Y no es que los medios de comunicación mientan, pero tampoco son objetivos al cien por cien, porque en periodismo, la objetividad es un término muy utilizado en el campo teórico pero muy difícil de llevar a la práctica.
Los principios básicos del periodismo entienden que la información debe ser objetiva, veraz e imparcial. Ello exige, por una parte, la separación clara y expresa entre la información y la opinión publicadas en los medios de comunicación. También es muy importante que las distintas fuerzas políticas, sindicales, sociales, culturales y religiosas tengan un tratamiento equitativo.
Cuando la información publicada proviene de una institución, organización o empresa, se tiene que indicar claramente la orientación filosófica, política, ideológica, religiosa o económica del autor.
La objetividad viene determinada, en muchos casos, por la estructura personal y financiera del medio de comunicación, y también está sujeta a las presiones propias de la publicidad (en el caso de los medios privados) y a las exigencias políticas (en el caso de los medio públicos).
En este mismo punto también interviene la línea editorial de los medios de comunicación. Esto se ve claramente si ponemos como ejemplo que una revista especializada de una asociación de médicos nunca publicará una noticia donde se hable de los errores médicos de este colectivo que han provocado la muerte de pacientes.
La limitación natural del periodista (como ser humano) para percibir todo lo que va a suceder o dónde tiene que dirigirse para ser testigo de un hecho noticioso. Así, es muy normal que en los medios de comunicación aparezcan noticias de hechos programados pero pueden haber otras informaciones mucho más importantes de las que no se hable porque nadie estaba allí para contarlo.
La elección de la noticia. Todo periodista tiene la necesidad profesional de seleccionar, por puro motivo de espacio y/o tiempo, qué va a decirse y qué va a callarse. Esta selección puede hacer que un hecho que es noticia en un programa de radio que dura una hora, no lo fuese si este mismo programa sólo tuviese una emisión de treinta minutos. El hecho es el mismo, pero puede o no ser noticia dependiendo de si hay tiempo para explicarlo o no.
Las fuentes
Elección de las fuentes. El informador tiene que procurar recurrir a fuentes "objetivas" y, a poder ser, de las dos partes cuando se trate de un conflicto. Pero tampoco se puede controlar al cien por cien el interés que pueda tener una fuente de información (sobretodo empresas, políticos, policías, jueces, ciudadanos, etc.) en decir ciertas cosas y en callar otras. Las informaciones ofrecidas por las fuentes se escapan un poco del control del periodista y pueden hacer que la noticia sea más o menos objetiva.
Jerarquización dentro de la propia noticia. La información dentro de los medios de comunicación suele seguir la estructura básica de pirámide invertida, es decir, se empieza contando lo más importante y conforme se va avanzando se van ofreciendo otros datos y hechos menos relevantes. Pero es el informador el que decide con qué empieza y con qué acaba, qué titular pone y qué es para él lo más importante.
Redacción y diseño de la información. La forma en que redactemos una información, así como el diseño que le demos, puede influir en la objetividad. El hecho de que una información esté acompañada de una fotografía, una gráfica o una animación, puede hacer que el lector o consumidor la considere más importante que el resto (aún cuando esto no sea así). Hay informaciones que son más propensas a llevar fotografías por el simple hecho de que el fotógrafo se encontrase allí en ese preciso momento. Pero esto no significa que sea más importante que otras informaciones que sólo tienen texto.
Jerarquización de la noticia dentro del conjunto del medio. Igual que en el apartado anterior, la ubicación de una información en primera página puede dar a entender que es la más importante. Estas jerarquizaciones influyen en la objetividad de la información ya que predisponen al lector sobre la importancia o no de una noticia, antes de poder tener una opinión por sí mismo.
Fuente: http://www.mujeractual.com
Cuando cualquiera de nosotros lee, escucha o ve una noticia en
los distintos medios de comunicación, pensamos que es una información
completamente objetiva, lo que ha pasado en realidad, y que no existen
otras versiones de los hechos.
Tenemos la sensación, e incluso la
seguridad, de que los medios de comunicación nunca mienten y
consideramos que la información difundida por ellos es la "verdad
absoluta".
En resumen, tenemos una gran fe en la objetividad de la
información.