lunes, 29 de octubre de 2012

LA GRAN FARSA CATALANA






¡ Que revoltijo están organizando los nacionalistas con tanto despropósito arropado de argumentos históricos inconsistentes y falsos !

Tenían que leer al gran historiador Fernando García de Cortazar, para comprobar en su libro “Los mitos de la Historia de España” como un vasco de Bilbao desmitifica el sentimiento español como integración de antiguos reinos y desmitificando tanto error y horror que hoy describen con tanto aplomo esos victimistas nacionalistas, que pretender hundirnos a todos.

“Cataluna nunca fue moderna ni europea, ni la burguesía catalana fue progresista (recordando sus deslices monárquicos y carlistas ) , en un alarde de imaginación de estos nacionalistas catalanes del siglo XXI. Un mito muy extendido en la España tras la muerte de Franco y el asalto de los nacionalistas periféricos al Estado, consiste en inventar una Castilla mística y homogénea, impositora de caudillos, refugio de esencias opresivas, creadora de autoritarismos y cortes fascistas. Para ellos – dice Cortazar – Castilla sería únicamente el solar del cacique y los grandes propietarios agrícolas, el grito regeneracionista de los cirujanos de hierro, ¡pantano o muerte!, los delirios de la raza medio católica medio agraria de Gil Robles, el brazo en alto de los jonsistas de Ramiro Ledesma y las añoranzas medievales, Cid y Caudillo incluidos, de Dionisio Ridruejo. Castilla sería únicamente el lema “Castilla, salva España” de los seguidores de Onésimo Redondo...

El mito de una Castilla arcaica y autoritaria desataría otro mito, hoy muy extendido que parece duplicar al anterior con su contrario. Se trata de una Cataluña moderna, laica y europea, donde el nacionalcatolicismo es un contagio español y el fascismo una invasión foránea. Arrancadas las raíces carlistas del regionalismo, las plegarias catalanistas de los mosenes ultraconservadores con el obispo Torras y Bages a la cabeza, los comités de defensa social y del somatén, las romerias de Monserrat o el Tercio de Requetés del mismo nombre, la única herencia que reciben los jóvenes nacionalistas de hoy...

Las raices del nacionalismo catalán no son republicanas ni liberales sino profundamente católicas y conservadoras. Están en la Renaixença cuyos representantes fueron muy del gusto de Menendez Pelayo. Cataluña era medieval, espíritu de honor, moral severa y fe sólida, según el ensueño de Milá y Fontanals...

Decía el obispo Torras i Bages en -Tradición catalana- “ A Cataluña la hizo Dios, no la hicieron los hombres”

Cataluña debía aspirar a la representación corporativa mediante el sufragio de los cabezas de familia, por gremios y profesiones, a fin de acabr con el parlamentarismo que entregaba el gobierno a los charlatanes de oficio, de acuerdo con el espíritu de las Bases de Manresa.

Su solución – según Prat de la Riba - , era la representación corporativa, el Estado Federal en el interior y el imperialismo en el exterior, imperialismo como expansión cultural y política de Cataluña a costa de las naciones menos cultas, a las que cabía imponer la civilización mas desarrollada por mecanismos pacíficos o por la fuerza...

Cambó defendía la idea de una España grande, combinando autonomía y unidad, orden y catolicismo. Su fracaso ya lo vaticinó Alcalá Zamora en el Congreso de los Diputados: “Su señoría pretende ser a la vez el Bolívar de Cataluña y el Bismarck de España, son pretensiones contradictorias y es preciso que su señoría escoja entre una y otra”.

Al final, como la inmensa mayoría de los dirigentes de la Lliga Catalana, escogió Bismarck y apoyó a Franco en la guerra civil. Era obvio.
El catalanismo conservador que había cogido el fusil del somatén, que no se había cansado de reclamar un endurecimiento de la política de orden contra el sindicalismo y había homenajeado en 1921 al implacable Martinez Anido, no podía identificarse con los hombres que enarbolaron la bandera de la Cataluña autónoma el 19 de julio de 1936 ni con un gobierno por el que iban a pasar comunistas, anarquista, marxistas disidentes y que incautaban empresas, cuentas corrientes de valores y hasta cajas fuertes. Cambó llegó a decir que de ganar la República la guerra, en España quedaría establecidas !una República Soviética”.

Muchos son los testimonios que arroja la historia, que no han podido empañar con sus “piquetas” ciertos historiadores de la Generalitat.




Muchos españoles-castellanos hemos sentido admiración por vuestro pueblo y lamentamos que en momentos de crisis que afecta con gravedad a los cimientos de nuestro estado y de otros de la Unión Europea, quiera vuestro Presidente, ocultar sus derroches arropando con una “señera” la pretensión cínica de una secesión que no quiere la mayoría de los españoles.


Darío Pozo Ruz ( desde Valdepeñas)



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