domingo, 18 de noviembre de 2012

OCASO DE ANA B OTELLA EN LA ALCALDIA DE MADRID

















“Está muy equivocada. Nadie tiene en la Comunidad como objetivo a Ana Botella… Si así fuera, sería muy fácil. En Madrid, en el partido, no es nadie, no tiene apoyos. Pero no vamos a consentir que intente tapar su mala gestión de la tragedia culpando a otros”. Las tajantes afirmaciones procedentes del Gobierno regional ponen de manifiesto el incendio que la alcaldesa ha provocado a raíz de su actuación tras la tragedia del Madrid Arena.


A base de informes y declaraciones, las llamas de la alcaldesa han traspasado los dominios de Sol, sede de la Comunidad, para alcanzar la calle Miguel Ángel: la sede de la Delegación del Gobierno, en la que Cristina Cifuentes ha sido la última en dejar patente su enfado con la alcaldesa por un informe elaborado por el Ayuntamiento sobre la noche de Halloween en la que murieron cuatro muchachas.

El informe venía a decir que la Policía Nacional -y por ende, la Delegación del Gobierno- había supervisado la seguridad del Madrid Arena.


Cifuentes montó en cólera. Primero intentó que el Ayuntamiento rectificara con llamadas a Botella, Dancausa o Antonio de Guindos. En el Consistorio se llamaron andanas, esperando, quizá, que escamparía. Y eso es no conocer a la actual delegada, que presionada por la Policía ante lo que entendían como una acusación infundada del Ayuntamiento, emitió un duro desmentido a su propia compañera de partido: el informe contenía “errores”. Posiblemente, no ha habido en la historia reciente un desmentido público tan rápido entre dos mujeres del mismo partido, con grandes cuotas de poder y que han de compartir el mismo espacio vital, la capital del Reino.


La foto de la toma de posesión de Cristina Cifuentes como delegada en Madrid es sintomática. Entonces, se habló de que Rajoy completaba su ‘póker de damas’ en la capital. Tras la delegada aplaudían Soraya Sáenz de Santamaría, Esperanza Aguirre y Ana Botella: el poder central, el autonómico y el municipal del PP. Hoy, la guerra abierta tras el Madrid Arena hace de aquella imagen apenas un borroso recuerdo.


Botella comenzó tropezando con Esperanza Aguirre por su ‘delfín’, Ignacio González.

Le cuestionó como líder del PP regional y habló de la conveniencia de “un congreso”. Primer error. Tras el Madrid Arena se produjo el segundo: el consistorio insinuó que la ley de Espectáculos de la Comunidad no fijaba las responsabilidades en control de accesos, consumo de alcohol, etc… Tanto el portavoz de González, Salvador Victoria, como otras fuentes regionales se lanzaron a degüello contra Botella y su equipo. Se señalaba especialmente a Pedro Calvo y Miguel Ángel Villanueva, así como a los responsables de comunicación. “Si no saben gestionar una crisis, que dimitan, que asuman sus responsabilidades, pero que no echen balones fuera”. La Comunidad y el partido, con Aguirre a la cabeza, habían puesto la cruz definitiva a Botella, que contraatacó firmando contra el plan de la Comunidad para el hospital de la Princesa


Aguirre y Cifuentes, que en el pasado coincidieron y luego se distanciaron, ahora vuelven a coincidir unidas contra Botella. Incluso hay quienes le ponen el mismo destino en el futuro: el Palacio de Correos. “Esperanza no ha vuelto para eso. Ya se le queda pequeño”, dicen en su entorno. Ella misma, en un acto no político, aseguraba en petit comité que sólo volvería “si se rompiese España”. En cuanto a Cifuentes, centrada ahora en el orden público, no quiere pensar en la Alcaldía y algunas fuentes no la descartan como recambio del actual ministro del Interior. Al menos, eso se teme él.

Fuente: EL CONFIDENCIAL

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