sábado, 2 de febrero de 2013

Toneladas de droga duermen sin vigilancia en el depósito de Castilla-La Mancha

Toneladas de droga duermen sin vigilancia en el depósito de Castilla-La Mancha
Todas las imágenes del recinto en el que se encuentra el depósito de drogas.

El edificio que desde hace dos años alberga las oficinas de la Guardia Civil de Tráfico de Toledo guarda también en su interior el depósito de drogas de Castilla-La Mancha. Lo que a priori podría ser sinónimo de seguridad, no lo es. Su ubicación, las deficitarias medidas antirrobo y la falta de coordinación entre instituciones lo convierten en un caramelo para los ladrones.



Cuando en 2010 los cien agentes de la Guardia Civil abandonaron el inmueble que ocupaban en el centro de la ciudad imperial no se imaginaban el marrón que iba a terminar por caerles. Aprovechando su presencia, y tras el robo en 2011 del depósito, las drogas fueron trasladadas a su inmueble, pero no se les asignó su custodia formal: no tiene la llave que da acceso al depósito ni tampoco está conectada con su alarma. "Creen que nuestra presencia aquí puede ser un factor disuasorio ante posibles robos, pero la realidad es que a partir de las 14:30 las oficinas se vacían y se queda una única pareja de atestados que puede tener que salir a cubrir un aviso en cualquier momento, quedando el edificio completamente vacío", apuntan fuentes de la Guardia Civil.





El inmueble, situado en una de las primeras entradas a Toledo desde Madrid, es uno de los puntos de la ciudad con más accesos por carretera. “Además de tener salida directa a la autopista que comunica con Madrid (A-42), en cinco minutos estás en la carretera de Ciudad Real, en la de Ávila, la que lleva a Tomelloso, Ocaña… En caso de que se produzca un robo no tenemos patrullas para cubrir tantos posibles puntos de huida”, explican las mismas fuentes.



A las más de cinco alternativas de fuga por carretera hay que añadirle el Tajo. El cauce del río bordea uno de los costados del edificio, concretamente en el lateral en el que se ubica el depósito. Bastaría con arrojar la droga a una embarcación y marcharse. 



En caso de que el detector sísmico del depósito se active nadie en el edificio se enteraría, ya que la alarma saltaría en la central de la empresa de seguridad privada encargada de su vigilancia y éstos avisarían a la Policía Nacional, pero no a la Benemérita. "Una vez recibido el aviso las patrullas de Policía tardarían en llegar al depósito mínimo diez minutos desde Toledo”, calculan en el Cuerpo. El tiempo, que puede parecer poco, sería más que suficiente para que los ladrones escapasen con su botín. 



Cámaras defectuosas y una alambrada de metro y medio



Un sistema de grabación que no funciona correctamente y una valla metálica que no supera el metro y medio son los otros recursos con los que se protege la droga.

El ángulo en el que están situadas las cámaras de vigilancia no permite captar lo que sucede al otro lado de la valla del recinto. Esto es, no graban lo que ocurre a dos metros del edificio, lo que permite acceder por el camino que rodea al depósito con coches sin que quede constancia de ello. “Y por si fuera poco el sistema de videovigilancia falla una vez sí y otra también”, apuntan en el Cuerpo.





Así, suponiendo que en el momento de producirse un robo las cámaras funcionasen correctamente, una única persona, la misma que está pendiente de todas las cámaras que tiene la Guardia Civil en toda la provincia, sería la encargada de detectar la acción. "Demasiado trabajo para una sola persona", valoran las mismas fuentes.



Una vez en el límite del inmueble la droga está a tiro de piedra o, mejor dicho, a salto de valla. El perímetro está rodeado por una alambrada común (de las que separan los jardines de los chalets adosados) que no supera el metro y medio. Una altura que no parece suficiente para impedir el acceso ni de un niño.



Ya solo quedaría acceder al depósito. Lo más difícil, aunque no tanto. Aunque alojados en el mismo inmueble, droga y Guardia Civil parece que están, sin embargo, separados por kilómetros de distancia. El depósito tiene su propia puerta de acceso desde la calle, por lo que quien quiera entrar en él no debe ni acercarse a la zona donde se encuentran los agentes. "Aunque quisiésemos colaborar, algo a lo que jamás nos negaríamos, estamos tan limitados que probablemente lo único que haríamos es ponernos en peligro. Estamos hablando de un depósito que guarda las drogas incautadas en toda la comunidad, quien pretenda llevárselas lo hará armado y nosotros no tenemos ni chalecos antibalas", lamenta un agente.



La Policía Nacional no lo tiene más fácil. Aunque la vigilancia del terreno donde se ubica la droga está entre sus competencias las puertas están cerradas para ellos. Su entrada en el recinto solo podría ser por la puerta en el caso de que algún miembro de la Guardia Civil se encontrase allí, de no ser así la opción sería saltar la valla. Algo no muy difícil, como ya se ha apuntado, pero sí paradójico. La llave de la segunda puerta, la del depósito, está bajo la custodia de un vigilante de seguridad privada, que tendría que trasladarse al inmueble cual sereno. 







Y, por si la historia no acumula suficientes despropósitos, queda saber cuánta droga hay almacenada. El dato se desconoce. Ninguno de los organismos que la custodian saben qué cantidad hay. "Miles, seguro. De todos los tipos: marihuana, cocaína, heroína, MDMA, hachís... Pero, aunque parezca increíble, no está cuantificada". En cualquier caso, para hacerse una idea de la cantidad (y el valor) almacenada basta con recopilar algunos operativos antidroga realizados en Castilla-La Mancha en 2012: "(...) se han incautado 73 toneladas de hachís, 9 de heroína, 56.000 pastillas" o "la droga incautada en Talavera de la Reina tendría un valor en el mercado de 12 millones de euros". 



Estos ingredientes, que por sí mismos parecen suficientes para hacer saltar la voz de alarma, cuentan además con la inmovilidad de la Delegación de Gobierno de la Comunidad. “Hemos trasmitido al actual delegado, Jesús Labrador Encinas, nuestra preocupación por el estado de inseguridad al que está sometido el edificio, pero no hacen nada”, denuncian fuentes de la Guardia Civil. 



Depósitos de drogas, objetivo de moda de los ladrones


Lo desprotegido del depósito llama más la atención si se repasan los últimos meses, cuando los robos a este tipo de dependencias se han disparado. Málaga, Cádiz, Sevilla han visto cómo sus almacenes han sido asaltados. 



Para evitar este tipo de casos y también que los propios cuerpos de seguridad caigan en peligrosas tentaciones, la Fiscalía General del Estado publicó a finales del año pasado una instrucción (la 5/2012), en la que reitera a los fiscales que deben solicitar de inmediato, incluso en el juzgado de guardia, la destrucción de los alijos de droga que sean intervenidos en las distintas operaciones policiales. 



De momento, a falta de que Sanidad concluya la auditoría del depósito, la droga sigue con una más que deficiente vigilancia, sus vecinos más cercanos desesperados, el Gobierno de María Dolores de Cospedal confiado y quién sabe si los ladrones al acecho.


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