miércoles, 14 de noviembre de 2012

OCTAVA HUELGA GENERAL DE LA DEMOCRACIA

 

El 14-N transcurre con normalidad y menos seguimiento que en huelgas anteriores

El 14-N transcurre con normalidad y menos seguimiento que en huelgas anteriores
Piquete informativo en la estación de Atocha, en Madrid, durante la jornada de huelga general
 

Calma y escasos incidentes. La mañana despierta tranquila este 14-N, día en el que está convocada la octava huelga general de la democracia. CCOO y UGT aseguran que su seguimiento está siendo masivo en toda España, de más del 80%, especialmente en el sector industrial. Sin embargo, el ritmo de las grandes ciudades es el mismo que el de cualquier día laborable.

A falta de datos oficiales, el consumo eléctrico (que sólo ha caído un 8,8% respecto a un día normal), el miedo a perder un día de trabajo en plena crisis, los atascos en las carreteras y las colas en metro y autobuses vienen a confirmar que el seguimiento está siendo inferior al de ocasiones anteriores. La conciencia de estar yendo a trabajar el día que se reclama a gritos "huelga general" no les quita el sueño a los madrileños que optan por acudir a su trabajo hoy, como un miércoles cualquiera. “Yo no hago huelga porque no creo en los sindicatos y no creo en esta huelga general”, responde un malhumorado madrileño entrado en años, que opta por irse a pie tras más de una hora esperando en Plaza de Castilla su autobús.

A primera hora, en las cocheras de la EMT de Fuencarral un centenar de piquetes fueron arrinconados por la Policía, que acudió en moto, blindada por decenas de lecheras y escoltada por unos cuantos caballos. Los autobuses madrileños cumplieron escrupulosamente los servicios mínimos y sacaron el 30% de sus vehículos, aunque muchos de ellos no llegaron a Plaza de Castilla ni a las seis, ni a las seis y media, ni a las siete. Los más perjudicados eran los trabajadores que salían de Madrid dirección Norte, donde no llegaba ni un solo autobús.

Los trabajadores que llegaban se fueron amontonando en las marquesinas de los autobuses, para no perder el puesto. Pronto la gente empieza a impacientarse y habla con el de al lado, y con el de detrás, y preguntan de nuevo al que llega. “¿Sabéis qué pasa con los autobuses? Porque el metro funciona perfectamente”. Efectivamente, los autobuses urbanos deberían salir al 30% de los servicios habituales, pero en muchas líneas, como la 173, la 174, la 176, se incumplía. El servicio de metro no se retrasaba más de diez minutos.
Había algún policía vigilando la zona, pero se limitaban a conversar entre ellos, porque no ha habido ni un solo piquete revoloteando por los alrededores del intercambiador. Son las 7.30 y siguen apareciendo los mínimos autobuses.
Como ya es habitual, donde más se nota la huelga general es en aquellos sectores con ascendente sindical. Es decir, en la industria del motor. Así, la producción se ha parado en Vokswagen, Nissan, Opel, Seat y Ford.

Madrugada tranquila

Pero tampoco, nunca antes, la madrugada de una huelga general como la de este miércoles había sido tan tranquila. O dicho en otros términos, nunca antes se habían producido menos incidentes reseñables en las calles y en los tajos; ni siquiera en los mercados centrales (salvo algunos aislados en Mercabarna), que tradicionalmente han dado el pistoletazo de salida a las huelgas generales.


Todo ello, confiere al 14-N -por ahora- una gran ‘normalidad’ dentro de lo singular que es llamar al paro a 14,2 millones de asalariados. Entre otras cosas, porque sindicatos y las distintas administraciones han pactado en casi todos los casos los servicios mínimos en el transporte y en los servicios públicos esenciales (sanidad o centros educativos). Todo es tan ‘habitual’ que el dato de consumo eléctrico de esta mañana es un 15,4% inferior al registrado a la misma hora del miércoles de la semana pasada, cuando la demanda se situaba en 29.785 MW. A las 6.30 horas de este miércoles, la demanda eléctrica caída un 12,9% con respecto a la previsión, lo que supone un descenso menor al 18% registrado a la misma hora del 29M y al 15,9% del 29S.

El resultado, por el momento, y pasadas las primeras horas de la madrugada, son fábricas con escasa actividad en el último turno, transporte público funcionando a medio gas a partir de la medianoche y, además, un amplio debate social sobre la conveniencia de la huelga general lanzada por CCOO, UGT, que esta tarde tendrá su prolongación en decenas de manifestaciones convocadas en las principales ciudades españolas. Algunas cadenas, como Telemadrid y Canar Sur, dejaron de emitir a las 12 en punto de la noche, mientras que el canal 24 horas de TVE sólo emitía material enlatado, salvo breves boletines informativos cada hora. Pero no hubo apagón general. Ni recogida de basuras en muchas ciudades.

La huelga por sectores

La huelga, y como es habitual, está teniendo por el momento mayor incidencia en los centros industriales, y, según UGT, empresas de la alimentación como Heineken, La Casera, Colebega, Danone, Campofrío, Frudesa, Icecream Factory, Panrico y Bimbo pararon durante la noche al 100%. En el sector energético grandes empresas como Iberdrola, Repsol, Elcogas, Endesa, y CLH han parado también al 100%. En el sector químico Sepiolsa, Teknia, Danosa y SAS también la secundaron, siempre según UGT. En el caso de  Petronor, Michelin, Bridgestone, SOS, Virto, Magna, un alto porcentaje del turno de noche también secundó la huelga, dejando la producción en un porcentaje mínimo.

Entre las principales obras de construcción en las que los trabajadores han decidido hacer huelga, el paro fue absoluto, según los sindicatos. Mientras que en cementeras como Portland, Cemex, Hormicemex, Cementos Molins, ocurrió lo mismo. Como en Roca (Madrid y Vigo), y el sector de la madera, como Puertas Norma (Soria) o Maderas Iglesias (Vigo).

Poco antes de la medianoche, por ejemplo, la entrada de camiones de mercancías a Mercamadrid transcurría "con normalidad", salvo los ligeros retrasos ocasionados por la presencia de piquetes informativos y la restricción de accesos al mercado, según la patronal. En cuanto a las fábricas de automóviles, en la planta de General Motors-Opel en Figueruelas (Zaragoza) sólo accedieron a la factoría, informa Efe, los servicios mínimos pactados entre el comité de trabajadores y la dirección de la empresa, según los sindicatos.

Además, la huelga se ha dejado notar en la factoría de PSA Peugeot Citröen de Vigo donde, a falta de datos oficiales de seguimiento en el turno de noche, los sindicatos hablan de "dificultades" para que puedan arrancar las líneas de producción. Por su parte, los trabajadores del turno de noche de la planta de Volkswagen (VW) en Navarra, que tiene unos 4.400 empleados, también han secundado de "forma masiva" la huelga, valoraron los sindicatos.

Como curiosidad, el PSOE mantendrá cerrada su sede de la calle Ferraz de Madrid durante la jornada convocada para este miércoles y no ha fijado servicios mínimos para los trabajadores de su Grupo Parlamentario ni en el Congreso ni en el Senado.

Octava huelga

La octava huelga general desde la reinstauración de la democracia se produce en el peor momento de la economía española desde hace más de medio siglo. Y la consecuencia no puede ser otra que un hartazgo social que han canalizado -y capitalizado- los sindicatos mayoritarios en la calle.

Nunca antes se habían convocado dos huelgas generales en apenas ocho meses. Nunca antes la Confederación Europea de Sindicatos (CES) había hecho coincidir una huelga general en cuatro países (España, Portugal y, parcialmente, en Grecia e Italia) y, al mismo tiempo, manifestaciones en Francia, Polonia o la República Checa. Y nunca antes se había producido un malestar social tan general contra el actual sistema político. 

La rebelión contra la legislación que regula los desahucios ha hecho de caja de resonancia de esta nueva huelga general, cuyo objetivo declarado es la convocatoria de un referéndum sobre los recortes, pero que va mucho más allá. Supone devolver al movimiento sindical al primer plano de la actividad política, al menos durante 24 horas. Y por eso, UGT y CCOO no se han cansado de repetir que no se trata de sólo de un paro laboral, sino de un movimiento de protesta social contra los recortes.

Fuente:    http://www.elconfidencial.com

martes, 13 de noviembre de 2012

PP y PSOE se acercan ya al nivel de erosión de los dos grandes partidos en Grecia

PIERDEN 19,3 PUNTOS EN LA INTENCIÓN DE VOTO DURANTE LA CRISIS



PP y PSOE sólo se han movilizado para atajar los desahucios ante el temor a una airada reacción social, pese a que ambas formaciones debaten el tema en el Congreso desde hace casi una década. Una falta de miras y una lejanía a los problemas de los ciudadanos que les pone en la senda de Grecia. Al menos así lo expone Ignacio Molina, investigador principal de Europa del Real Instituto Elcano, que en un artículo publicado ayer no sólo advierte de la “rápida erosión” a la griega que afronta populares y socialistas, sino que va más allá y alerta sobre la amenaza que pende sobre el modelo bipartidista en España.


“Ya sabemos que la crisis del euro ha arrasado con todos los gobiernos de los países del Sur. Un paso cualitativo trascendental es cuando empieza a amenazar también a los sistemas políticos en su conjunto”, expone. Un cambio de paradigma que arranca de la crisis de los partidos mayoritarios: “Hasta ahora, pensábamos que era imposible el contagio a España de una pauta de evolución similar a la griega, en donde grupos radicales o euroescépticos consiguieran capitalizar el malestar ciudadano y amenazar el bipartidismo clásico (…) Sin embargo, la reciente publicación del Barómetro del CIS correspondiente a octubre de 2012 confirma algunos síntomas de muy rápida erosión en el apoyo de los dos grandes partidos”.


Los números no mienten: populares y socialistas españoles ya han hecho la mitad del camino en el rechazo de los ciudadanos. Nueva Democracia y Pasok, los grupos equivalente a PP y PSOE en el país heleno, contaban con el 77,4% de los votos en las elecciones de octubre de 2009. En los últimos comicios celebrados en junio de 2012, apenas tres años después, las dos formaciones se habían dejado 35,4 puntos y sólo acaparaban el 42% de los sufragios. En España, los partidos mayoritarios sumaban el 83,8% de las papeletas cuando los españoles acudieron a las urnas en marzo de 2008. La última estimación del CIS les concede apenas un 64,5% de la intención de voto, 19,3 puntos menos. Un desplome más que inquietante.


“Es verdad que, a diferencia de lo ocurrido en Grecia, aún no han surgido partidos populistas o extremistas de derecha y que la izquierda beligerante contra la actual UE no ha desbancado a la actual socialdemocracia –expone Molina en su artículo, titulado ¿Una evolución a la griega del sistema de partidos español?-. Y es cierto también que la ley electoral seguirá dificultando mucho más que la griega el desarrollo de esta tendencia. Sin embargo, no hay dudas sobre la erosión del PSOE y del PP, que supone ya más de la mitad de la que han sufrido sus equivalentes griegos”. 


El drama de los socialistas


Con especial preocupación para los socialistas, que son los que más ceden tanto en España como en Grecia. En este sentido, el Pasok ha pasado en tres años de un 43,9% a un 13,2% de los sufragios, una caída de más de 30 puntos. En esta línea, el PSOE ha perdido 15,3 puntos en intención de voto, quedándose en el 28,6% desde el 43,9% que atesoraba en los comicios de 2008. Eso sí, los beneficiarios varían en función de las particularidades de cada país. La debacle socialista ha sido aprovechada en Grecia –país con un sistema consolidado sobre la base de dos grandes formaciones europeístas hasta esta crisis- por la izquierda radical (Syriza), que ha subido 22 puntos, y por dos formaciones de extrema derecha y de derecha populista, que han aumentado en 14 puntos su representación. 


En España, sin embargo, el descontento ha sido sobre todo capitalizado por los partidos de raíz autonómica, con la deriva independentista en Cataluña como mejor exponente. “Una mirada a los datos recientes de Galicia, el País Vasco y Cataluña (donde destaca el hundimiento del PSOE a favor de grupos de izquierda no precisamente europeísta y la evolución populista del nacionalismo conservador en el caso específico catalán) refuerza esa conclusión”, expone en su análisis el investigador del think tank. También subieron con fuerza partidos pequeños como IU y UPyD, con sendos incrementos de seis puntos, así como el voto blanco, que se incrementó en tres puntos.


Lo que finalmente está en juego es la viabilidad del modelo. “Los importantes interrogantes sobre la sostenibilidad de la deuda, el acceso al crédito financiero o las reformas estructurales que pueden ayudar a que nuestros países recuperen la senda del crecimiento, se desarrollan en paralelo a otras incógnitas aún más preocupantes sobre la capacidad que tiene el sistema político en su conjunto para seguir resultando legítimo ante sus ciudadanos”, expone Molina. “Si estos no vislumbran una luz al final del largo túnel que dé sentido a tanto ajuste y si sigue deteriorándose la cohesión social, no puede resultar extraño que, entre otros efectos, se erosione rápidamente el apoyo a los grandes partido políticos”, remacha.

Fuente: http://www.elconfidencial.com

Suicidios no, homicidios

Querido banquero.

Ya, ya sé que a usted nadie le regaló nada (qué le van a regalar), que no todo el mundo puede conducir un Audi como el del anuncio, que su yate lo pagó a tocateja, que en los contratos hipotecarios de su banco todo se explica bien claro y que, si consintiésemos que los hombres traicionasen por dinero, España sería un sin dios.

Querido juez.

Ya, ya sé que a usted no le tiembla el pulso con los de abajo ni tampoco con los de arriba (uf, qué le va a temblar), que su señoría sólo es un humilde servidor de las normas, que lo firmado obliga y que esto del igualitarismo ya era un obsesión del gremio desde el siglo XIX. Anatole France: "La ley, en su majestuosa igualdad, prohíbe tanto a los ricos como a los pobres mendigar en las calles, dormir bajo los puentes y robar el pan".

Querido policía.

Ya, ya sé que usted hace lo que dice el juez, que no hay delito más perseguible que los que se quedan con lo ajeno, que usted se contiene lo indecible, lo imposible, lo sobrehumano, antes de sacar la porra y golpear contrariado a los que tratan de impedir un desahucio.

Querido cerrajero.

Ya, ya sé que usted hace lo que le dice el policía. Que no fue usted el que pidió un crédito de 250.000 euros para una casa que no podía pagar, que en su empresa también hay un ERE y que cuando introduce la ganzúa aséptica lo hace del lado de los buenos, rezándose que las leyes son justas, sabiendo quién es el culpable en esta historia y de qué parte está.

Querido político.

Ya, ya sé que usted hace lo que le dice el voto del cerrajero. Que como diputados llevaban semanas, meses, años, lustros, sufriendo con los que sufren, a ver si no. Y que no tiene nada que ver en este viraje copernicano de 'populares' y socialistas que Amaia se haya lanzado al asfalto desde un cuarto piso cuando la comisión judicial iba a echarla a la calle...

Querido banquero, querido juez, querido policía, querido cerrajero, querido político. Queridos todos.



No era una casa; era el hogar. Eran las zapatillas de felpa. El buenas noches y el hasta mañana. Los pies estirados sobre la mesa. La manta en el sillón y el mando a distancia. El pasillo que conoces con los ojos vendados y esa única oscuridad que no nos da miedo. La cama en la que murió mamá. Y todas las fiestas de cumpleaños de los niños, con las fotos tomadas en la misma mesa. 
No era una casa; era el hogar. Eran las muescas que se hacían en el marco de la puerta para que ver quién era más alto. Y las narices pegadas a la ventana nocturna, roturando el vaho, a ver si pillábamos a los Reyes. Era la foto de la boda en blanco y negro. Ese amanecer con el paisaje de siempre que tanto tranquiliza.

No era una casa; era el hogar. Era el "este es mi sitio" del sofá y toda la juventud que guardas en cajas en el trastero. El hueco del álbum y las habitaciones que se fueron vaciando. La vajilla que ya nunca se estrenará.
No echabais a una persona de una casa, idiotas. No.

La echabais del alma misma.

Cortando la amarra decisiva.

Entrando con gases lacrimógenos a sangre y a fuego en ese último espacio respirable llamado hogar.


Pedro Simón, en el mundo.es

lunes, 12 de noviembre de 2012

Norma reguladora de los desahucios


Ataques personales, guerra sucia y mensajes subliminales en la campaña catalana


Ataques personales, guerra sucia y mensajes subliminales en la campaña catalana


El candidato de Convergència i Unió (CiU), Artur Mas, admitía este sábado en Lérida, en un acto con empresarios de esta demarcación, que le resulta muy difícil no caer en las provocaciones que le lanzan cada día desde diferentes ámbitos y que a menudo ha de morderse la lengua. No le falta razón. Desde que decidió liarse la manta a la cabeza y ponerse al frente de las reivindicaciones independentistas, no han parado de lloverle críticas y palos desde todos los rincones.

El candidato socialista por Tarragona, Xavier Sabaté, se refirió al todavía President en términos muy duros. Sabaté lo acusó sin tapujos de beneficiarse personalmente de la supresión del Impuesto de Sucesiones. La acusación tiene mucha retranca, porque el padre de Artur Mas falleció cuando él ya había logrado el poder y en el momento en que eliminaba el impuesto. Pero tiene otro trasfondo, ya que el progenitor del candidato convergente había mantenido una cuenta en el paraíso fiscal de Liechtenstein, de la que era beneficiario el propio Artur Mas, mientras ocupaba sucesivamente los cargos de consejero de Economía y de conseller en cap, es decir, el segundo del Gobierno catalán en el último gabinete de Jordi Pujol.

El líder socialista, Pere Navarro, también hurgó en la herida fiscal y le recordó que “en Cataluña, un niño que va a la escuela con fiambrera tiene que pagar 3 euros y una persona que hereda una fortuna no tiene que pagar nada”.

Y es que Artur Mas concita fobias entre muchos rivales. Arcadi Espada, uno de los más firmes defensores de Ciutadans y enemigo confeso del nacionalismo, escribió este fin de semana un duro artículo en El Mundo. ”Nadie salvo sus íntimos puede descartar que el presidente Mas sufra alguna patología mental más o menos transitoria”, alertaba. Le calificaba de “sargento totalitario” y de exhibir hechuras “de golpista” y aseguraba que “todo catalán autodeterminado debería considerar como un golpe franco a su inteligencia y como una prueba de decadencia moral la propia existencia política de Artur Mas”.

Pero no es el único ataque personal. Más cáustico se mostró el diputado de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) Marc Sanglas, número 6 de la candidatura por Barcelona, que atacó sin piedad a la candidata popular, Alicia Sánchez-Camacho. “Nos han enviado a esta señora, que ha pasado algunas veces por el quirófano”, espetó el dirigente republicano. Y la comparo con Satanás por transmitir un mensaje de miedo ante la independencia.

Querella de Ciutadans

Jordi Cañas, portavoz de Ciutadans, que del mismo modo concurre en las listas de este partido, también se las ha tenido en los primeros días de campaña. El diario digital Directe.cat!, de la órbita de ERC, publicó este sábado como foto del día la instantánea de una persona que se le parece, vestido con símbolos predemocráticos y que sostiene en sus manos una gran bandera con el antiguo escudo franquista. El título era ácido: ”¿Es el candidato Jordi Cañas de C’s?”.
La respuesta de la formación no nacionalista no se hizo esperar: El abogado Carlos Carrizosa, que ocupa el séptimo lugar en la lista de Barcelona, anunció inmediatamente "acciones legales" contra el diario y su director, “puesto que se ha publicado una fotografía que, claramente, no es de Jordi Cañas, y además dicen que se han puesto en contacto con el afectado para que afirme o desmienta si es él o no, hecho totalmente falso”. Según Carrizosa, la publicación de la foto “tiene una clara intencionalidad de juego sucio contra nuestra formación política y contra Jordi Cañas”. El director del diario, Joan Puig, es un exdiputado de ERC en el Congreso y se hizo famoso cuando okupó la piscina de la casa que Pedro J. Ramírez tiene en Mallorca.


Vídeos polémicos

 
La corrupción tiene también un puesto destacado en las preferencias temáticas de las campañas. Un vídeo de Plataforma per Catalunya machaca a Artur Mas, literalmente, a ritmo de sardana. En un momento determinado, la canción dice. “Ya estamos hasta los huevos de ladrones y corrupción”, mientras en pantalla aparece la efigie del President. El vídeo acaba con una conocida imagen que ha sido también utilizada por una firma comercial y con el eslogan “yo no soy tonto”.
 
De manera similar, la formación independentista Candidatura d’Unitat Popular (CUP) sacó a la luz otro vídeo en el que aparecen sucesivamente las imágenes del consejero de Interior, Felip Puig (que había sido secretario general de Convergència Democràtica de Catalunya los últimos años), de Oriol Pujol (actual secretario general) y de Fèlix Millet, el saqueador confeso del Palau de la Música, mientras una voz en off dice: ”Ahuyentaremos a los mafiosos de la destrucción y la cleptocracia”.
 
Ésta es, pues, una campaña electoral excepcional. Mucha independencia, mucha bandera, mucha vehemencia y mucho alarde apocalíptico. Pero también muchos ataques personales, mucha guerra sucia y mucho mensaje subliminal.

Fuente:  http://www.elconfidencial.com

domingo, 11 de noviembre de 2012

España no podrá soportar una tormenta financiera como la del pasado mes de junio

El Gobierno se encomienda a Draghi tras rebasar la línea roja de 450 puntos en la prima de riesgo
Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, y Luis de 
Guindos, ministro de Economía.



¿Va a hacer algo más el BCE? Esa es la pregunta del millón de dólares (o de euros) que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se está formulando una y mil veces desde que la prima de riesgo superó a finales de esta semana el límite máximo de los 450 puntos básicos. La delgada línea roja que marca la calma chicha en los mercados de capitales ha sido sobrepasada y las alarmas del rescate obligado han vuelto a encenderse en el bunker económico de La Moncloa.


Si algo está claro es que España no podrá soportar una tormenta financiera como la del pasado mes de junio, con un spread de deuda por encima de los 600 puntos básicos y una tasa de rentabilidad de los bonos a 10 años superior al 7%. Fue entonces cuando el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, saltó de su asiento para dar un golpe en la mesa asegurando que el primo de Zumosol de Frankfürt haría todo lo que estuviera en su mano para evitar que su tocaya, la prima de riesgo, se convirtiese en el pariente pobre que arruinara de manera definitiva la economía española.


Aquello resultó mano de santo porque los mercados entendieron que España no estaba sola ante el peligro y que los refuerzos del BCE terminarían de combatir la plaga de malditos especuladores dispuestos a hacer su agosto con las calamidades de la periferia europea. El dique de contención contra los inversores oportunistas se fijó en los 450 puntos básicos, un objetivo que no es el ideal pero que sirve de espantapájaros para ahuyentar a todas las aves de rapiña que amenazan con destrozar la costosa siembra de ajustes y reformas implantada por el Gobierno del Partido Popular.


La semilla de la recuperación económica tardará todavía un largo tiempo en dar fruto, probablemente para finales de 2013 o quizá hasta ya entrado el 2014, pero a Rajoy lo que ahora le preocupa es que el pedrisco de la insufrible crisis financiera eche a perder la cosecha antes incluso de que aparezcan los primeros brotes verdes. Las últimas declaraciones de Draghi eludiendo el compromiso de fijar un suelo razonable a la rentabilidad de la deuda pública española han atraído a los pájaros de mal agüero que rápidamente han empezado a picotear las raíces de los tallos elevando el coste de los abonos por encima de ese nivel supuestamente infranqueable de los 450 puntos básicos.


Los responsables de la política económica mantienen ahora los dedos cruzados con el deseo, pero también la esperanza, de que el BCE termine por demostrar su contundencia en los mercados de capitales facilitando un soporte adecuado a los activos financieros españoles y asegurando así el acceso a la financiación de nuestros bancos y empresas. La confianza con que Luis de Guindos trata de calmar al gran jefe se fundamenta en que “Draghi no es Trichet” y a buen seguro, dicen los más optimistas, que las autoridades monetarias conseguirán perfeccionar el mecanismo de compras directas, conocido por sus siglas en inglés como programa OMT, que fue anunciado a bombo y platillo el pasado mes de septiembre.


Las prisas no son buenas consejeras y el presidente del BCE sabe que en Europa el que mucho corre pronto para, sobre todo si Alemania está sometida a la tensión política del ambiente electoral que se respira en las inmediaciones del Bundestag. En esta atmósfera enrarecida cualquier salto puede conducir al vacío y de ahí que el amigo Draghi haya tenido que replicar a Rajoy sacudiéndose el compromiso de fijar un suelo concreto de 200 puntos básicos para la prima de riesgo en España.


Lo mejor, una vez más, es enemigo de lo bueno y el Gobierno tendrá que seguir peleando con las inclemencias de la crisis para demostrar su inquebrantable voluntad de cambio ante toda Europa. Las reformas de segundo grado, esas que afectan a la fibra más sensible de la economía cotidiana de los ciudadanos, continuarán en los próximos meses con el fin de ajustar el marco de las reconversiones de libro que ya han sido impresas en el Boletín Oficial del Estado (BOE). El despido colectivo a 20 días dentro de la Administración del Estado o el retraso en la edad de jubilación anticipada son dos claros y recientes ejemplos de la estrategia con que Rajoy intenta convencer a sus socios comunitarios. Pronto llegarán el plan de empleo juvenil y la liberalización de los servicios profesionales, entre otras normativas de mayor calado.


El objetivo es ganar tiempo al tiempo para seguir modificando la estructura económica mientras la prima de riesgo no se dispare. La semana que empieza es determinante para comprobar si los negros nubarrones de los últimos días se disipan o se precipitan. Si el anticiclón procedente del BCE nos da un respiro o el temporal arrecia con una inundación que obliga a buscar refugio en Europa. De momento, y mientras no se demuestre lo contrario, el rescate puede esperar porque, como dicen en Palacio, “pedirlo ahora sería como ponerle una pistola en el pecho a Merkel... y otra a Draghi”.

 
  Fuente:   newsletter@elconfidencial.com

Independencia y Unión Europea




¡Viva Quebec libre! ¿Quién puede olvidar el discurso irresponsable y malicioso de De Gaulle en julio de 1967, durante su visita a esta desafortunada provincia, convertido desde entonces en el grito por excelencia del tribalismo occidental?

Y ahora, una vez más, Cataluña se pone a la larga cola, con sus próximas elecciones en las que el asunto de fondo es la independencia, mientras los vascos acechan detrás y los escoceses no solo acechan, sino que siguen adelante. Y seguimos con «Padania» en Italia, una región liderada por la horrible Liga Norte, y la lista no termina ahí.


La suposición que alimenta esta agitación hacia la secesión e independencia en Europa es que todos estos nuevos Estados de algún modo encontrarán refugio como Estados miembros de la Unión Europea. Sin esta suposición, el apetito por la independencia decaería de modo significativo, silenciado por la amenaza mucho mayor del océano que representaría tener que seguir el camino en solitario.


El Tribunal Supremo de Canadá, en su cuidadosa y meditada decisión sobre Quebec, cuyo razonamiento sigue siendo válido hoy, demostró con claridad que ninguno de estos casos disfrutan de un derecho de secesión de acuerdo con el Derecho Internacional Público, ya que todos estos territorios tienen libertades individuales y derechos colectivos, que les permiten proteger sus nacionalidades e identidades culturales dentro de sus respectivos Estados.


Pero la cuestión no es solo qué derechos existen y cuáles son las normas aplicables. Es simplemente desmoralizante desde un punto de vista ético contemplar cómo casos como el de Cataluña nos devuelven al principio del siglo XX, a la mentalidad de posguerra, cuando la noción de que un único Estado podía abarcar más de una nacionalidad parecía imposible —de ahí la profusión de tratados específicos sobre minorías durante la desaparición de los imperios otomano y austro-húngaro.


Estos acuerdos estaban llenos de buena intención pero carecían de imaginación política; y, eventualmente, no escondamos los hechos desagradables, que alimentaron y llevaron a la lógica venenosa de la pureza nacional y la limpieza étnica. No se equivoquen: no estoy sugiriendo en absoluto que alguien en Cataluña quiera la limpieza étnica. Pero sí creo que la mentalidad de «ir por libre» está asociada con este tipo de mentalidad.


Sí, cierto es que vascos y catalanes sufrieron muy serias injusticias históricas antes de la llegada de la democracia a España. Y siento una enorme, y digo enorme, empatía y simpatía hacia los catalanes que quieren vivir y reivindicar su cultura y su identidad política propia. Para miles de ellos, quizá para la mayoría, se trata de esto. Pero jugar «la carta de Franco» como justificación para la secesión es solo una hoja de parra para tapar un egoísmo económico y social seriamente equivocado, un orgullo excesivo cultural y nacional y la ambición desnuda de los políticos locales. Además, va diametralmente en contra del sentido histórico de la integración europea.


La imponente autoridad moral de los padres fundadores de la integración europea —Schumann, Adenauer, De Gasperi y el propio Jean Monnet— se debió a que estuvo enraizada en la ética cristiana del perdón, combinada con una sabiduría política ilustrada, en la que se entendía que es mejor mirar hacia adelante, hacia un futuro de reconciliación e integración, en vez de revolcarse en el pasado europeo, que, por cierto, fue infinitamente peor que los peores excesos del execrable Franco.


A veces se dice que los principios de democracia y autodeterminación requieren poder decidir a través de un referéndum. Pero, por supuesto, esta afirmación ignora la pregunta de quién es el sujeto político con derecho a determinar si la nación histórica —incluso si está compuesta por varias nacionalidades— he de romperse, permitiendo así la secesión. ¿Permitimos a cada «minoría» cultural, política y lingüística en Europa que celebre un referéndum sobre secesión e independencia? ¿Los corsos? ¿Los bretones? ¿Los galeses? ¿Los germanohablantes del Alto Adige?


La lista es interminable, dada la fantástica riqueza cultural de Europa. ¿Por qué no habrían de ser los franceses en conjunto, o los británicos en conjunto, o los italianos en conjunto, los que puedan decidir el futuro de su propio Estado? ¿Por qué habrían ser los catalanes, y no el conjunto de ciudadanos españoles los que puedan decidir la ruptura de su reino? No hay una respuesta evidente a esta pregunta. Yo argumentaría que solo bajo condiciones de verdadera represión política y cultural se puede presentar de modo convincente el caso para un referéndum regional. Con su extenso (aunque profundamente defectuoso) Estatuto de Autonomía, los argumentos catalanes a favor de la independencia producen risa y son imposibles de ser tomados en serio; argumentos que además abaratan y resultan insultantes ante otros casos meritorios, aunque inconclusos, como el de Chechenia.


La Unión Europea lucha hoy en día con una estructura de toma de decisiones sobrecargada, con 27 Estados miembros, y, lo que es más importante, con una realidad sociopolítica que hace difícil persuadir a un holandés, a un finlandés o a un alemán de que tienen un interés humano y económico en el bienestar de un griego, un portugués o, también, un español.


¿Por qué habría de resultar de interés incluir en la Unión a una comunidad política como sería una Cataluña independiente, basada en un «ethos» nacionalista tan regresivo y pasado de moda que aparentemente no puede con la disciplina de la lealtad y solidaridad que uno esperaría que tuviera hacia sus conciudadanos en España? La propia petición de independencia de España, una independencia de la necesidad de gestionar las diferencias políticas, sociales, económicas y culturales dentro de la comunidad política española, independencia de la necesidad de resolver diferencias y trascender el momento histórico, descalifica moral y políticamente como futuros Estados miembros de la Unión Europea a Cataluña y a otros casos parecidos.


Europa no debería ser vista como un nirvana para esa forma de euro-tribalismo irredento que contradice los más profundos valores y necesidades de la Unión. La presunción de una pertenencia automática a la Unión debería ser rechazada de forma decisiva por aquellos países que sufren la amenaza de una secesión, o, si sus líderes, por razones políticas internas no tienen coraje para decirlo, por la propia Unión u otros Estados miembros, con Francia a la cabeza.


Sería enormemente irónico que el proyecto de pertenencia a la Unión acabase creando un incentivo que diese sentido a la desintegración política. Hay una diferencia fundamental entre dar la bienvenida a la Unión a España, Portugal o Grecia, recién salidos de una fea y represora dictadura, y dársela a una Cataluña que es parte de una democracia que funciona y que en este momento requiere una expresión profunda de solidaridad interna y externa. Al buscar la separación, Cataluña estaría traicionando los mismos ideales de solidaridad e integración humana sobre los que se fundamenta Europa.


Espero que nunca ocurra, pero el único mérito de un referéndum en Cataluña sería permitir a los catalanes que tuviesen el buen sentido de rechazar la propuesta. Si se llega al referéndum, todos los europeos deberían esperar que los catalanes actúen de este modo. Y si no lo hacen, bueno, deseémosles bonvoyage en su destino separatista.


Leemos en  http://www.almendron.com

Por Joseph H.H. Weiler, catedrático de la Facultad de Derecho de la Facultad de la Universidad de Nueva York.