" Hablar de abdicación no es un privilegio de afamados comunicadores...El tema está presente en muchos ciudadanos que creemos un error apuntalar algo que ha perdido prestigio, ejemplaridad y futuro.
Si lo primero debe ser y por encima de todo España, no olvidamos el ejemplo de Don Juan de Barbón cuando renunciara a sus derechos dinásticos... ¡ Ha llovido mucho desde entonces !
Cuando desde algunas instituciones autonómicas del país se apuesta por la fractura del Estado, no vemos al Monarca que encarne ninguna esperanza para sacarnos de tanto atolladero que los consentidos divertimentos nos trae y adorna una España de pandereta y campechanía, que no es precisamente la de un Reino tripulado alejado de cortesanos corruptos.
El Príncipe Felipe debiera encarnar ya mismo la Jefatura de un Estado renovado que no se rompa con las pretensiones de unos vascos o catalanes, dejando ya por sentado, para los que se animen a repetir aventuras semejantes que los españoles necesitamos un Rey -alejado - de las imágenes de estos últimos años mas parecidas a las excentricidades de las cacerías de Franco.
Símbolo de progreso y de renovación, recuperación de la autoridad moral por encima del oportunismo monetario."
Dario Pozo Ruz.
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