“No sé si
fue un invento progresista del PSOE tras la transición o evolución normal de
nuestra sociedad cuando se comenzó a hablar de equiparar proporcionalmente a la
mujer y otros sectores tradicionalmente
relegados en la responsabilidad política.
Nos encontramos entonces ante un
papel que “se dice”
es más igualitario y en la que el contrapeso de la historia ha colocado
en posición más emergente a grupos tradicionalmente marginados.
La “era Margaret
Thatcher supuso un merecido cambio
en la participación de la mujer en cargos de responsabilidad en los gobiernos y
desde entonces la carrera parece tan imparable
que ya están surgiendo otros grupos “marginales” ahora afectados por
actitudes de exclusión.
La cuestión política ha tenido que pasar de la época del
“consejo de ancianos” al monopolio de los “ yuppies” ( universitarios titulados, con posibilidades
económicas o sin ellas, “obreros de cuello blanco”...) dejando atrás a amplios
sectores de la sociedad que curiosamente aguantan sobre sus espaldas la
responsabilidad de sacar adelante “ a quienes parece que deben llevar las
riendas de la sociedad que buena o mala han heredado”.
Los que fuimos muy jóvenes en la transición éramos
espectadores privilegiados del
protagonismo de políticos fracasados en el 36 y desplazados por “elefantes” de
nueva ola... inauguradores de las eras
del “pelotazo” y del abuso carroñero que
nos ha dejado España en estado ruinoso.
Las esperanzas que la izquierda en la transición llenó de
expectativas e ilusión a nuestro pueblo, no pueden caer en saco roto, ante el
vuelo rasante de tanto pájaro en búsqueda de presas fáciles.
Acudir a la población más debilitada y con menores cuotas de
formación e información parecen ayudar a quienes utilizando un patrimonio moral
que nunca debió pertenecerles, traicionaron los ideales de Pablo Iglesias, convirtiendo su práctica política en
“privilegiado” afán de comisiones y corruptelas.
Hasta en nuestra provincia podemos encontrar ejemplos
lacerantes de quienes un día “se
apuntaron” a la participación pública en Madrid y otras ciudades importantes,
como “emigrantes” de la “oportunidad política”, causando vergüenza cuando no procesos - anticorrupción y escándalos – y ahora
pretendiendo eternizarse lejos de los lugares donde “nunca se atrevieron
a volver, escondidos en nuevos “bunker”
del post franquismo...
Necesitamos partidos
que prioricen valores éticos y morales, desterrando el caciquismo existente y que
busquen candidatos desprovistos de esa rémora que tanto ha igualado a unos y
otros de la clase política, pues no encontrarlos será la confesión de nuestro
definitivo desastre.
No podemos sustituir la
competencia por la mediocridad o la
necesidad de participar por la opción de las empleomanías.
Se escuchan discusiones pero pensar que la solución la tienen que dar “siempre los
jóvenes, las mujeres, o los marginados”,
mientras se crea una sociedad que convierte a los mayores en “su problema”.
Hay un reto en los próximos años:
- Defensa de una nueva
ética política desprovista de cuotas de clientelismo y empleomanía.
- La preponderancia del espíritu de
servicio contra un concepto materialista de hacer todo a cambio de mejores
ingresos...
- La recuperación de la independencia de juicio, en el
análisis y en la acción, cuando el riesgo es sustituir las propias
convicciones por “los puestos”.
- Buscar la
implicación de más sectores en la búsqueda de soluciones a los problemas
comunes, lejos de del “marketing” de una sociedad de consumo que parece
estar destinada a un grupo “menos
peligroso porque no piensa”.
- Combatir el “pasotismo” de los que consideran perdida toda la
esperanza de incidir en mejora de la sociedad, conformándose en vivir como
“rémoras” del sistema”.
Dario
Pozo Ruz.
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