viernes, 11 de enero de 2013

El Gobierno tiene un plan


8 de enero de 2013
Cuatro muñecos cogen la palabra PLANComo si de un propósito de año nuevo se tratara, el Gobierno comienza 2013 anunciando un plan para la regeneración democrática. Igual que los ciudadanos deciden que es hora de dejar de fumar o de ir al gimnasio, el Ejecutivo de Rajoy anuncia que está dispuesto a sacudirse la pereza y poner solución a una serie de problemas cuya existencia negaba o cuya importancia minimizaba. Hace poco más de un año, en el debate para su investidura, Mariano Rajoy atacaba a la portavoz de Unión Progreso y Democracia, Rosa Díez, por pedir soluciones a la lacra de la corrupción. Ahora, parece que el asunto le preocupa, igual que la transparencia, el enmarañado ordenamiento legal, los derechos humanos y el escaso papel del Senado. Ante su falta de experiencia en la materia, el Gobierno ha encargado el Plan de Regeneración Democrática al Centro de Estudios Políticos y Sociales (CESP).

Detrás del anuncio del Gobierno, aparte del espíritu renovador que a todos nos embarga con el cambio de año, hay algo más: encuestas. El CIS ha confirmado la creciente desconfianza de los españoles hacia sus instituciones. No es casualidad que los ciudadanos estén más preocupados por la corrupción o por los políticos que por la sanidad o por la educación. Han comprendido que si los servicios públicos están en riesgo es, sobre todo, por el defectuoso funcionamiento institucional del Estado, más aún que por la falta de fondos públicos. O dicho de otra manera: la crisis política ya es percibida como el origen de nuestros problemas antes que la crisis económica, que es, en buena medida, consecuencia de la primera. Con la falta de liderazgo que le caracteriza, Mariano Rajoy y su equipo actúan sólo cuando le ven las orejas al lobo, y lo hacen a medias, con intenciones más cosméticas que reformistas.
 
 



La credibilidad del Presidente en este asunto - como en tantos - es nula. Hoy mismo se ha sabido que el Gobierno intentó colocar a Rodrigo Rato en Endesa antes de que fuera fichado por Telefónica, pero que la eléctrica lo rechazó cuando el ex Ministro fue imputado a raíz de la querella que UPyD presentó contra los consejeros de Bankia y BFA. El PP está acostumbrado a este tipo de maniobras, a mover los hilos para salvar los muebles de sus dirigentes y amigos. Se niega sistemáticamente a las comisiones de investigación sobre las cajas de ahorros y está envuelto en tantos casos de corrupción como el PSOE. Quizás por esto, Rajoy no tiene reparos en coincidir hoy con Artur Mas en la inauguración del AVE Barcelona-Gerona (con la presencia, también, del Príncipe Felipe). Flaco favor hace el Presidente a la regeneración democrática reuniéndose con un dirigente que no sólo está envuelto en varias tramas de corrupción, sino que además no cree que el Estado de Derecho vaya con él.

La regeneración democrática, tal como la entiende el PP, no incluye, por ejemplo, la independencia de los poderes del Estado. Hace pocos días el Ministro de Justicia anunció un nuevo mecanismo para la configuración del Consejo General del Poder Judicial que consiste, a grandes rasgos, en su apropiación por parte de la mayoría parlamentaria. Tampoco la despolitización de los órganos reguladores merece la atención de los muñidores del plan, ni una palabra que justifique su exclusión. Mientras tanto, los inspectores del Banco de España acusan a la cúpula de la institución de alterar las conclusiones.

Sí se sienten obligados a explicar la ausencia de la reforma electoral. Para el Presidente del CESP y encargado de urdir el plan del Gobierno, la actual Ley Electoral "ha producido en España gobiernos de todo tipo, por mayorías absolutas y relativas tanto del PP como del PSOE". En su opinión, las reglas de juego "son iguales para todos" y si un partido minoritario "trabaja mucho y bien, pues pasa a ser mayoritario". Traduciendo esta retórica progubernamental al castellano corriente, lo que el Presidente del CESP quiere decir es que a estas alturas no vamos a obligar a PP y PSOE a  trabajar mucho y bien para mantener sus mayorías. Que no tienen costumbre.

 
 
Por lo demás, el plan que se anuncia es vago e incompleto en todo lo que toca. El cinismo 'gatopardesco' de la máxima "cambiar algo para que todo siga igual" va reduciendo sus probabilidades de éxito a medida que las sociedades maduran. Y la española está demostrando un nivel de madurez que debería llevar al Gobierno a tomarse en serio sus demandas, y no tratar de regatearlas con señuelos como este plan de encargo.
 
Fuente: upyd.es
 
 

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