sábado, 9 de marzo de 2013

Cuando la izquierda se viste con el chándal




Creo que fue Gabriel García Márquez, nada sospechoso de pertenecer a las huestes de la derecha, el que calificó en cierta ocasión a Hugo Chávez de “ilusionista” y le aventuró que acabaría pasando a la historia como un “déspota”. 

Estos días, tras su muerte, se ha desatado en las redes sociales un apasionado debate en torno a su figura, un debate encendido entre detractores y partidarios. Yo me encuentro entre los primeros, sin lugar a dudas, pero los segundos enseguida han colocado la etiqueta de la derecha a todos los críticos con la figura del caudillo venezolano, y nada más lejos de la realidad. 

De hecho, son muchos los representantes de esa izquierda sensata y democrática que se han quejado por haberse visto identificados con los partidarios del chavismo cuando la realidad es que esa izquierda hace tiempo que marcó las diferencias, probablemente desde aquel “yo prefiero los votos a las botas” que le dedicó Felipe González al comandante bolivariano. 

Pero hay otra izquierda, una izquierda que sigue instalada en la caverna del marxismo-leninismo, que estos días llora la ausencia del caudillo Chávez e incluso se atreve a reivindicar su particular modo de entender el socialismo para exportarlo a nuestro país… ¡Dios nos libre!

 Ya tenemos bastante en esta piel de toro aguantando los pañuelos a cual más hortera del alcalde de Marinaleda, como para que se nos imponga por ley el uso del chándal como prenda revolucionaria. 



Hace tiempo publiqué en este mismo diario una información muy detallada sobre como la policía de Chávez expropiaba tierras a colonos españoles que llevaban décadas instalados en Venezuela. Quizás sea eso lo que añoran nuestros pro-chavistas patrios: el derecho a quedarse con lo que no es suyo, a expropiar el fruto del trabajo y del esfuerzo de los demás para beneficio de las clases trabajadoras.
 

Es tal la pasión que Chávez ha levantado en la izquierda-izquierda patria que cualquier día de estos nos vemos a Cayo Lara entrando en el Congreso de los diputados vestido con el chándal rojo bolivariano y al resto de los diputados de IU disfrazados de tal guisa, y no digamos ya los de Bildu-Amaiur…

Desconozco a que grado de pobreza económica y miseria moral nos quieren llevar los señores de IU y el resto de la izquierda cavernícola de este país, pero creo que a la inmensa mayoría de los españoles no les haría ninguna gracia un régimen político de las características de la Venezuela de Hugo Chávez



Es cierto que Chávez ha gobernado ganando elecciones…

Pero no es el primer dirigente totalitario que lo hace. 

Lo intentó primero por la vía tradicional, es decir, el Golpe de Estado contra el amigo de Felipe González, CAP, pero fracasó y cuando consiguió hacerse con las urnas ya no dudó en cambiar leyes y la Constitución una y otra vez para garantizarse la perpetuidad en el poder.

Al chavismo le ha faltado volverlo a presentar a unas elecciones embalsamado y a lomos de un tanque, como si fuera un moderno Cid Campeador, aunque eso hubiese sido demasiado y ya está ahí Maduro vulnerando la legalidad vigente para garantizarse la victoria en las urnas cuando a él mismo le convenga. Pero, ¿puede haber chavismo sin Chávez? 

Lo que aquí tanto alaba la izquierda no era más que una amalgama de mentiras e hipocresía que, sin embargo, en manos de un mago de la comunicación y el populismo se ha convertido en una auténtica religión para su pueblo, un pueblo al que, es cierto, consiguió sacar de la pobreza pero al que le ha negado cualquier posibilidad de tener un futuro mejor porque los millones de dólares que recaudaba vendiendo petróleo a los mismos imperialistas a los que acusaba de todos sus males, lo utilizaba para repartir una parte entre su pueblo y el resto para engordar su propia cuenta corriente y la de sus secuaces.

Chávez era un caudillo, y el problema de los caudillos es que generan una adoración cercana al fanatismo en sus pueblos.

Algo parecido vivimos aquí con la muerte del dictador, y las colas de gente que se acercaron durante días a despedirse del caudillo también fueron kilométricas. Pero en aquel entonces se planteó la misma cuestión: ¿podía sobrevivir el franquismo sin Franco? Era evidente que no.


Venezuela es un país en decadencia, en el que se han invertido miles de millones en asistencialismo que ha servido para comprar votos, pero que no han servido para mejorar los índices de productividad del país. Si un día Venezuela se quedara sin petróleo, se morirían de hambre

Con un déficit disparado, una inflación del 40% y la carestía de productos básicos, el país ocupa el puesto 143 de los 144 países que engrosan el Índice Global de Competitividad. Si a eso le añadimos una inseguridad ciudadana alarmante, una corrupción sistémica y una justicia degradada y vendida al chavismo, el escenario es espeluznante. 

Y eso es lo que quiere nuestra izquierda traer a España. Ni siquiera sé como pudo aguantar el viernes el Príncipe Felipe tan estoicamente las bravatas de los correligionarios de Chávez en su funeral. 

Menos mal que, al menos, al ilusionista calló para siempre.

Ahora solo queda que su marcha sea un paso en la buena dirección de Venezuela, porque lo contrario amenazaría a la estabilidad de toda la zona.


Fuente: Federi

jueves, 7 de marzo de 2013

El miedo a lo que "esté por llegar" se instala en el PP



"En el PP no se pagan cantidades que no se hayan contabilizado o de forma opaca", proclamó Mariano Rajoy en el extraordinario Comité Ejecutivo del dos de febrero. "Nunca he recibido ni repartido dinero negro, ni en este partido ni en ninguna parte. Es falso todo lo que se ha dicho", recalcó en primera persona. Una versión que, pese a la decisión del juez Ruz de investigar la supuesta doble contabilidad, sigue inamovible.


El cansancio hizo mella en las estructuras de Génova. Acumulan más de un mes de días frenéticos, con pocas horas de sueño. Las lagunas en la demanda contra El País y el "autor" de los papeles provocaron una nueva jornada de locos en la víspera, con llamadas hasta bien entrada la noche. El paso de la Audiencia Nacional fue la gota que colmó el vaso: "¿Qué quieres que te diga? Que investigue


Nosotros no podemos interferir ni intentar presionar a la Justicia", respondió con hastío un portavoz autorizado. La consigna repartida a los cargos fue precisamente esa: "No valoramos las decisiones judiciales". Si bien se recalcó que "el hecho de que se abra una investigación, no significa que se haya cometido irregularidad alguna".
Oficialmente, nadie dio por válida la sospecha de una financiación opaca. 




"No se puede dudar de que el uso que ha hecho de su dinero el PP es legal y no podemos tolerar que se ponga en cuestión que las retribuciones se hacen con arreglo a la ley", resumió Carlos Floriano sólo horas antes de que Ruz entrara en escena. "El presidente ha dicho que no ha habido financiación B. La tesorera, después de una auditoría interna, tampoco. Todo está acreditado y quedará demostrado", corroboró una fuente de la dirección.

 Los barones del PP: "Más explicaciones"

Sin embargo, en el PP cunde una sensación de cierto terror ante "lo que esté por llegar" -expresión coincidente en boca de varios dirigentes-, amén del agotamiento por tantas y largas jornadas de tensión. Luis Bárcenas estuvo "toda una vida" al frente de las cuentas, ponen como base. "Prácticamente todos han tratado con él, salvo quienes llegamos en el Congreso de Valencia", recuerda un dirigente de la remesa de 2008. "Yo no sé si se ha hecho algo ilegal o no, pero es evidente que Bárcenas cuenta con mucha información y entendería que haya gente que esté nerviosa", añade.


Visto el desarrollo de los acontecimientos, los barones del PP hacen dos reclamaciones al presidente. Primero, "dar todas las explicaciones" con "transparencia absoluta" porque, en caso contrario, "nos podría arrastrar a todos". Segundo, "aguantar" a pesar del durísimo azote. "Se están escribiendo y diciendo muchas cosas, hay que mantener la cabeza fría y respirar. La situación es muy difícil y complicada de gestionar", coincidieron varios líderes consultados.

Génova no enseña la demanda

La bomba de la Audiencia Nacional desplazó el lío generado por las tan anunciadas acciones judiciales. Ante las dudas, el PP puso empeño en intentar aclarar que Bárcenas está "codemandado". Así consta en la página número 60 del escrito: "Demanda de juicio frente a la editora de El País y el autor de los falsos papeles, que según el periódico, es Luis Bárcenas", explicó Floriano.


Se admite, en todo caso, que no se le demanda "directamente", pero lo justifican en que él ha negado que sea el autor de los papeles ante la Fiscalía Anticorrupción. "Queremos que en sede judicial diga que no son suyos", argumentó el número tres del PP en RNE, no queriendo asumir su autoría: "No lo sé, no lo sé, ésa es la cuestión que está por dilucidar".


En privado, se reconoce lo "difusa" de la nota con la que se anunció el paso judicial, si bien "los abogados nos dicen que Bárcenas está demandado, aunque no sea directamente". En todo caso, la dirección nacional se resistió a entregar la demanda en sí a los medios de comunicación. "Son ordenes de arriba", se contestó explícitamente.

Rajoy se mantiene al margen

El Gobierno, en paralelo, trabaja para intentar recuperar la iniciativa en un contexto de parálisis. "Estamos haciendo cosas, pero a los periodistas sólo le interesa una cosa. Así es muy difícil". El presidente, que en la sombra participa en la respuesta al caso, arropará a María Dolores de Cospedal el próximo lunes en un desayuno informativo, y el viernes protagonizará una rueda de prensa en Bruselas. Se busca la fórmula de que su estancia en la capital comunitaria no quede manchada, por segunda vez, por Bárcenas, pero confiesan que parece difícil.


"Sigue inasequible al desaliento", definió a Rajoy un interlocutor directo. Su intención es que el partido asuma el coste de la crisis. El lunes, agradecerá a la secretaria general su esfuerzo, respaldará su gestión y le apuntalará en el cargo a ojos de todos, tras una semana en la que la brecha interna se ha hecho más evidente que nunca. Mientras, "él seguirá gobernando", corroboran varias fuentes. "Como el que oye llover", radiografió un alto cargo. "Este es un tema del partido, nosotros lo que tenemos que hacer es sacar a España de la crisis", se dice en Moncloa.

Fuente:  http://www.libertaddigital.com

miércoles, 6 de marzo de 2013

Sobre la indebida actuación del fiscal superior de Cataluña


Martín Rodríguez Sol renunció antes de que lo destituyeran. Al menos en apariencia, la causa nos remite a unas declaraciones públicas en las que se mostraba muy comprensivo con las tesis del nacionalismo catalán sobre el derecho a decidir.
 
Sin embargo, la apertura del expediente de destitución, ordenada por el fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce, habría estado igualmente indicada si aquel se hubiera mostrado hostil frente a las tesis nacionalistas. Como es lógico, el expediente decae con la renuncia.
 
La segunda precisión es gramatical. Deberíamos hablar del fiscal superior 'en' Cataluña y no del fiscal superior 'de' Cataluña. Lo digo porque el fiscal pertenece a una institución que funciona bajo el principio de la unidad de actuación. Da igual que esté en Cataluña, en Murcia, en Madrid o en Algeciras. Ha de defender la legalidad y los derechos de los ciudadanos con un mismo criterio, el del Ministerio Fiscal, al margen de la opinión o el sentir del funcionario, que debe ser imparcial y parecerlo, so pena de quedar contaminado en el ejercicio de su función.


Para que en la labor del fiscal pueda aplicarse correctamente esa unidad de criterio, es congruente la dependencia jerárquica. He ahí el otro principio capital que inspira la actuación de la Fiscalía. Nadie debe escandalizarse si se acepta cierto paralelismo con la estructura piramidal de las Fuerzas Armadas, una institución cuyo funcionamiento también se asienta sobre la unidad de criterio y la dependencia jerárquica.

Si Rodríguez Sol se dedica a especular sobre las distintas vías legales que podrían seguirse para la realización de un referéndum de autodeterminación, no está buscando formas de defender la legalidad, sino de esquivarlaSi tenemos en cuenta estas premisas, entenderemos perfectamente que si el fiscal general del Estado ha forzado la salida de Rodríguez Sol no es por simpatizar con el nacionalismo catalán o por alentar el derecho a decidir, sino por haber incumplido los deberes contemplados en el Estatuto Fiscal. Se encierran en uno: la defensa de la ley en nombre del interés general. Si este servidor del Estado se dedicaba a especular sobre las distintas vías legales que podrían seguirse para la realización de un referéndum de autodeterminación, no estaba buscando formas de defender la legalidad, sino de esquivarla.

Unamos a todo eso que Rodríguez Sol ya salió en defensa de Artur Mas cuando el diario El Mundo hizo públicos ciertos informes policiales sobre supuestas cuentas suizas del actual presidente de la Generalitat. Se vino abajo la apariencia de imparcialidad de este representante de la Fiscalía en Cataluña. Habida cuenta de que, en aquella ocasión, ya fue reconvenido en privado y rectificado en público por el fiscal general, cuando aquel abrió diligencias contra ese periódico por supuestas calumnias, no es extraño que la falta de confianza haya sido un elemento más para llegar a la renuncia del susodicho como fiscal del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.


De no haberlo hecho, al final habría decidido Torres-Dulce su destitución, una vez oido el Consejo Fiscal, que no es vinculante. Y, por supuesto, con el respaldo absoluto del ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, con el que habló el domingo pasado sobre su intención de abrir expediente a Rodríguez Sol y estuvo de acuerdo.

Fuente: EL CONFIDENCIAL

martes, 5 de marzo de 2013

Rajoy estudia publicar en el BOE los nombres de los mayores evasores fiscales: ¿ LO HARÁ ?



El Gobierno está estudiando la posibilidad de modificar las normas tributarias para que los nombres de los mayores evasores fiscales sean publicados en el Boletín Oficial del Estado, como ya se hizo, por última vez, en marzo de 1959 por parte del entonces ministro de Hacienda, Mariano Navarro Rubio.

El presidente del Gobierno Mariano Rajoy ha anunciado esta tarde en la sesión de control del Senado que el Ejecutivo “está estudiando posibles modificaciones normativas para que los incumplimientos más relevantes sean objeto de su publicidad”. Una cuestión que se llevaría a cabo salvaguardando su “efectivo derecho de tutela” y que, ha añadido, es “delicada”, pero que se está estudiando “con profundidad” por parte del departamento que dirige el ministro Cristóbal Montoro.

La medida, en todo caso, no afectará a las personas físicas y jurídicas que han acudido a la última amnistía fiscal pues, como ha explicado el presidente, la ley tributaria actual lo impide, también en el caso de las regularizaciones extraordinarias. “No se le puede pedir al presidente del Gobierno que incumpla de forma tan nítida y palmaria la ley”, ha respondido Rajoy en al  senador del grupo mixto Jesús Enrique Iglesias, que había solicitado que se haga pública la listad de todos los que se han beneficiado de la última amnistía fiscal. Esos datos, ha explicado Rajoy, “tienen un carácter reservado que nos protege a todos los contribuyentes”. 


El presidente del Gobierno ha citado el artículo 95 de la Ley General Tributaria para recordar que todos los datos obtenidos por la Administración Tributaria “tienen carácter reservado y sólo podrán ser utilizados para la efectiva aplicación de los tributos o recursos cuya gestión tenga encomendada y para la imposición de las sanciones que procedan, sin que puedan ser cedidos o comunicados a terceros”.

Rajoy ha recordado también que la última regularización extraordinaria no ha sido la primera que se ha hecho en España, tal y como ocurrió también en 1977, 1984 y 1991 y que, a diferencia de las anteriores, esta obliga a la identificación ante Hacienda del titular real de la regularización, que tributa con un gravamen del 10%. 


La regularización “ni borra, ni limpia, ni encubre delitos cometidos”, ha enfatizado. 

Fuente: EL CONFIDENCIAL

domingo, 3 de marzo de 2013

MAS PEDAGOGÍA Y MENOS FALSO OPTIMISMO.




 



 










Concepción Arenal, que debió ser una mujer de armas tomar -asistía como oyente a clases de Derecho vestida de hombre porque la Universidad estaba vetada para las mujeres-, dijo en una ocasión una de esas verdades que conmueven. “Hoy en España”, sostenía la escritora gallega, ¿qué remedio puede emplearse contra los males que nos afligen o nos amenazan?”. Y la respuesta que dió fue esclarecedora: “Ninguna dolencia social puede combatirse con un remedio sólo; pero si se nos pidiera que señaláramos uno nada más, aquel que juzgásemos de mayor eficacia, responderíamos sin vacilar: la instrucción”.

Es evidente que Arenal se refería a lo que entonces se entendía como instrucción pública, y que hoy denominaríamos la enseñanza obligatoria; pero sin duda que la palabra instrucción es hoy más necesaria que nunca. Falta pedagogía. Pedagogía política. Y cuando el ministro Montoro se empeña en disfrazar la realidad de la Hacienda Pública, lo que hace, en verdad, es ir a favor de la ignorancia.

Tiene razón el ministro de Hacienda cuando dice que el sector público ha hecho en 2012 un formidable esfuerzo de ajuste. Ahí están los 11.000 millones de euros largos en que se ha recortado el consumo público. Y ahí están, igualmente, los 11.200 millones que ha aumentado la presión fiscal, como reveló el presidente Rajoy en el Debate sobre el Estado de la Nación, y cuya cuantía demuestra un indudable coraje político. No debe ser fácil legislar contra quienes te han votado.



Todo ello en un contexto fuertemente recesivo con una caída del PIB equivalente al 1,4%, lo que aporta, si cabe, más valor a lo logrado en 2012. Con el esfuerzo, como dijo el propio Rajoy, de toda la sociedad española, que está aceptando el ajuste sin grandes fracturas sociales. Algún día, cuando la recesión escampe, se medirá la importancia que han tenido la cohesión social y las políticas de igualdad (con todas sus limitaciones) para superar esta crisis, un valor que algunos desprecian. 


Pero si el Gobierno quiere transmitir fielmente el estado de la cuestión, la necesaria instrucción pública que reclamaba Concepción Arenal, es ridículo seguir diciendo que el déficit público fue en 2012 equivalente al 6,74% del PIB. Fue del 10% incluyendo las ayudas al sector financiero. Y esa es, en realidad, la cifra que se trasladará a Bruselas, como por cierto hicieron Irlanda, Holanda o Bélgica cuando tuvieron que destinar ingentes recursos públicos para sanear su sistema financiero. O la misma España en 2011 (casi medio punto de PIB). Pero no por un capricho estadístico de los funcionarios de Eurostat, sino porque el Reino de España ha tenido que endeudarse en al menos en esa cantidad para financiar el déficit  presupuestario. Esa es la prueba del nueve.


Un homenaje a la verdad

Lo relevante no es, por lo tanto, lo que se diga en público, sino lo que se pague a los mercados, que son quienes financian el enorme agujero fiscal. Y no hay que olvidar que en los últimos cuatro trimestres las necesidades de financiación del sector público en términos de Contabilidad Nacional equivalen exactamente a 104.593 millones (el 10% del PIB). Ese es el déficit que hay que financiar, y, por lo tanto, el que debe trasladarse a la opinión pública, aunque sea como un homenaje a la verdad. Y el primer paso será una profunda revisión del escenario macroeconómico 2013 que, sin duda, el Gobierno anunciará en los próximos días.

Aunque duela, esta es la realidad de las cifras. Lo demás son juegos florales que sólo pretenden disfrazar el drama de un país que sigue endeudándose a velocidad de vértigo (más de 4.000 millones de euros a la semana), y que si no toma conciencia de la dimensión del problema bajo el amparo de medias verdades, es muy probable que tarde más de la cuenta en salir del hoyo. Como hace, por cierto, la sociedad italiana, incapaz de asumir que un país que destina cada año el 5% de su PIB a pagar el servicio de la deuda es, simplemente inviable. Por eso, sólo por eso, al margen de una lamentable arquitectura institucional, Italia es el país de la UE que menos ha crecido en las dos últimas décadas. Y España va camino de seguirla si no se frena el recurso fácil al endeudamiento público, un problema que hace pocos años se veía como una cuestión menor, pero que hoy es el gran reto de la economía.


Uno de los antecesores más ilustres de Montoro, Juan Bravo Murillo, (la verdad es que no ha habido muchos), lo expresó en 1865 con toda claridad, y eso dio lugar a una de las reformas de la administración más fructíferas: los cambios que se aprobaron en tiempos de Bravo Murillo duraron casi un siglo. “No hay que cerrar los ojos a la luz”, decía el político extremeño. “La situación de la Hacienda Pública es crítica y apurada; debiendo reconocerse, y es digno de elogio, la abnegación de los beneméritos patricios que, tomando a su cargo en tales circunstancias la dirección de los negocios públicos, arrostran grandes dificultades y peligros; pero se necesitan muy fuertes y muy eficaces remedios para contener la progresión del mal y evitar el cataclismo que nos amenaza”.

Siglo y medio después, la situación de la Hacienda Pública vuelve a ser una calamidad, y por eso resulta pueril hacer juegos malabares con las cifras macroeconómicas. Ni el sector exterior se está comportando de forma tan positiva como se dice -como magistralmente resume este imprescindible escrito de Juan Carlos Barba- ni se están haciendo las reformas que el país exige.

Preguntas y más preguntas

La Agencia Tributaria sigue siendo un coladero para multitud de defraudadores, mientras que la Administración -sobre todo la territorial- sigue en pie como un tributo al exceso. ¿Dónde están las privatizaciones? ¿Por qué no bajan los pisos para estimular el mercado inmobiliario? ¿Por qué los industriales españoles pagan mucho más cara la energía que sus competidores? ¿Por qué no hay ningún incentivo verdaderamente eficaz para contratar un joven? ¿Por qué se siguen construyendo aves a ninguna parte? ¿Por qué la inflación española sigue siendo tan elevada en medio de una brutal recesión?...



Y por eso, asumir que el mayor triunfo de la política económica es la corrección del déficit de balanza de pagos es simplemente el recurso más fácil. La realidad es mucho más cruda de lo que se dice. 

Aunque el sector exterior vaya a cerrar este año con superávit -sin duda una buena noticia-, lo cierto es que este excedente no deja de ser un flujo monetario, por lo que lo relevante es el stock acumulado. Y tantos años de desenfreno han llevado al país a tener una deuda neta con el exterior equivalente 955.700 millones, una cifra de vértigo que hay que relacionar con los 10.000 millones de superávit que puede tener la economía española en 2013 en el mejor de los casos. Esa comparación ilustra la dimensión del problema.

 A veces se olvida que en medio de un brutal ajuste -3,5 millones de empleos destruidos en solo un quinquenio- y una fuerte restricción del crédito, España apenas ha podido reducir su endeudamiento neto exterior en 26.500 millones de euros desde el máximo del cuarto trimestre de 2009, cuando se alcanzaron los 982.200 millones. Y engañarse sobre estas cifras es, simplemente, como suele decirse, hacerse trampas en el solitario.

¿Qué quiere decir esto? Pues simplemente que los datos ponen de manifiesto que la combinación de una deuda pública enormemente alta -que en 2014 representará el 101% del PIB-, como acaba de estimar la Comisión Europea, y un endeudamiento exterior neto muy elevado -más del 90% del PIB- es una combinación letal que necesariamente conducirá al país a la frustración si se quiere hacer creer a la nación que la realidad es distinta de como es. Sobre todo cuando se tiene al 26% de la población activa en paro y con un problema estructural en su modelo educativo, absolutamente desconectado del sistema productivo.

Ya Ortega denunciaba hace mucho tiempo la tendencia innata de los españoles a engañarse. “¿Quiere decir que mis pensamientos sobre España son pesimistas?”, contestaba a uno de sus críticos. “Algunas personas los califican así; pero yo no veo que el pesimismo sea, sin más ni más, censurable. Son las cosas a veces de tal condición que juzgarlas con sesgo optimista equivale a no haberse enterado de ellas”. Palabra de filósofo. 


Fuente: Carlos Sánchez de EL CONFIDENCIAL

sábado, 2 de marzo de 2013

Del linchamiento de Cantó y otras hipocresí






El pasado lunes, Toni Cantó, diputado de UPyD por Valencia y portavoz de su partido en las comisiones de Interior e Igualdad del Congreso, lanzó el siguiente tuit: “La mayor parte de las denuncias por violencia de género  son falsas. Y los fiscales no las persiguen. Las estadísticas están sesgadas”. Dicho de esta forma, la afirmación de Cantó era una enormidad. Pero, al poco tiempo, y también en su perfil de Twitter, el diputado pidió perdón. Reiteró sus excusas -sin ahorrarse adjetivos contra sí mismo- en el propio Congreso, en el que ha sido reprobado en las dos comisiones en las que representa a su formación. 

No ha bastado: determinadas organizaciones políticas y feministas quieren que dimita, que se vaya, que deje el escaño. Seguramente, Toni Cantó -que no está imputado por corrupción alguna, que tampoco está sometido a investigación de ninguna clase- no merece perdón así lo pida cien veces y se disculpe otras tantas y se flagele por su irresponsabilidad. De lo que se deduce que estamos ante un linchamiento político de un outsider de la política -como algunos otros de UPyD- a los que los profesionales de la cosa no perdonan su injerencia.

Mi amigo y admirado compañero Santiago González -columnista que fue de El Correo cuando dirigí aquel también querido periódico y ahora brillante pluma de El Mundo- es un profesional avezado con una memoria de paquidermo y ha echado mano de la hemeroteca. De ella ha extraído una muy oportuna tesis en su blog: algunos de los que condenan sin clemencia a Cantó callaron -y hasta votaron- cuando Jesús Eguiguren fue elegido presidente del Partido Socialista de Euskadi

Se da la circunstancia de que el político vasco fue condenado en 1992 a diecisiete días de arresto por pegar a su esposa. González aporta en su blog los recortes de prensa que por aquel entonces dieron cuenta de la condena. Eguiguren se arrepintió de haber maltratado a su mujer y sus colegas y los ciudadanos le perdonaron. Desde entonces, y hasta hace muy poco, su protagonismo político ha sido excepcional en temas muy delicados. 


Todos esos profesionales de la política, ya añosos en los cargos, llevan años perdonándose a sí mismos y a sus compinches y, en cambio, son incapaces de hacerlo a un hombre que, errado pero humilde, pide un sincero perdón¿Por qué se perdona a uno y no a otro? ¿Es más grave errar en una afirmación irresponsable que resultar condenado por violencia machista? ¿Qué juego es este en el que se aplica toda la severidad posible, desde el PP a IU, a unos mientras otros en sus filas se retrepan en los escaños siendo corruptos presuntos y probados? ¿Cómo es que se ensañan con Cantó y defienden a imputados por prevaricación, por cohecho, por tráfico de influencias…? ¿A qué se debe esta inmensa y nauseabunda hipocresía?

No conozco a Toni Cantó. Es un buen actor. Le recuerdo en Razas, representada en las Naves del Español del Matadero de Madrid en enero de 2011, obra en la que ejecutó una magnífica interpretación. Me parece un tipo que ha cambiado su profesión de actor -de muy buen actor- por el de político y que, pese a sus errores (como el de esa afirmación en Twitter), es persona desenvuelta, buen orador y hombre cercano, como otros muchos en UPyD a los que conozco bien y de los que tengo un alto concepto: Irene Lozano (una gran ensayista), Carlos Martínez Gorriarán (un profesor valiente y competentísimo que se enfrentó en Basta Ya a ETA y a sus corifeos) o David Ortega (un catedrático joven y honrado que se bate el cobre en el Ayuntamiento de Madrid). 

Me da la impresión de que son políticos que molestan porque intentan salirse del circuito profesional. La intervención de Cantó en la defensa de la Iniciativa Legislativa Popular para declarar los toros bien de interés cultural fue espléndida pero, por razones sospechosas, se entresacó una frase que le atribuía poco menos que desprecio a los animales cuando su discurso era correctísimo desde el punto de vista antropológico, legal y cultural.


Con la lluvia de mierda que está cayendo sobre este país y que afecta a todos -titulares de altas magistraturas, miembros del Gobierno y de la oposición, ediles y diputados autonómicos-, la indignación ante el error de Cantó suena a impostada y sobrecoge la capacidad de infinito cinismo para ver la paja en el ojo ajeno e ignorar la viga en el propio. Si todos los que acusan con saña a Cantó pidiesen perdón con la humildad y reiteración con la que lo ha hecho el valenciano, este país sería distinto. Porque uno de los defectos más generalizados en la clase política es la soberbia jupiterina, la prepotencia y el desprecio a los ciudadanos.

Les ocurre lo que decía San Francisco de Sales que “es común que quienes se perdonan demasiado son más rigurosos con los demás”. Exactamente: todos esos profesionales de la política, ya añosos en los cargos, llevan años perdonándose a sí mismos y a sus compinches y, en cambio, son incapaces de hacerlo a un hombre que, errado pero humilde, pide un sincero perdón. Quizás el caso Cantó ilustre bien sobre la villanía en la vida pública española. 

Fuente: Jose Antonio Zarzalejos en el CONFIDENCIAL

jueves, 28 de febrero de 2013

Inquietante y devastadora renuncia de Ratzinger

 



La falta de 'vigor' físico y espiritual la ha transformado Benedicto XVI en una enorme fortaleza. Porque, al no poder hacer frente a lo que él ha denominado “suciedades de la Iglesia” -le angustiaban-, las ha dejado al descubierto con su renuncia. 

El anterior parece ser un diagnóstico ampliamente compartido sobre la significación de la abdicación del Papa que rompe una tradición de más de cinco siglos en la Iglesia católica. El “pastor rodeado de lobos”, según feliz metáfora del Corriere della Sera, ha ganado terreno hasta en la intelectualidad agnóstica y descreída.

El artículo de Mario Vargas Llosa (“El hombre que estorbaba”) y el de Paolo Flores d´Arcais (“Un lugar para un papa emérito”), ambos publicados en el diario El País, rezuman admiración por el Pontífice dimisionario. Los dos intelectuales, de confesada increencia, se felicitan de que Ratzinger haya abordado la pederastia -autores y encubridores, hayan sido sacerdotes o prelados- hasta donde sus fuerzas se lo han permitido y, al mismo tiempo, han subrayado el arrojo del Sumo Pontífice al imponer las cuentas claras en el IOR vaticano pese a las zancadillas de una parte de la curia, que no le ha sido ni colaborada ni fiel.  

Sin embargo, que la decisión de Benedicto XVI haya sido la de renunciar para desembozar a los corruptos, a los insidiosos y a los delincuentes, no deja de ser alarmante para la comunidad católica, pero también para el mundo. La Iglesia ha sido la gran civilizadora de Occidente, el mejor vehículo cultural de los siglos oscuros medievales, la suministradora de valores morales transmutados en laicos en las sociedades modernas, la referencia de la trascendencia del hombre y la representación constante de una idea de Dios. 

Que Joseph Ratzinger decline por su magistratura por ancianidad es una tragedia, no por el hecho en sí -tan humano, tan lúcido y tan generoso- cuanto porque sus ojos cansados y su pulso tembloroso no han podido soportar tanta basura acumulada que a él ha debido parecerle tan insufrible y maloliente.

Escribe Vargas Llosa esto tan terrible: “La decadencia y mediocrización intelectual de la Iglesia que ha puesto en evidencia la soledad de Benedicto XVI y la sensación de impotencia que parece haberlo rodeado en estos últimos años es sin duda factor primordial de su renuncia, y un inquietante atisbo de lo reñida que está nuestra época con todo lo que representa vida espiritual, preocupación por los valores éticos y vocación por la cultura  y las ideas”. 

Es verdad. Y lo es tanto que el catolicismo -más aún, la espiritualidad inmanente a lo humano- se agosta en Europa y es feraz en las áreas jóvenes del planeta a través de nuevas creencias, sectas y disidencias ante las que la Iglesia no sabe o no puede competir. 


Para el filósofo italiano Paolo Flores d´Arcais “Vatileaks, el escándalo de las filtraciones de documentos reservados, no es más que la punta del iceberg, lo que hemos podido llegar a conocer nosotros, los comunes mortales, pero Benedicto XVI ha podido abrazar por entero, en su devastadora amplitud, y el informe de los cardenales Herranz, Tomko y De Giorgi debe haberle dejado literalmente desolado, sobre todo porque en todas las nauseabundas intrigas que desfiguran el rostro de la Iglesia (palabras literales del Papa) está siempre metido hasta el cuello su más estrecho colaborador desde los tiempos de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Tarcisio Bertone (…)”.

 Palabras estas difícilmente rebatibles porque el Pontífice antes de marcharse hoy a 'esconderse' del mundo, se ha tomado el cuidado de retirar al segundo de la Secretaría de Estado -longa manu de Bertone- enviándole de nuncio apostólico a Colombia. Ha tumbado también la presencia del único cardenal británico en el cónclave (O´Brien) y todos esperamos que a él no asista el cardenal Mahony, confeso encubridor de pederastas y recluido a la privacidad por el ordinario de Los Ángeles al que está ahora sometido.

Inquieta la renuncia del Papa porque confirma los peores temores y nos desposee de un instrumento -él mismo- para combatir los miedos que aquejan a los católicos por las “suciedades que desfiguran el rostro de la Iglesia”.

En estos tiempos de mediocridad, de desprecio intelectual, de vulgaridad y codicia, Joseph Ratzinger era un Papa luminoso, discreto, intelectual, elegante, transparente y santo. Al refugiarse del mundo sobre el que ha desempeñado su tutela moral en una clausura silente, deja una devastadora inquietud de la que nos advierten los agnósticos de alma elevada -como Vargas Llosa o Flore d´Arcais- y callan sin embargo los publicistas católicos que, tan curiales como los que han traicionado al Papa, persisten en negar las evidencias y exculpar a los delincuentes.


Benedicto XVI recuerda en estos momentos al Cristo que, látigo en mano, expulsó a los mercaderes del templo.

Pero en vez de ira divina, Ratzinger se ha retirado proyectando luz sobre la tarea de su sucesor al que van a elegir -quiera Dios que más allá de sus previsiones- algunos de los que han protagonizado el calvario de este hombre justo cuya desaparición conmueve al mundo, pero alarma y devasta los espíritus de quienes lo tengan entrenado en la detección de los enormes peligros de totalitarismo inmoral que lo amenaza al orbe.

Fuente:  José Antonio Zarzalejos en el CONFIDENCIAL