¡ Que revoltijo están
organizando los nacionalistas con tanto despropósito arropado de
argumentos históricos inconsistentes y falsos !
Tenían que leer al gran
historiador Fernando García de Cortazar, para comprobar en su libro
“Los mitos de la Historia de España” como un vasco de Bilbao
desmitifica el sentimiento español como integración de antiguos
reinos y desmitificando tanto error y horror que hoy describen con
tanto aplomo esos victimistas nacionalistas, que pretender hundirnos
a todos.
“Cataluna nunca fue
moderna ni europea, ni la burguesía catalana fue progresista
(recordando sus deslices monárquicos y carlistas ) , en un alarde de
imaginación de estos nacionalistas catalanes del siglo XXI. Un mito
muy extendido en la España tras la muerte de Franco y el asalto de
los nacionalistas periféricos al Estado, consiste en inventar una
Castilla mística y homogénea, impositora de caudillos, refugio de
esencias opresivas, creadora de autoritarismos y cortes fascistas.
Para ellos – dice Cortazar – Castilla sería únicamente el solar
del cacique y los grandes propietarios agrícolas, el grito
regeneracionista de los cirujanos de hierro, ¡pantano o muerte!, los
delirios de la raza medio católica medio agraria de Gil Robles, el
brazo en alto de los jonsistas de Ramiro Ledesma y las añoranzas
medievales, Cid y Caudillo incluidos, de Dionisio Ridruejo. Castilla
sería únicamente el lema “Castilla, salva España” de los
seguidores de Onésimo Redondo...
El
mito de una Castilla arcaica y autoritaria desataría otro mito, hoy
muy extendido que parece duplicar al anterior con su contrario. Se
trata de una Cataluña moderna, laica y europea, donde el
nacionalcatolicismo es un contagio español y el fascismo una
invasión foránea. Arrancadas las raíces carlistas del
regionalismo, las plegarias catalanistas de los mosenes
ultraconservadores con el obispo Torras y Bages a la cabeza, los
comités de defensa social y del somatén, las romerias de Monserrat
o el Tercio de Requetés del mismo nombre, la única herencia que
reciben los jóvenes nacionalistas de hoy...
Las
raices del nacionalismo catalán no son republicanas ni liberales
sino profundamente católicas y conservadoras. Están en la
Renaixença cuyos representantes fueron muy del gusto de Menendez
Pelayo. Cataluña era medieval, espíritu de honor, moral severa y fe
sólida, según el ensueño de Milá y Fontanals...
Decía
el obispo Torras i Bages en -Tradición catalana- “ A
Cataluña la hizo Dios, no la hicieron los hombres”
Cataluña
debía aspirar a la representación corporativa mediante el sufragio
de los cabezas de familia, por gremios y profesiones, a fin de acabr
con el parlamentarismo que entregaba el gobierno a los charlatanes de
oficio, de acuerdo con el espíritu de las Bases de
Manresa.
Su
solución – según Prat de la Riba - , era
la representación corporativa, el Estado Federal en el interior y el
imperialismo en el exterior, imperialismo como expansión cultural y
política de Cataluña a costa de las naciones menos cultas, a las
que cabía imponer la civilización mas desarrollada por mecanismos
pacíficos o por la fuerza...
Cambó
defendía la idea de una España grande, combinando autonomía y
unidad, orden y catolicismo. Su fracaso ya lo vaticinó Alcalá
Zamora en el Congreso de los Diputados: “Su
señoría pretende ser a la vez el Bolívar de Cataluña y el
Bismarck de España, son pretensiones contradictorias y es preciso
que su señoría escoja entre una y otra”.
Al final, como la inmensa mayoría de los dirigentes de la Lliga
Catalana, escogió Bismarck y apoyó a Franco en la guerra civil. Era
obvio.
El catalanismo conservador que había cogido el fusil del somatén,
que no se había cansado de reclamar un endurecimiento de la política
de orden contra el sindicalismo y había homenajeado en 1921 al
implacable Martinez Anido, no podía identificarse con los hombres
que enarbolaron la bandera de la Cataluña autónoma el 19 de julio
de 1936 ni con un gobierno por el que iban a pasar comunistas,
anarquista, marxistas disidentes y que incautaban empresas, cuentas
corrientes de valores y hasta cajas fuertes. Cambó llegó a decir
que de ganar la República la guerra, en España quedaría
establecidas !una República Soviética”.
Muchos son los testimonios que arroja la historia, que no han podido
empañar con sus “piquetas” ciertos historiadores de la
Generalitat.
Muchos españoles-castellanos hemos sentido admiración por vuestro
pueblo y lamentamos que en momentos de crisis que afecta con gravedad
a los cimientos de nuestro estado y de otros de la Unión Europea,
quiera vuestro Presidente, ocultar sus derroches arropando con una
“señera” la pretensión cínica de una secesión que no quiere
la mayoría de los españoles.
Darío Pozo Ruz ( desde Valdepeñas)
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