Y
muy insistentemente llegan a decir que esta crisis será
durísima y que nuestros hijos lo tendrán muy difícil, lo que
produce un asqueo generalizado de los ciudadanos que estamos
cansados del mismo “rollo” en todos los canales, noticieros, etc.
Dice
Rosa Diez que los políticos no están con el pueblo y por lo tanto
no están a su servicio. Sus comportamientos parece que demuestran
que se han convertido en una clase o en un casta, cuyos intereses no
están sintonizados con los de los demás ciudadanos. Parece que en
sus acciones de gobierno, pesan mas sus propios intereses que los del
país que dicen representar.
Los
políticos forman parte de una casta improductiva que acaparan los
recursos de España para su exclusivo beneficio. Sus partidos
políticos, donde “trabajan” saben ponerse de acuerdo para
ajustar sus sueldos pero, nunca confluyen en abordar temas de interés
para toda la nación.
Ser
político se ha convertido en un auténtico “chollo”, ejercen una
actividad prospera en la que poco importa sus destrezas técnicas o
intelectuales, ya que se prima la obediencia a la jerarquía, la
demagogia expresiva dentro de un uniformado o el comportamiento fiel
al partido.
Los
sueldos de estos vividores no se ven afectados por la crisis e
incluso se suelen complementar con cargos paralelos y dietas
diversas, en un crecimiento mayor que los recursos disponibles.
Aunque se cuestionan cada vez más las autonomías, será muy difícil abordar la crisis que generan, pues constituyen un “bunquer” de intereses que se jugarían su futuro si se desmontaran.
Mantener
las autonomías va a exigir el desmontar el “estado del bienestar”
y antes nos exigirán al sufrido pueblo que nos “inmolemos en
sacrificio” que ellos renuncien a su montaje.
Versión
en pleno siglo XXI de un feudalismo recaudatorio en el que siempre se
llevan la de perder los mismos: el pueblo liso y llano AL QUE NO HACE
FALTA RESCATAR...
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