Recelo, dudas, excitación, apoyo, preocupación, mucha atención. La
convocatoria para “ocupar el Congreso” el 25 de septiembre ha pasado de
reacción en reacción, de titular en titular, de Facebook en Twitter, de
Whatsapp en correo, de boca en oreja. Los convocantes de la movilización
no se han dejado ver por ahora. Se ha hablado mucho de ellos pero ellos
han hablado poco y solo a través de comunicados en su blog Plataforma ¡En pie!.
Por eso, al final del camino que nos lleva a ellos, nos sorprende
encontrar al otro lado del teléfono a una persona conocida en los
entornos del 15M y que está acostumbrado a jugársela en sus acciones
políticas y sociales. “Llevo en esto del 25S desde el principio, sobre
el mes de junio empezamos a intercambiar los primeros correos para
organizarnos”, nos cuenta. “Tenemos claro que hay que dar un paso más,
no podíamos convocar la típica manifestación a la que ya están
acostumbrados”.
P. ¿Y por qué no vais de cara? ¿Por qué dejáis que haya tanta confusión en torno a vosotros?
R. Estamos convocando una acción en el
Congreso para un día en que hay diputados trabajando. Algunos de
nosotros ya estamos fichados y perseguidos suficientemente por todo lo
que hemos hecho durante este año y pico o antes, y queremos protegernos.
De todas maneras, esto de la incertidumbre y de las dudas sobre los
convocantes ya pasaba en los primeros días del 15M.
P. Y sin embargo con vosotros sí
se percibe cierta necesidad de saber quiénes sois exactamente, incluso
de quienes pueden consideraros afines.
R. Somos un grupo de unas 30 personas,
aunque ya colaboran muchas más, que hemos participado antes juntos o por
separado en grupos de acción política y social. Hay gente del 15M, hay
gente que ha participado en Democracia Real Ya, hay gente de otros
grupos de inspiración anticapitalista…
P. ¿Hay entre vosotros grupos de ultraderecha, como se ha sospechado?
R. No.
P. Pero sí que habéis suscitado la simpatía de algunos líderes de opinión de la ultraderecha.
R. Ya, bueno, grupos oportunistas los ha
habido siempre. En el 15M también pasó: gente como Ricardo Ynestrillas
quiso aprovecharse de la acampada y hubo gente que por eso dijo que
éramos fascistas. Se demostró que no. En nuestros documentos para el 25S
queda claro lo que somos. Se han redactado para repeler a grupos
fascistas: hablamos de justicia social, de memoria histórica, de lucha
contra el neoliberalismo, de derechos humanos…
P. Y también de “tomar el Congreso”, de “ocuparlo”, habláis en nombre de “el pueblo”… Esto ha generado dudas también.
R. A ver, hemos convocado una acción
masiva para rodear el Congreso. No queremos entrar por la fuerza con
kalashnikovs ni nada de eso, no queremos asaltarlo. Tampoco somos
antipolíticos. Pero necesitamos que no sea una manifestación más, por
eso usamos un tipo de lenguaje que nos ayude a llamar la atención. El
15M ya ha usado terminología como “Toma la plaza” o “Toma la tele”…
P. Y nadie entiende que lo que se quiere hacer es asaltar el Pirulí de TVE…
R. Exacto.
P. En este caso es el Congreso y
manifestarse allí en día de actividad parlamentaria puede ser delito.
¿Sois conscientes de que convocáis a la gente a una acción delicada?
R. Sí, pero es necesario y es
legítimo. Queremos rodear el Congreso con una gran concentración y
marcar la diferencia con otras movilizaciones anteriores haciéndonos
fuertes, quedándonos allí hasta que forcemos la dimisión del Gobierno.
P. Decís que sois “pacíficos,
pero no pacifistas” y que aceptáis “la legítima autodefensa”. También en
alguna reunión habéis citado a la actitud minera en Asturias como
ejemplo. ¿Esto quiere decir que si la policía carga justificáis la
violencia como respuesta?
R. Este asunto también ha generado debate
dentro de la plataforma, la verdad. Esta es una acción que se plantea
pacíficamente. Lo que no vamos a hacer es condenar el uso legítimo de la
autodefensa en un momento donde la resistencia pacífica se quiere
equiparar al terrorismo callejero en el Código Penal. Si manifestación
tras manifestación tienes que aguantar la represión policial, si un
antidisturbios te pega sin justificación, pues no vamos a meternos a
condenar que alguien se gire y diga, “eh, ya vale, que yo también sé”.
P. Os planteáis como objetivo la
dimisión del Gobierno y además la apertura de un “proceso
constituyente”. ¿Cómo imagináis ese proceso? ¿Estáis preparados?
R. Alguna gente nos ha trasladado su
miedo por esa fase posterior a que consigamos hacer dimitir al Gobierno.
Se trata de que se pongan en marcha, por ejemplo, muchas de las ideas
que el 15M lleva desarrollando más de un año. Es algo que haremos entre
todos. Estamos preparando ya reuniones para el próximo mes en las que
intentaremos abrir el proceso de cara al 25S para todo el que quiera
participar.
Mientras tanto, el juego de las legitimidades ha comenzado.
Personas, asambleas y colectivos de referencia para las diferentes
sensibilidades políticas se debaten y discuten en redes sociales y plazas sobre si dar su apoyo o no a esta convocatoria. Desde el PSOE se apela al imaginario de la Transición y el 23F. Llamazares
ha entrado en la apuesta metafórica de la convocatoria y propone
cambiar el “ocupa el Congreso” por “libera el Congreso” porque “me
siento ocupado desde dentro”.
Otros gestos son más mediáticos que reales: que la asamblea general de Sol, con apenas decenas de personas en agosto, decida desvincularse de la primera línea del 25S
tiene eco en titulares pero es poco representativo. Ni siquiera su
cuenta de Twitter @acampadasol, que supera por mucho el poder de
influencia que la asamblea, lo anuncia con mucha determinación. Es síntoma de dudas. Eso se traslada al baile de apoyos y rechazos en asambleas de barrio o grupos de trabajo temáticos.
Entre las personas de los nodos más activos del 15M con las que
eldiario.es ha hablado para radiografiar esas dudas sobre el 25S, hay
tres tipos de actitudes críticas de cara a la movilización, además del
apoyo y el rechazo totales:
1. “No lo veo, pero no bloqueo”. Son aquellas
personas que creen que la convocatoria del 25S se ha enfocado mal o que
ha manejado el lenguaje de forma torpe, poco eficaz, depurando poco las
ideas hasta llevarlas a conceptos que pueden ser percibidos como
peligrosos para la mayoría. Y “si la intención es que la manifestación
sea del 99%, el lenguaje debe ser inclusivo”, nos comenta un activista.
Aún así, estas personas apuestan por dejar que cada uno convoque lo que
quiera y no piensan deslegitimar la convocatoria solo por el hecho de
que no haya sido diseñada por ellos.
2. Rediseñar el mensaje y relanzar otra convocatoria.
Hay varios grupos que están trabajando para, con la fecha común del
25S, hacer una convocatoria que genere menos dudas y que esté planteada
de forma “más inclusiva”. Así por ejemplo ha nacido @rodeaelcongreso (también en Facebook). También se han planteado movilizaciones en otras fechas, como el 15 o el 22 del mismo mes, aún por cuajar.
3. “Si no te gusta, entra y cámbialo”. La tercera
postura es la que pide un gesto de generosidad para los convocantes, un
gesto de confianza. “Todavía queda tiempo para el 25S y si hay cosas que
no nos convencen, podemos trabajarlas con ellos y cambiarlas con
ellos”, nos dice una persona que ha empezado a ir a las reuniones con la
plataforma ¡En pie!. “También es que hay algo de celos”, nos comenta
otro activista del 15M medio en broma medio en serio, “como no hemos
sido nosotros los que hemos dado con la tecla, pues a alguno le da hasta
rabia”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario