No hay peores ciegos que los que no quieren ver...
Favor por favor. El Rey pidió a Iñaki Urdangarín que invitase a gastos pagados a su amiga Corinna zu Sayn-Wittgenstein a
la primera edición del Valencia Summit, un foro internacional sobre
turismo y deporte organizado en 2004 por el Instituto Nóos.
El yerno de don Juan Carlos no se pudo negar: el monarca había conseguido que el magnate Bernard Arnault, dueño del imperio Louis Vuitton, fuera el principal sponsor del evento, y además la factura del viaje y la estancia de la princesa alemana corrían por cuenta de la Generalitat Valenciana y el Ayuntamiento de la capital.
La presencia de Corina Larsen -su apellido de soltera- en el Valencia Summit de 2004 sacudió la semana pasada a la Casa del Rey, después de que Diego Torres,
el exsocio de Urdangarín en el Instituto Nóos, entregase al juez unos
correos electrónicos intercambiados aquel año entre la amiga del monarca
y un empleado de la entidad supuestamente sin ánimo de lucro. Los
emails no tienen ninguna relevancia desde el punto de vista penal, pero
con ellos Torres ha dejado claro su intento de chantaje al jefe del
Estado y a su antiguo socio con la amenaza de revelar nuevos y más
comprometedores documentos si entra en prisión.
El Rey, según fuentes muy cercanas a la Zarzuela consultadas por El Confidencial,
pidió a su yerno que incluyera a Corinna, que el próximo día 28
cumplirá 48 años, en la lista de invitados de aquel congreso
internacional "para ayudarla a ampliar sus contactos". La amiga
del monarca, gran aficionada como él a la caza y la vela, era entonces
la responsable de una agencia británica especializada en organizar
safaris para clientes exclusivos. Y, sobre todo, colaboraba muy
activamente con la Fundacion Laureus, una organización que aúna
filantropía y deporte.
Fue
precisamente esa afición común a la caza el detonante de la amistad
entre el Rey y Corinna. Según las fuentes consultadas, el jefe del
Estado era cliente habitual de Boss Sporting Agency (BSA), una agencia
londinense promovida por la prestigiosa armería Boss&Co
especializada en organizar exóticos y exclusivos safaris para
aristócratas y millonarios europeos. Corinna era la responsable de BSA, y
a comienzos de 2004 conoció a don Juan Carlos en una expedición de caza
a Mozambique.
Comisionista e intermediaria
Corinna estaba entonces casada con el príncipe alemán Casimir zu Sayn-Wittgenstein,
de quien se divorció un año después. Tras su separación siguió
utilizando por su cuenta el apellido de su exmarido y el tratamiento de
princesa, y en 2005 montó su propia empresa: Apollonia Associates. La princesa
Corinna se convirtió entonces, gracias a los contactos de altísimo
nivel labrados durante su etapa en la agencia de safaris, en una comisionista de lujo que cobraba por intermediar en grandes contratos internacionales, principalmente entre empresas europeas y gobiernos árabes.
Según fuentes próximas a la investigación del caso Urdangarín,
Corinna viajó a Valencia desde Londres el 26 de octubre de 2004, la
víspera de la inauguración de la primera edición del Valencia Summit -hubo dos más en 2005 y 2006-, por la que la Generalitat de Francisco Camps y el Ayuntamiento de Rita Barberá pagaron al Instituto Nóos un cánon de 1,1 millones de euros. La princesa alemana se alojó en el mismo hotel que Urdangarín y Torres, el Eurostars Gran Valencia, cercano al Palacio de Congresos donde se celebró el evento.
El
pasaje de avión de ida y vuelta de la amiga del Rey y su estancia en la
capital valenciana fueron reservadas a través de la agencia Europa
Travel, según las mismas fuentes. El coste del viaje, alojamiento y
manutención del centenar de ponentes, observadores e invitados -Corinna
entre ellos- asistentes al foro sumó otros 310.000 euros, que también
fueron abonados con fondos públicos. De esta forma, el margen de beneficio de Urdangarín y Torres no se redujo, y ambos socios se embolsaron prácticamente limpios los 1,1 millones del cánon.
Viajes privados y oficiales
Tras su visita a Valencia, el contacto entre Corinna y el Rey fue mucho
más frecuente. La comisionista alemana acompañó a don Juan Carlos en
muchos viajes privados e incluso oficiales, y actuó en numerosas ocasiones como representante del monarca ante gobernantes y grandes empresarios de países árabes. Entre 2011 y 2012, el jefe del Estado llegó a viajar al menos en tres ocasiones con Corinna en contra del criterio de sus médicos. El
monarca ignoró la recomendación de los facultativos y se trasladó,
primero, a Mónaco; más tarde a Kuwait y los Emiratos Árabes, y por
último al polémico safari en Botsuana.
Los emails que Torres asegura guardar aún en su poder, y que su abogado ha amenazado con desvelar, demostrarían que el Rey estuvo siempre al corriente de
los negocios de su yerno e incluso llegó a impulsarlos, y que si en la
primavera de 2006 forzó su aparente marcha del Instituto Nóos fue porque
salieron a relucir públicamente los primeros trapos sucios de
aquél. En febrero de aquel año, en efecto, el PSOE de Baleares
cuestionó por primera vez en el Parlamento autonómico los pagos que el
entonces presidente regional, Jaume Matas, hizo a la entidad sin ánimo de lucro por la organización de un foro sobre deporte y turismo similar al Valencia Summit.
Fuente: http://www.elconfidencial.com