LOS EXPERTOS CONDENAN EL ALARMISMO PERO PIDEN NO IGNORAR EL PROBLEMA
Una mujer se suicida en Málaga tras recibir una
orden de desahucio”. Este titular, impensable hace no demasiado tiempo,
se ha convertido en algo habitual en las últimas semanas en los medios
de comunicación españoles. Los suicidios han pasado de ser un tema tabú a abrir las ediciones digitales de los periódicos
sin apenas reflexión al respecto, un hecho que ha sorprendido a los
propios profesionales médicos, como reconoce el doctor Carlos Mur de
Víu, especialista en Psiquiatría: “Sí, nos ha llamado la atención el
cambio”.
Ante esta súbita aparición de los actos
suicidas en primera plana, Mur de Víu señala la necesidad de una cierta
pedagogía: “Hay que distinguir entre los suicidas que tienen una
patología psiquiátrica previa y los que lo han decidido después de un
gran tránsito emocional, muchas veces en una situación de asfixia
económica. Esos últimos son los que están causando alarma”.
Aunque
la ‘excusa’ informativa haya sido el problema de los desahucios, Mur de
Víu indica que puede haber diversos acontecimientos vitales que actúen
como factor desencadenante. “Habitualmente se trata de situaciones de
pérdida, aunque más que pérdidas materiales son afectivas. Por ejemplo,
la pérdida de la vivienda supone perder nuestro lugar en el mundo, nuestra identidad.
Pero también puede ocurrir por situaciones prolongadas de desempleo, fallecimientos o divorcios”.
A
la importancia del paro se refiere también Pilar Gómez-Acebo,
socióloga, asesora de Alta Dirección y experta en procesos de
reconversión y empleo, además de Vicepresidenta del Club de Consejeros
de España y Presidenta de Honor de la Federación Española de Mujeres
Directivas y Empresarias (FEDEPE): “Las grandes compañías van a seguir
despidiendo, y a partir de 40-45 años es muy difícil encontrar empleo.
Hay muchas personas que, a partir de los 50-60 años se vienen abajo al
tener que vivir de la sociedad”.
“No hay que ser alarmistas, pero no podemos mirar hacia otro lado”
La
norma tradicional en los medios de comunicación indicaba que no se debe
dar publicidad a los suicidios para evitar un efecto imitador, pero la
preocupación social y la carrera por la inmediatez han provocado un giro
radical en el que los suicidios han pasado a ser objeto de
informaciones urgentes y destacadas. Tanto es así que en las últimas
semanas se ha informado con gran estridencia de supuestos suicidios por
desahucio para más tarde descubrir que el desencadenante habían sido
situaciones personales mucho más complejas.
El doctor
Mur de Víu aboga por la necesidad de encontrar un razonable punto medio:
“Hay que intentar no dar un ‘bombo’ excesivo, pero tampoco hay que
falsear la realidad, se puede hacer con distancia, respeto y equidad. Y
no hay que prestar tanta atención a casos concretos sino al problema
general: no podemos mirar para otro lado si todos los días hay nueve
suicidios en España”.
“Hay razones para temer un aumento”
Los
datos del Instituto Nacional de Estadística hablan de algo más de 3.000
casos anuales de muerte voluntaria, pero las últimas referencias son
del año 2010. “Es pronto para cuantificar el efecto de la crisis, pero
hay razones para temer un aumento”, señala Mur de Víu. “Hay un clima
general, un inconsciente colectivo influido por los medios y los
discursos públicos que es de impotencia, desesperanza, crispación,
tensión… y que unido a las dificultades individuales forma un cóctel explosivo.
Lo preocupante es que se trata de una situación sostenida en el tiempo.
Siempre se habla del temor a un estallido social, pero eso no es solo
el comportamiento violento”.
En la misma línea se
expresa Pilar Gómez-Acebo, que destaca que “en Japón y Grecia los
suicidios han aumentado en un 20%, y en España se espera lo mismo. Es la
primera vez que nos enfrentamos a una situación así, y muchas personas
no están preparadas, porque el bienestar provoca debilidad humana: en la
guerra nadie se suicida”.
Una sociedad inmadura para afrontar el problema
“La
gente no está sensibilizada”, lamenta Lucas Giner, de la Sociedad
Española de Psiquiatría, que señala que “en el norte de Europa ha habido
campañas efectivas con médicos de atención primaria, policías,
maestros… personas que pueden detectar alertas”. A juicio de Carlos Mur
de Víu, “el problema está tan estigmatizado que no se habla de ello con claridad, ni siquiera entre los profesionales médicos. Y aún somos una sociedad inmadura como para hacer campañas públicas de prevención”.
Sin embargo, coincide en la necesidad de la existencia de “una red
de detección de casos en los hospitales y centros de salud que pueda
dar consejos” para que familiares y amigos estén alerta. “Hay personas
que lo planifican e incluso lo comparten, nunca hay que infravalorar
ningún comentario sobre esto. Cuando alguien se suicida es muy posible
que antes hubiera dado la voz de alarma”.
Fuente: http://www.elconfidencial.com
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