fruto con los gobernantes que
elegimos desprovistos de “conciencia” “racionalidad” y
“cordura” que tiene su emblemático logotipo en forma de
aeropuertos vacíos, y boom inmobiliario que sabe Dios a quien
satisfizo.
Nuestros jóvenes
empiezan a saber lo que pasa fuera del límite de unas fronteras
simbólicas, en un nuevo éxodo que busca oportunidades lejos de la
burbuja y cansados de ser espectadores en una sociedad que solo
maneja una “clase política” desprestigiada que solo tiene
recursos en banderas y folklores que parecen aprovechar nacionalistas
al cuarto, mientras la mayoría tenemos que quedarnos como naufragos
en una isla desierta.
España
no puede ser un nombre que oculte una mentira, y en lugar de seguir
mirando hacia afuera con la comparación y exhibición de ser "los mejores" - campeones
mundiales de futbol - , habrá que “mirar mas hacia dentro” para que
podamos dar de lo que tenemos mas que de lo que no tenemos”.
Dario Pozo Ruz, desde Valdepeñas
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