martes, 26 de febrero de 2013

Y VAN DOS RECIENTES ERRORES: ¿DIMISIÓN COHERENTE EN UN PARTIDO COHERENTE. ¿QUE DIREMOS AHORA?





El diputado de UPyD Toni Cantó aseguró ayer en su perfil de Twitter que “la mayor parte de las denuncias por violencia de género son falsas. Y los fiscales no las persiguen”. En cuestión de minutos, y aunque se apresuró a ofrecer cifras que sostuvieran la afirmación -sin éxito-, su nombre se convirtió en trending topic. Twitter y Facebook se llenaron de insultos para el político y hasta la secretaria de Igualdad del PSOE, Purificación Causapié, exigió su “dimisión inmediata”.

La polémica se suma a la que protagonizó el diputado hace dos semanas, cuando estuvo en boca de todos tras defender en el Congreso la iniciativa legislativa popular que pedía que la fiesta de los toros fuera declarada Bien de Interés Cultural en toda España. En su intervención, Cantó citó al filósofo Fernando Savater y expuso su opinión ética sobre el asunto, afirmando que “ni los toros ni el resto de los animales tienen dos de los que son nuestros derechos fundamentales, el derecho a la libertad (...) y el derecho a la vida”. La frase fue inmediatamente sacada de contexto y la red se incendió con el siguiente titular: “Toni Cantó: los animales no tienen derecho a la vida”. 

El club de las personas a las que odia todo el mundo

Se puede estar de acuerdo o no con el diputado de UPyD, pero la realidad es que, al menos en el caso de los toros, si se analiza su discurso con detenimiento, es difícil encontrar un exabrupto o, al menos, una opinión que consideraríamos fuera de tono en otros políticos. No importan las razones: basta pronunciar el nombre de Toni Cantó en un bar, una reunión de amigos o una red social para que caigan sobre él todo tipo de insultos. 



El diputado de UPyD despierta una animadversión difícil de explicar, y es el último miembro del selecto club de 'las personas que odia todo el mundo', que cuenta entre sus filas con gente como Leire Pajín, Willy Toledo o Ramoncín, individuos que no tienen nada en común salvo una cosa: la aversión atávica que despiertan en gran parte de los españoles. ¿Qué hay que hacer para recibir tantos insultos? ¿Es algo consustancial a la persona o a lo que dice?

Para el asesor de comunicación Luis Arroyo, no importa tanto la persona, ni el discurso; todo depende del papel que te toca jugar, y el portavoz de UPyD tiene uno especialmente difícil: “Cantó tiene un pasado como actor, un perfil amable, y ha decidido cambiarlo por el de político, que es muy hostil. El riesgo es mayor, pues se convierte en sospechoso de traición. Es como si Richard Gere se mete a hacer una película de terror: todo el mundo le va a mirar con lupa”. A esto se une, cuenta Arroyo, el hecho de que UPyD sea un partido que levanta muchísimas sospechas en el ámbito parlamentario, “porque parecen unos oportunistas que están aprovechando el hundimiento de la política”. 

El profesor de sociología Fermin Bouza va más allá y asegura que UPyD “es un partido bastante odioso porque su fundamento es meterse con todo”. En su opinión, Cantó, a igual que otros históricos políticos entre los que se encuentran Francisco Álvarez-Cascos o Alfonso Guerra, es una persona que se hace aborrecer: “Los sentimientos de los demás los generamos nosotros mismos. Si te odia todo el mundo es porque te mueves a gusto en ese terreno. Es gente a la que le gusta ser impertinente y dar su punto de vista sobre todo. El odio es algo que se fabrica, y esta gente vive de eso”. Cantó, asegura Bouza, “dice muchas tonterías muy molestas para mucha gente”, por lo que, insiste, no es de extrañar que le desprecien tanto.


Bouza no cree que Cantó haya alcanzado el nivel de Álvarez-Cascos o Guerra, pero piensa que podría estar jugando en UPyD el papel que desempeñaban aquellos en el PP y el PSOE, respectivamente: “Aparte de sus partidarios más inmediatos, les odiaba todo el mundo, porque trabajaban por generar miedo en el resto del partido para mantenerlo en orden”.

Arroyo cree que hay puestos en la política de los que es muy difícil no salir escaldado, independientemente de la persona que lo ocupe: “Cuando Leire Pajín era secretaria de Estado de Cooperación no tenía ningún problema. Ese papel era fácil, sólo tenía que repartir dinero y viajar con la reina. De repente, la nombraron secretaria de Organización y tenía que hacer una rueda de prensa todos los días sólo para meterse con el PP. Es un puesto muy duro: no hay un sólo secretario de organización del PSOE o el PP que haya salido indemne”.

Golpeando al chivo expiatorio

Una vez que te han colocado la etiqueta de 'personaje público al que hay que odiar' es muy difícil decir nada sin que las palabras se saquen de contexto. Y la ciudadanía, tal como cuenta Arroyo, no somete las palabras de uno u otro a juicios razonables, ni sopesados. El prejuicio es, pues, la norma, y somos incapaces de valorar el discurso separándolo de quien lo pronuncia.

Si perteneces a una parte de la contienda tienes asegurado el apoyo de los tuyos, pero a la gente que está en el medio le golpean de todos lados Amalio Blanco, catedrático de Psicología Social de la Universidad Autónoma de Madrid, cree que en este contexto de conflicto, de crisis, necesitamos buscar chivos expiatorios sobre los que descargar la ira que acumulamos individualmente y como sociedad.

 “La necesidad de buscar chivos expiatorios es tan importante”, explica el catedrático,  “que aprovechamos cualquier comentario o declaración que pueda colocar al que la diga como enemigo”.

En ese sentido, explica Blanco, no genera odio el personaje, sino sus declaraciones sobre temas polémicos en los que las fronteras están muy marcadas. En su opinión, a Cantó no se le odia por quien es, sino por lo que dice. “En el tema de los toros se ha perdido hace mucho tiempo la mesura, se ha asociado a posturas políticas y dan igual los argumentos, sólo importa el saco en que te metan”, asegura el psicólogo. Toni Cantó se posicionó y le llovieron las críticas. 

El diputado de UPyD tiene, además, una dificultad añadida para defenderse porque, al fin y al cabo, el partido que lidera Rosa Díez es relativamente pequeño y posee una implantación modesta fuera de Madrid. “Si no te defiendes”, explica Blanco, “te dan palos por todos los sitios. En este momento, si perteneces a una parte de la contienda tienes asegurado el apoyo de los tuyos, independientemente de la burrada que hayas dicho, pero a la gente que está en el medio le golpean de todos lados”.

Estar en medio es, precisamente, una de las capacidades de otra de las personas que generan más odio en nuestro país, Willy Toledo. El actor genera animadversión, por exceso y por defecto, a ambos lados del espectro político. Para Bouza su perfil no tiene nada que ver con el de Cantó, pero encaja en la categoría que apuntaba Blanco, la de outsider, que recibe vilipendios por doquier: “Parece muy radical. A la derecha le molesta por razones ideológicas, obvias, y a la izquierda le parece excesivo. En definitiva, es un bocazas y recibe palos de todos”.

Fuente: EL CONFIDENCIAL

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