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En un libro reciente sobre la crisis
económica, el premio Nobel de Economía, Paul Krugman, analiza el
fenómeno del consumo creciente como uno de los aceleradores de la crisis
que viven nuestras sociedades.
Él cita a Robert Frank, de la
Universidad de Cornell, que sostiene que la creciente desigualdad nos ha
llevado a un consumo excesivo, es decir, que las brechas cada vez más
anchas entre ingresos han provocado que los de más abajo asuman
demasiadas deudas. Frank llama a este fenómeno "cascadas de consumo",
que acaban reduciendo los ahorros e incrementando las deudas.
"Los
ricos han estado gastando más por la sencilla razón de que les sobra
mucho más dinero. Su gasto cambia el marco de referencia que determina
la demanda de quienes están justo por debajo de ellos, que se mueven en
círculos sociales que se solapan. Por tanto, este segundo grupo también
gasta más, lo que altera la situación del marco de referencia para el
grupo inmediatamente inferior; y el proceso se reproduce en toda la
escala hasta llegar al sector con menos ingresos. Estas cascadas han
encarecido sustancialmente los objetivos financieros básicos de las
familias de clase media".
El hecho de que se haya hecho tan poco
para ayudar a detener este proceso, quizás se explique por la famosa
frase de Sinclair: "es difícil conseguir que un hombre comprenda algo,
cuando su salario depende de que no lo comprenda"...
Así, es fácil entender por qué los políticos no entienden..."
atejada@diariolibre.com
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