lunes, 3 de diciembre de 2012

Los líderes se evaporan en el peor momento




Según el sondeo de Metroscopia para EL PAÍS, el 87% de los ciudadanos valora negativamente la situación política, precisamente en un momento en que la crisis ha instalado el pesimismo sobre la economía. Y para hacer frente a esa situación hay un presidente del Gobierno que tiene la menor valoración de su historia, un Ejecutivo que no ha dejado de perder credibilidad y una alternativa en el principal partido de la oposición que sigue declinando mes a mes y sin freno. Así, el 75% de los consultados tiene una impresión negativa del conjunto del Gobierno; el 73% es crítico con la forma en que hace frente a la crisis y el 68% asegura que no para de improvisar.

Al frente de todo eso está Mariano Rajoy, con una desaprobación del 71%, 20 puntos más que en el mes de marzo y con tendencia a acelerar su deterioro, incluso entre sus votantes. Obviamente, en la encuesta no está computado todavía el efecto del recorte de las pensiones, que supone incumplir su principal promesa electoral, casi la única que le quedaba por saltarse. Rajoy nunca ha tenido vocación de líder y más bien ha actuado como gestor discreto en toda su trayectoria. No tiene intención de asumir públicamente las medidas impopulares o intentar tirar del pesimismo general con sus mensajes.

La imagen de Gallardón cae y solo Wert es peor valorado que él.

El propio José María Aznar describe en sus recientes memorias de forma parecida al ahora presidente del Gobierno al razonar los motivos que le llevaron en su momento a designarle su sucesor. El aspirante con capacidad de liderazgo era Rodrigo Rato, y la segunda opción, la del gestor negociador, era Rajoy. Solo la reiterada negativa del primero y la imposible previsión de la crisis actual facilitaron que Rajoy fuera el sucesor. De entonces data la leyenda del Rajoy previsible, pero ahora la inmensa mayoría sostiene que improvisa y hasta el 60% de sus votantes dice tener poca o ninguna confianza en él. Renuncia a liderar la situación, reduce al mínimo sus apariciones en los medios y, sobre todo, solo debate y comparece en el Congreso lo estrictamente legal y obligatorio. 

Arrastra así al resto de su Gobierno al mínimo de valoración en menos de un año de gestión.

Algunos ministros, además, colaboran al deterioro con sus propias decisiones, como Alberto Ruiz-Gallardón, que es ya el segundo peor valorado, solo superado por José Ignacio Wert. El ministro de Justicia, que empezó su mandato entre los mejor valorados, sufre el desgaste de la generalización de las tasas judiciales, rechazada por todos los sectores y grupos políticos. El 81% entiende que no está justificado el copago de Gallardón y hasta el 69% de los votantes del PP está en contra de una medida que está congelada por errores de gestión.


En la oposición no hay alivio, porque la valoración de Alfredo Pérez Rubalcaba es mucho peor que la de Rajoy: hasta el 81% de sus votantes desconfía de él.

El 81% (69% de votantes del PP) rechaza las tasas judiciales.

La desafección se extiende a otros dirigentes, porque el 57% asegura que Artur Mas debería dimitir tras perder 12 diputados el 25-N. Hay que hacer la salvedad de que la encuesta está hecha en toda España, pero el 76% ve desactivada la posibilidad de que Cataluña avance hacia la independencia. Como si el fracaso de Mas hubiera hecho un favor a España, vacunando contra aventuras y órdagos secesionistas.

En voto, el PP ha perdido desde hace un año 13,3 puntos y está en el 31,3%, y el PSOE está ya en el 22,7%, seis puntos menos que entonces y con tendencia a la baja. IU y UPyD siguen beneficiándose del descalabro del bipartidismo con un 13,3% y un 10,2% respectivamente.

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