La campaña de IU y del PCE
José Carlos Rueda Laffond,
profesor titular de Historia de la UCM, cita asimismo como elementos de
"potencial desgaste" de la Corona "los abusos de poder, la corrupción,
las fricciones institucionales o los escándalos", pero insiste en que,
para tumbarla, hace falta algo más que una "crisis de Estado": un "frente anti monárquico más o menos sólido,
erigido en alternativa y contrapoder", como sucedió en España en 1931 o
en Grecia en los setenta. Y ahora no lo hay, aunque el peso de la
cultura y memoria republicanas "sea algo mayor que años atrás".
No
es casual, por tanto, que PCE e IU –y, dentro de ella, el sector de
Izquierda Republicana (el partido de Manuel Azaña) que dirige Javier
Casado Arboniés– se hayan propuesto agitar la llama, convencer a la
ciudadanía de que no sólo urge derrocar a Juan Carlos I, sino construir "una verdadera democracia donde el poder radique en la gente,
que aborde grandes reformas", ya que el sistema actual "no da respuesta
a la crisis y hace pagar a los de siempre", destaca Marga Ferré,
secretaria de Programas de IU.
Los medios han jugado un papel clave en el refuerzo de la institución.
La crisis. Una ventana de oportunidad para unos. Para otros, una fuente de desgaste para los políticos, no para la Casa Real. Jaime Pastor,
profesor de Ciencia Política de la Universidad Nacional de Educación a
Distancia (UNED), está entre los primeros. Cree que el batacazo de la
economía, junto con el auge de la memoria histórica, la creciente
exigencia de laicismo o el agravamiento de las tensiones territoriales,
pueden actuar de motor del cambio: "El rey volvió a aparecer en Navidad como aliado del capital, identificado con la banca y los responsables de la recesión".
Como
IU, Pastor subraya que hay que presentar la república como "alternativa
democratizadora", superando "la nostalgia" de 1931. "La recesión lleva
visos de provocar una crisis del sistema político
–responde categórico Ruiz Miguel–. Y llegará un momento de plantear
responsabilidades y preguntarnos qué hizo la Monarquía para evitar esta
situación". Tesis opuesta a la de Cruz, Rueda Laffond, León o
Gurrutxaga.
A medio camino, el sociólogo de la UCM Armando Fernández Steinko, autor de Izquierda y republicanismo. El salto a la refundación (Akal, 2010): "Las crisis sirven para poner en práctica cosas asumidas previamente. No son un buen momento para hacer avanzar una identidad compleja como la republicana.
Aunque también abren oportunidades, pues en un proyecto republicano
economía y política están al servicio del bien común, de los
ciudadanos".
La familia real como tabú
El PCE, cuando celebró su I Conferencia Republicana, el pasado 27 de noviembre,
pidió un debate sobre la Monarquía "sin coacción". Aún colea la
impresión de que el rey es tabú. "PSOE y PP tienen mucho miedo a abrir
la caja de Pandora –señala Pastor–. Aunque se perdiera un referéndum a
favor de la república, el solo hecho de hacer un debate público haría
tambalear el sistema". Cruz añade otra razón más mundana: "No hay un
partido con fuerza en las Cortes Generales que obligue a situar esta
discusión en la agenda. Y los dos mayoritarios no lo hacen por el
elevado coste electoral". "Evidentemente, este tema no da votos", replican León y Gurrutxaga.
Ledesma
juzga que los medios han jugado "un papel clave" en la consolidación de
Juan Carlos. "En Gran Bretaña, la familia real es atacada a diario y no
se defiende como gato panza arriba. Aquí puede ser síntoma de que no
está muy asentada".
Rueda Laffond diseccionó con su compañera Carlota
Coronado en La mirada televisiva. Ficción y representación histórica en España (Fragua, 2009) el tratamiento del 23-F en las TV movies
de La 1 y Antena 3: "Los medios han impulsado un capital simbólico
asociado a la figura del rey y la Corona –dice hoy–. Respecto al golpe
de Estado, la televisión ha reforzado una percepción ciudadana sobre su intervención a la hora de frenarlo,
aunque simplificando otras variables históricas. Otras veces, la
representación de su familia se ha movido extramuros a la hagiografía,
caso de la teleserie de Telecinco Felipe y Letizia". Gurrutxaga alega que los medios, simplemente, "responden a la dinámica social imperante".
Sucesión y cuestión nacional
¿España es realmente monárquica? Unanimidad: es juancarlista.
"No hay apoyo a la Monarquía en sí misma, sino a Juan Carlos. No hay
obstáculos de cultura política", indica Cruz. De hecho, una guerra está
ganada: según los expertos, está claro que la Corona es una figura
añeja, "anacrónica". "Sería impensable trasladar a otras instituciones
sus claves medulares –la herencia, su carácter vitalicio o la primacía
del varón–, por antidemocrático y discriminatorio", sentencia Rueda
Laffond.
No se prevén problemas cuando llegue la hora de la
sucesión, aunque el debate se repetirá. Fernández Steinko recomienda al
príncipe Felipe buscar una causa que le legitime, como abrazar un modelo
económico más justo.
Las fisuras podrían venir, para algunos analistas, en el País Vasco y Catalunya,
las autonomías menos apegadas al rey. Otros, sin embargo, entienden que
en ambos territorios prima el eje nacionalista, no el antimonárquico.
En
España, la república es patrimonio de la izquierda, aunque sectores de
la ultraderecha también la reclamen. Es producto del pasado. Y de la
izquierda tendría que venir la Tercera. Josep Fontana, catedrático emérito de Historia Económica de la Pompeu Fabra, aconseja no perderse con las musas: "Hay que hablar de un programa reformista avanzado, que suscite una ilusión como la de 1931. Entonces, la Monarquía aparecería como lo que es: un montaje ceremonial de la más completa inutilidad, que podría liquidarse con un ERE y unas pocas jubilaciones anticipadas".
LA CORONA, EN CIFRAS
Las cuentas reales aún siguen sin control público
8,43 millones para 2011. Por primera vez en democracia, la Casa del Rey verá reducida su partida con respecto al año anterior. En 2011, la Corona recibirá 8.434.280 euros,
frente a los 8.896.920 del ejercicio pasado (un 5,2% menos, inferior
al ajuste medio del 15% en los ministerios). No se conoce el desglose
porque así lo permite el artículo 65.1 de la Constitución. Además, hay
gastos que el monarca no paga de su bolsillo: viajes al exterior,
rehabilitación de los palacios o nóminas de sus 127 funcionarios y ocho
trabajadores eventuales (5,9 millones).
Más transparencia. No están solos IU-ICV, el PCE o ERC. Los expertos también aconsejan mayor transparencia,
ya que, como dice José Luis Ledesma, "es contrario a la salud
democrática que haya zonas oscuras en la vida pública; los ciudadanos
deben saber qué pasa con su dinero". Pero avisan de que no es un
elemento capaz de movilizar a los ciudadanos: "Mucha gente piensa que
el gasto de la Casa Real es similar al de una Presidencia de la
República", alega Rafael Cruz. José Carlos Rueda incide en que, para la
mayoría, la Corona es vista "desde un prisma emocional", como "glamour,
distinción" y carne de la prensa rosa. Armando Fernández Steinko
achaca la poca crítica al individualismo de la doctrina neoliberal:
"Si falta una visión macrosocial, es más fácil legitimar la
apropiación de lo público. La Monarquía es un ejemplo más".
LAS FECHAS CLAVE
1873: nuevo régimen por la renuncia de un rey
Amadeo I de Saboya
renunció al trono el 11 de febrero. Las Cortes se reunieron y
proclamaron la I República. Se sucedieron cuatro presidentes (Estanislao
Figueras, Francisco Pi i Margall, Nicolás Salmerón y Emilio Castelar).
El golpe de Estado de Manuel Pavía dio el poder al general Francisco
Serrano en enero de 1874. En diciembre, pronunciamiento del general
Arsenio Martínez-Campos y Restauración de los Borbones en la persona de
Alfonso XII y de su hijo Alfonso XIII.
1931: la victoria en las urnas y en la calle
Un triunfo en los comicios municipales del 12 de abril
–victoria de las listas republicanas en 41 de las 50 capitales de
provincia– y la fiesta popular sirvieron para tumbar la Monarquía. Al
bienio progresista (1931-33), protagonizado por Manuel Azaña, siguieron
dos años con la derecha en el poder, los del derribo de las reformas.
1936: el golpe que devoró la legalidad republicana
En julio de 1936, a los cinco meses de la victoria del Frente Popular, parte del Ejército se subleva.
La República resistirá tres años. El 1 de abril de 1939, Franco pone
fin a la guerra, pero no a una brutal represión que perviviría hasta
1975.
http://www.publico.es/espana/354248/es-posible-la-tercera-republica