domingo, 2 de diciembre de 2012

La extraña pareja de conspiradores fatuos: Julio Ariza y Mario Conde


 

Enrique de Diego.- No es que ahora Intereconomía se haya convertido en la televisión oficial de Mario Conde, lo que le está dando la puntilla y haciendo huir escaldada a la audiencia, es que lleva siéndolo, cerca de dos años, aunque de manera oscura, tortuosa, como corresponde a dos conspiradores compulsivos –Julio Ariza y el propio Mario Conde- que, sin resortes morales, se creen muy listos y desprecian a la gente, a la que se consideran legitimados para manipular.

La operación Conde-Ariza-Intereconomía se ha ido planificando al milímetro para lavar la imagen del corrupto y presentarle como una víctima del sistema, cuando es puro sistema, pura casta. No es que, despechado por los desprecios de Rajoy, Ariza se entregue, vengativo, a Rajoy, es que lleva todo el tiempo jugando a dos barajas y despreciando a una audiencia a la que debería respetar. 

Este par de ególatras fatuos van hacia el más espantoso ridículo y es hora de desenmascararlos. No tiene sentido que los gestores de una empresa en destrucción, con ERE salvaje perpetrado con nauseabundo clasismo, pretendan dar lecciones a nadie, ni hablar de cómo crear empleo. Cuándo ha creado empleo Mario Conde. No ha hecho más que destruirlo.

¿Qué une a esta extraña pareja de conspiradores fatuos? Porque aparentemente están en las antípodas. He contado en mi libro “Dando caña” (Editorial Rambla) una anécdota curiosa de la aversión que Julio Ariza siente hacia la masonería a la que pertenece Mario Conde, pero voy a dar algunos detalles más. En su despacho, Julio Ariza me pasó un vídeo, grabado con cámara oculta, que decía ser del funeral, en una Iglesia católica, del Gran Maestre de Francia. La calidad era pésima y no tenía nada de relevante.


Pregunté si se iba a emitir y Julio Ariza me dijo que no; era para su disfrute personal. Ariza se empeñó en que identificara como uno de los asistentes a José Manuel Otero Novas, profesor del CEU, y ex ministro de la UCD. Es persona a la que conozco bien, respetable, y le dije que no le reconocía, que era imposible, y luego ya que no era él. Con razón o sin ella, Julio Ariza está obsesionado con y contra la masonería. Tiene incluso una especie de asesor para el tema, un como director espiritual, el sacerdote Manuel Guerra, con el que se comunica habitualmente.


La cuestión es que forma tándem con Mario Conde que es masón, notoriamente, ahora en la posición que se llama latente, es decir, que no ha renunciado a serlo, pero que no practica, que no asiste a las ceremonias con el mandil pero incluso hay declaraciones suyas respetuosas de que piensa ponerse activo en el futuro.
Extraña pareja de fatuos conspiradores la formada por quien está obsesionado con el influjo negativo y demoníaco de la masonería y que va de la mano y apoya a quien pertenece a ella. ¿Qué les une? Lo veremos más adelante.


Julio Ariza va de católico oficial. En tal calidad, ha pretendido que la Conferencia Episcopal le regalara la COPE, e incluso que del cepillo de los católicos se destinara el dinero a enjuagar sus cuantiosas pérdidas. Más allá, hace gala de continuo de su catolicismo, con uso y abuso. Mario Conde no es católico. Practica ahora una religión oriental, más bien una filosofía, el Tao, de Lao Tse, materia sobre la que tiene publicado un libro “El tao y la palabra”. Intereconomía lo promocionó e incluso dedico un programa a presentar a Mario Conde como una especie de místico, cuando habla de la divinidad en un sentido esotérico, difuso, confuso y panteísta.


Bien, Ariza es un católico muy peculiar que considera que algunos de los diez mandamientos están abolidos para él y que se los puede saltar a la torera. De esa guisa, ha defendido a todos los corruptos del PP, algunos tan rechazables como Carlos Fabra o Jaume Matas. Ha hecho causa común con los de Gürtel. Hay episodios delirantes en este desfonde moral de los que he dejado constancia en mi libro “Dando caña” (Editorial Rambla). Algunos parecen salidos de una película de serie B.


En apariencia, nada establece la posibilidad de una relación fluida entre Julio Ariza y Mario Conde y menos una firme alianza conspiratoria, con proyección electoral y, sin embargo, desde hace dos años, Ariza y Conde están todo el tiempo juntos, no se separan, se les ha visto de continuo reunidos en “El plató”, el restaurante de los bajos de la sede de Intereconomía o en el despacho de Ariza o paseando por los pasillos o a punto de reunirse en la sala de Juntas en el Consejo de Administración –porque Mario Conde es accionista de Intereconomía aunque lo niegue- y ambos se han dedicado a transmitir a propios y extraños que forman tándem; un tándem que va a ser testado en las elecciones gallegas.


¿Qué les une? El poder y el dinero. Ambos son políticos frustrados. Ariza en el PP catalán desmantelado por Aznar y luego con la fallida operación de Libertas que también tenía un trasfondo económico que no se ha aclarado y que se comenta con ribetes altamente escandalosos. Conde con su intento de controlar el sistema, de reinar sobre él de la mano de su amigo Juan Carlos de Borbón, aunque se dice que los borbones nunca tienen amigos.

Ambos, Ariza y Conde, pertenecen a la cultura del pelotazo y han chapoteado en ella; un tiempo y una filosofía relativista, de avaricia codiciosa ilimitada, que está en el trasfondo del desfonde moral actual y de la crisis económica. Porque Ariza y Conde no entienden la política, el poder, sin ir acompañada del dinero. Lo que andan buscando es dinero. Es probable o seguro que Ariza anda buscando el dinero de Conde, que es un misterio o una leyenda, y que se verá si es realidad o no, porque entre tramposos anda el juego.


Ambos son clasistas, con una visión periclitada y en sí nefasta de la sociedad, en la que los fatuos se creen capaces de gestionar bien lo que corresponde a las personas libres. El mismo ERE de Intereconomía es una muestra de la podredumbre moral de estos dos personajes, despiadado, inhumano, casi esclavista, ofensivo y agresivo, en el que se ha optado por pijos y pijas mediocres, de puro figureo, por encima de los trabajadores eficaces y laboriosos de clases medias. Este par son enemigos de las clases medias.

Son dos manipuladores que pretendiendo engañar a la audiencia y a la nación sólo han conseguido engañarse a sí mismos. Han planificado una operación que han presentado como espontánea y eso es una grosera mentira. Gestionan mal lo propio y pretenden presentarse como gestores de la nación, dan lecciones cuando están para recibirlas.


Son una pareja de relativistas. Pertenecen a un mismo orden moral o inmoral. 

 Fuente: Alerta Digital

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