miércoles, 27 de febrero de 2013

Vuelven los ‘tambores’ sobre el rescate



 
Rajoy pierde a su mejor aliado ante Merkel y vuelven los ‘tambores’ sobre el rescate

La caída de Monti -10,5% de los votos en la Cámara de Diputados y el 9,1% en el Senado- tendrá consecuencias para España. Y más en concreto para la política exterior, que tendrá que buscar nuevos aliados para compensar la hegemonía de Alemania. El primer ministro saliente ha sido durante el último año y medio el mejor aliado de Rajoy en la Eurozona, pero el nuevo escenario político que se cierne sobre Italia en forma de ingobernabilidad amenaza con dilapidar esa estrategia de ‘geometría variable’, como la definió un alto funcionario de Moncloa. 

Los posibles pactos con Hollande, el presidente francés, se han considerado siempre puntuales, pero no tenían el carácter estratégico que en el caso de Monti. Entre otras cosas, como sostiene Ignacio Molina, analista del Real Instituto Elcano, porque “Francia juega en otra liga y su socio natural es Alemania”.

Ahora bien, Molina sostiene que la reciente historia europea ha demostrado que una estrategia conjunta de España, Francia e Italia da resultados, como sucedió en el Consejo Europeo del pasado mes de junio, que dio el primer paso para la integración bancaria europea.

En la misma línea hay que situar la cumbre sobre el crecimiento que se celebró en Roma para doblar el pulso a Alemania con el objeto de que cediera en su política de rigidez presupuestaria. Rajoy siempre ha descartado echarse en brazos de Merkel –como le sucedió a Sarkozy- por el enorme coste que tendría en la política interior, y de ahí que su obsesión desde que llegó a la Moncloa haya sido buscar socios temporales (salvo en el caso de Italia). Claro está, siempre que ello no supusiera un enfrentamiento serio con Merkel.

Lo que preocupa al Gobierno español es que la salida de Monti -“una bendición para España”- intensifique la presión sobre la deuda pública italiana, cuyo diferencial con el bono alemán se desplomó, precisamente, tras la llegada del veterano político italiano a la jefatura del Gobierno hasta situarse, incluso, por debajo de los niveles de España en lo que se denominó el ‘efecto Monti’. 


Ayer, sin embargo, la prima de riesgo italiana se acercó a la española hasta los 46 puntos básicos (394 puntos), lo que significa que esa confianza en las reformas económicas se está agotando. Al menos hasta que se despeje el panorama político. 

Este efecto contagio se demuestra en que ayer la rentabilidad del bono español a diez años se situó en el 5,37%, el nivel máximo desde noviembre de 2012.

Pero sobre todo preocupa que Italia -que tiene hacer frente este año a enormes vencimientos de su deuda pública- se vea obligada a pedir el rescate financiero por parte de la UE, lo que pondría a la economía española en el disparadero. Sobre todo teniendo en cuenta que el Gobierno de Rajoy y su ministro De Guindos siguen convencidos de que la economía puede reflotar sin necesidad de acudir a la ayuda financiera exterior. De ello llegó a presumir el presidente del Gobierno en el último debate sobre el estado de Nación.


Vencimientos de deuda
Hay que tener cuenta que el Tesoro italiano tiene que hacer frente este año a vencimientos de deuda que representan nada menos que el 31% de su PIB, mientras que en el caso de España equivalen al 23%, un porcentaje, igualmente, extremadamente elevado (por encima de Grecia, Portugal e Irlanda). 

“España necesita que a Italia le vaya bien”, subraya el analista del Instituto Elcano, toda vez que las oscilaciones de la prima de riesgo tienen que ver con situaciones políticas. O dicho en  otros términos, el diferencial con Alemania dependerá de la irreversibilidad del euro. Y desde luego no es la mejor tarjeta de visita el hecho de que los dos ganadores de las elecciones italianas, Berlusconi y Beppe Grillo, plantearan sus respectivas campañas con un brutal ataque al euro y a las políticas diseñadas por Alemania.


Al menos, sostiene Molina, el resultado de los comicios puede provocar que Alemania “se asuste” -y no sólo en el plano económico, sino también en el político a cuenta del nacimiento de movimientos populistas- y eso ayude a flexibilizar su posición sobre el ajuste fiscal, sobre todo en un contexto macroeconómico como el actual, en medio de una recesión. 

No hay que olvidar, en todo caso, que Italia no tiene problemas tan acuciantes como España en términos de déficit público. Las previsiones que acaba de dar a conocer la Comisión Europea, de hecho, estiman que este año se cerrará con un desequilibrio fiscal  equivalente al 2,1% del PIB (la tercera parte que el español), lo que da más tiempo a las fuerzas políticas para negociar sin necesidad de aprobar ajustes urgentes. Otra cosa es que Alemania apriete para aprobar un paquete de reformas que saquen al país de la recesión. Sobre todo si las agencias de calificación, en vista de que no se hacen reformas, rebajan la nota de Italia, lo que tendría un efecto dominó sobre el conjunto de la Eurozona.

En este contexto, se considera probable que Berlusconi esté en condiciones de ayudar a sostener un hipotético Gobierno de Bersani -el líder del centro-izquierda- a cambio de inmunidad en relación a sus innumerables procesos judiciales. 

En ese caso, el Gobierno de Rajoy debería recuperar la alianza con Italia, sumando en el empeño a Polonia, un país que tiene mucho en común con España pero que inexplicablemente ha quedado ausente en los últimos años de la política exterior nacional (salvo en la época de Aznar).
   
Esta recomposición de la política de alianzas, de hecho, ya puede estar en marcha. Cuatro Estados miembros de la Unión Europea (España, Italia, Polonia y Suecia) han encargado a diferentes think-tanks de sus respectivos países la redacción de un documento informal titulado Estrategia Global Europea que debe estar terminado en mayo de 2013. El ministro De Guindos lo definió ayer de forma precisa: “Lo que es bueno para Italia, es bueno para España”.

Fuente: EL CONFIDENCIAL

martes, 26 de febrero de 2013

Los partidos no sirven; debemos explorar otras formas más valientes"

 

Stéphane Hessel, autor de 'Indignaos', ha impulsado un nueva formación política en Francia.


Subversivo, agitador de masas y tan oportuno como un genio del marketing político. Stéphane Hessel, el autor de ‘Indignaos’ (Destino) o, lo que es lo mismo, del ensayo totémico que ha dado nombre a los impulsores de una revolución silenciosa en varios puntos del planeta, ha vuelto otra vez a la carga. Ya no hay tiempo para más diagnósticos sobre la situación socio-política, hay que pasar a la acción: “Indignarse sí, pero para construir algo nuevo con otros formatos de representación colectiva”, al margen de los partidos políticos tradicionales.

El nonagenario eligió un debate organizado por el semanario francés Le Nouvel Observateur para lanzar su última proclama política. El escenario no fue casual: la presentación del último ensayo del europarlamentario Daniel Cohn-Bendit, cuyo título, Cómo acabar con los partidos políticos, ya lo dice todo. El convulso contexto electoral que vive Europa tampoco es casual. Y es que el elevado apoyo social al Movimiento Cinco Estrellas liderado por Beppe Grillo en Italia, a Syriza en Grecia, al Best Party en Islandia o al UK Independence Party en Inglaterra está sacudiendo de abajo hacia arriba todos los esquemas en los que se sustentaba la política institucional. En España la réplica más cercana a estos movimientos ciudadanos es el Partido X, una formación a la que se ha presentado como heredera del 15-M. 



Para Hessel no se trata de “populismo”, ni mucho menos de “antipolítica” como algunos de los analistas políticos más mediáticos han definido a estas incipientes formaciones surgidas desde la ciudadanía. Él lo ha llamado “reformismo subversivo”. A lo que se refiere este padre de la Declaración Universal de Derechos Humanos con este concepto no es más que a la clásica estrategia del Caballo de Troya: irrumpir en las instituciones para transformarlas desde dentro.

El impulsor de ‘Roosevelt 2012’, ¿más antipolítica?

La fórmula que él mismo está liderando en Francia lleva el nombre de Roosevelt 2012. Con cerca de 100.000 simpatizantes en estos momentos, su principal objetivo consiste en “contribuir a formar un pujante movimiento ciudadano, una insurrección de las conciencias que sirva para gestar una nueva política a la altura de las circunstancias”. Hasta ahora solo se ha consensuado un manifiesto en Internet, mientras que los grupos de apoyo distribuidos por toda la geografía francesa tratan de preparar el terreno para implantar lo que ellos llaman “las decisiones subversivas y valientes”.Debemos renunciar a las intimidaciones de quien dice que si se plantean alternativas se pondrá en riesgo a Europa

Para poner en marcha el ‘reformismo subversivo’ “hay que renunciar a las intimidaciones de quien dice que si plantean alternativas se pondrá en riesgo a Europa o a la democracia. El peligro solo surge cuando no se pueden cuestionar las tesis de Milton Friedman (teórico neoliberal) haciéndonos creer que no tenemos la opción de gestionarnos de otra forma”, apunta Hessel. En este punto, recurre al argumento central del último ensayo del economista René Passet, Las grandes representaciones del mundo y la economía (Clave Intelectual), quien en una reciente entrevista con El Confidencial comparó el neoliberalismo con las religiones por tratarse de dogmas y actos de fe.

La responsabilidad cómplice de los partidos tradicionales

No hay duda, según Hessel, de que vivimos en un sistema criminal. “La lección que debemos sacar de este drama, es que no debamos permitir que el sistema económico y financiero siga sin dar respuesta a las necesidades más básicas de la gente”. Una situación de la que responsabiliza indirectamente a los partidos políticos que hasta ahora se han encargado de gestionar la vida pública. “Lo que le reprocho a las formaciones tradicionales es que han estado siempre ensimismadas y cerradas sobre sí mismas. No miran hacia el futuro. Los partidos solo se preocupan de ellos y su visión se reduce a un ámbito nacional. No creo que puedan servir para buscar el bien común, por lo que debemos explorar otras formas de gestión política”, añade Hessel.Queremos formar un pujante movimiento ciudadano que sirva para gestar una nueva política.


La cuestión se centra, dice el político y exdiplomático, “en saber en qué fuerzas hay que apoyarse para superar la crisis de confianza en la política que sufren nuestras sociedades contemporáneas”. Una vez más, Hessel deja claro que no se trata de la antipolítica, sino de todo lo contrario, de recuperar la política desde abajo y con la participación de la ciudadanía para salir adelante: “Sin política la humanidad no podrá seguir progresando”.

Finalmente, y como redactor de la Carta de Derechos Humanos que fue, Hessel no puede evitar recurrir a ciertos principios fundamentales vilipendiados hoy en día y por los que “la ciudadanía de todo el mundo tiene que luchar junta”. En este sentido apela a las ONG y a los movimientos sociales como la última esperanza: “Su capacidad de intervención para cambiar las cosas es formidable, principalmente porque no dependen de los gobiernos nacionales”.

Fuente: EL CONFIDENCIAL

LOS ENANOS DEL REY




Todo el mundo en política lo acepta así y, aunque no se trate de ninguna norma escrita, a nadie le cabe la menor duda de que el poder consiste en el control de la agenda política

Un Gobierno tiene que saber que el amanecer de cada día es, exactamente, como lo espera, que un vendaval de acontecimientos imprevistos no va a levantar un torbellino de papeles en los despachos. Porque cuando eso ocurre, cuando un Gobierno pierde el control de la agenda, ya presiente, sin necesidad de que ningún indicador más se lo confirme, que el final se acerca irremediable. 

Aunque esta máxima siempre se le ha aplicado al poder político, quizá porque, a diferencia de otros poderes del Estado, está más expuesto a las convulsiones que se presentan cada día, no es descabellado pensar que ese mismo virus es el que afecta desde hace un tiempo a la propia Corona de España. Se trata, sencillamente, de pensar que el mal mayor que afecta estos días a la monarquía es que ha perdido el control de la agenda política, algo que, con esta intensidad, no le había sucedido desde que asumió el reinado tras el túnel de la dictadura. 


Don Juan Carlos no gobierna los acontecimientos, el entorno lo ha desbordado y cada día está expuesto a que un vendaval entre por su ventana y remueva todos los papeles de su mesa de despacho. Desde Urdangarín hasta Corinna, desde Rafael Spottorno hasta García Revenga, el entorno del Rey se ha espesado hasta crear un barro difícil por el que es imposible caminar con acierto.

 Se ha sublevado el entorno, ha desbocado la agenda real, y ya no hay mañana sin que don Juan Carlos pueda temerse un revés en los periódicos, un sapo nuevo que tragarse a sabiendas de que será imposible la digestión. Por eso ahora, llegados a este estado de cosas, lo fundamental para don Juan Carlos es el reconocimiento de esta realidad y atajarla, sin detenerse en las excusas que irán ofreciéndole a cada instante; pasar por encima de las exculpaciones para comprender al fin que si hoy la monarquía se tambalea no es por oscuras conspiraciones republicanas, sino por el cúmulo de despropósitos de su entorno.

 Es en la descoordinación de quienes le asesoran, es en la vanidad de quienes se sientan en su mesa, es en la avaricia de quienes han usado su nombre para hacer fortuna a donde tiene que dirigir su mirada el monarca, porque es ahí, sólo ahí, donde está el origen de todos sus males. Sin obviar, además, que en cada uno de esos frentes hay un porcentaje de responsabilidad del propio don Juan Carlos.



De la cadena de acontecimientos vividos en los últimos días, podríamos fijarnos en el más cercano, la tormenta que se desató el viernes cuando José Antonio Zarzalejos desveló en El Confidencial que la posibilidad de una abdicación de don Juan Carlos a favor de su hijo, el príncipe Felipe, ya se contemplaba en la Casa Real, ya la meditaba el propio Rey como una hipótesis probable para ofrecer a la ciudadanía el impulso de regeneración institucional que precisa la Corona.

Es evidente, como reseñaba el propio Zarzalejos, que una decisión así tendría que realizarse en un momento de ‘serenidad ambiental’ que no convirtiera el gesto en una derrota, que no hiciera de la abdicación una claudicación. El momento, en definitiva, lo elegiría el propio don Juan Carlos con el acierto demostrado en todos estos años para elegir las palabras exactas en el acto oportuno. Que aquella crónica haya derivado en una cadena de desmentidos oficiales, sólo puede ofrecernos una muestra clara de la desorientación de la que antes se hablaba, del atropello de acontecimientos que ha desbordado la agenda del Rey. 


Quiere decirse, en suma, que lo único extraño, lo único inquietante, sería que este trasladara a los españoles que, ocurra lo que ocurra, pase lo que pase, aunque las lesiones físicas sigan castigándolo como ahora, nunca va a renunciar a favor de su hijo. ¿Cómo escandalizarse por lo contrario, si ese gesto, desprovisto de cualquier oportunismo de arribistas y dinamiteros que utilizan toda excusa para zarandear a la Corona, sólo puede entenderse como un gesto de normalidad, que ha sido la principal virtud de don Juan Carlos como rey de España? Lo que se espera de él es que reconozca su entorno, que mire a su alrededor, que se vuelva hacia sí mismo, y sepa hacer un análisis acertado de la realidad. Tan absurdo es pensar en una abdicación que ponga en crisis la Corona como en un reinado vitalicio per se, como los monarcas de hace cuatro siglos. 

¿La hipótesis de la abdicación? Lo alarmante sería lo contrario, que ni se contemplara. Con la misma normalidad con la que don Juan de Borbón asumió, en su día, el paso atrás que tenía que dar para conseguir que la monarquía fuera una realidad en la España democrática.


Pasados los años, en 1985, a don Juan de Borbón le preguntaron por aquella renuncia suya, en una entrevista en la revista Tiempo. Y dijo don Juan, distanciándose de sí mismo: “Lo que yo creo es que los hombres somos instrumentos de la historia. Que las corrientes históricas se imponen de todos modos”. La primera parte de la afirmación nos habla sólo de la modestia, de la entrega de una persona al país que ama.

Lo fundamental de la sentencia está en la segunda parte, en la certeza de que las corrientes históricas se imponen de todos modos. Don Juan Carlos, que lo sabe bien porque lo ha vivido como nadie, tiene que volver a gobernar su tiempo en la historia. Porque no es este un tiempo de enanos.

Javier Caravallo en EL CONFIDENCIAL

Enel desmantela la cúpula de Endesa y traslada todo el poder a Roma


Enel ha empezado a ejercer de jefe en Endesa cuatro años después de hacerse con el control casi total de la compañía española. La multinacional italiana ha reestructurado la cúpula directiva de la antigua empresa nacional de energía, que ha quedado relegada a una división más del grupo público transalpino. El poder financiero, el de estrategia, el de compras, el de auditoria y el de comunicación pasa de Madrid a Roma.

La nueva estructura es el resultado de la puesta en marcha del proyecto llamado One Company, por el que Enel centraliza multitud de funciones que ahora realizaba Endesa, tanto para la empresa española y su filial portuguesa como para su importante negocio en Latinoamérica. Muchas de estas funciones han sido definidas como globales, tras analizar cerca de ochenta proyectos de integración revisados uno a uno por Fulvio Conti, consejero delegado de Enel, y consensuados con Borja Prado, presidente de Endesa.

Por lo que respecta al centro corporativo de esta última, que ahora pasa a llamarse Iberia & Latam, desaparecen las direcciones generales de Estrategia y Desarrollo, de Compras, de Sistemas y Telecomunicaciones, la Secretaría General y la de Patrimonio. La de Comunicación, la de Recursos Humanos y la Económico-financiera pierden autonomía y pasan a depender directamente de la central en Italia.

En relación con la organización operativa de los negocios en España y Portugal, Enel mantiene las siete áreas geográficas (Andalucía y Extremadura, Aragón, Baleares, Canarias, Cataluña, Portugal y Nordeste), pero se disuelven los departamentos de Estrategia de negocio, Auditoria, Patrimonio, Secretaría General, Comunicación, Compra, Estrategia y desarrollo, Auditoría y Sistemas. 

Latinoamérica se convierte en una unidad independiente, que ya no consulta sus decisiones al Consejo de Administración de Endesa en Madrid, sino que informa directamente a Roma, donde Enel, participado en un 30% por el Estado italiano, tiene su sede central. La división latinoamericana sufre el mismo recorte de funciones que las de España y Portugal.  



Según documentos internos, se da la circunstancia de que la estructura corporativa de Endesa deja de tener un director financiero directo, Paolo Bondi, que pasa a dirigir lo que ahora se llama Planificación y Control. Es decir, la compañía cotizada no cuenta con un chief financial officer (CFO), argumento que fuentes oficiales rechazan al exponer que Bondi es el financiero de Endesa, SA. Lo mismo ocurre con la dirección general de Estrategia y Desarrollo, que ahora pasa a denominarse Análisis y Proyectos, o con la de Auditoría, un aspecto fundamental en cualquier compañía listada en bolsa.

Para ocuparse de estas labores, Enel ha creado Global Business Services (GBS), una unidad interna dirigida directamente desde Roma. Este departamento se encarga de gestionar los presupuestos de seguridad, servicios generales, inmuebles, alquileres, comunicación y otras actividades que antes se llevaban desde Madrid y desde Santiago de Chile, sede de Enersis. 


Un momento delicado

En cuanto al personal, del nuevo organigrama de Iberia y Latam han desaparecido Salvador Montejo, secretario general del Consejo y responsable de la Secretaría General, Enrique Durand, de Auditoría, y Arturo Maldonado, de Patrimonio, que pasa al área de servicios globales. Lo mismo ocurre con los directivos de España y Portugal y de Latam de divisiones individualizadas. 

Todo este proceso se produce al tiempo que Endesa está negociando con los sindicatos un nuevo convenio colectivo con recortes sociales para la plantilla, parte de la cual será invitada a dejar el grupo por la caída de la actividad en España. Por su parte, Enel está inmersa en un proceso importante de reducción de deuda para mejorar su salud financiera tras acometer grandes adquisiciones, como la de Endesa, por casi 12.000 millones de euros.

Fuente: EL CONFIDENCIAL 

Y VAN DOS RECIENTES ERRORES: ¿DIMISIÓN COHERENTE EN UN PARTIDO COHERENTE. ¿QUE DIREMOS AHORA?





El diputado de UPyD Toni Cantó aseguró ayer en su perfil de Twitter que “la mayor parte de las denuncias por violencia de género son falsas. Y los fiscales no las persiguen”. En cuestión de minutos, y aunque se apresuró a ofrecer cifras que sostuvieran la afirmación -sin éxito-, su nombre se convirtió en trending topic. Twitter y Facebook se llenaron de insultos para el político y hasta la secretaria de Igualdad del PSOE, Purificación Causapié, exigió su “dimisión inmediata”.

La polémica se suma a la que protagonizó el diputado hace dos semanas, cuando estuvo en boca de todos tras defender en el Congreso la iniciativa legislativa popular que pedía que la fiesta de los toros fuera declarada Bien de Interés Cultural en toda España. En su intervención, Cantó citó al filósofo Fernando Savater y expuso su opinión ética sobre el asunto, afirmando que “ni los toros ni el resto de los animales tienen dos de los que son nuestros derechos fundamentales, el derecho a la libertad (...) y el derecho a la vida”. La frase fue inmediatamente sacada de contexto y la red se incendió con el siguiente titular: “Toni Cantó: los animales no tienen derecho a la vida”. 

El club de las personas a las que odia todo el mundo

Se puede estar de acuerdo o no con el diputado de UPyD, pero la realidad es que, al menos en el caso de los toros, si se analiza su discurso con detenimiento, es difícil encontrar un exabrupto o, al menos, una opinión que consideraríamos fuera de tono en otros políticos. No importan las razones: basta pronunciar el nombre de Toni Cantó en un bar, una reunión de amigos o una red social para que caigan sobre él todo tipo de insultos. 



El diputado de UPyD despierta una animadversión difícil de explicar, y es el último miembro del selecto club de 'las personas que odia todo el mundo', que cuenta entre sus filas con gente como Leire Pajín, Willy Toledo o Ramoncín, individuos que no tienen nada en común salvo una cosa: la aversión atávica que despiertan en gran parte de los españoles. ¿Qué hay que hacer para recibir tantos insultos? ¿Es algo consustancial a la persona o a lo que dice?

Para el asesor de comunicación Luis Arroyo, no importa tanto la persona, ni el discurso; todo depende del papel que te toca jugar, y el portavoz de UPyD tiene uno especialmente difícil: “Cantó tiene un pasado como actor, un perfil amable, y ha decidido cambiarlo por el de político, que es muy hostil. El riesgo es mayor, pues se convierte en sospechoso de traición. Es como si Richard Gere se mete a hacer una película de terror: todo el mundo le va a mirar con lupa”. A esto se une, cuenta Arroyo, el hecho de que UPyD sea un partido que levanta muchísimas sospechas en el ámbito parlamentario, “porque parecen unos oportunistas que están aprovechando el hundimiento de la política”. 

El profesor de sociología Fermin Bouza va más allá y asegura que UPyD “es un partido bastante odioso porque su fundamento es meterse con todo”. En su opinión, Cantó, a igual que otros históricos políticos entre los que se encuentran Francisco Álvarez-Cascos o Alfonso Guerra, es una persona que se hace aborrecer: “Los sentimientos de los demás los generamos nosotros mismos. Si te odia todo el mundo es porque te mueves a gusto en ese terreno. Es gente a la que le gusta ser impertinente y dar su punto de vista sobre todo. El odio es algo que se fabrica, y esta gente vive de eso”. Cantó, asegura Bouza, “dice muchas tonterías muy molestas para mucha gente”, por lo que, insiste, no es de extrañar que le desprecien tanto.


Bouza no cree que Cantó haya alcanzado el nivel de Álvarez-Cascos o Guerra, pero piensa que podría estar jugando en UPyD el papel que desempeñaban aquellos en el PP y el PSOE, respectivamente: “Aparte de sus partidarios más inmediatos, les odiaba todo el mundo, porque trabajaban por generar miedo en el resto del partido para mantenerlo en orden”.

Arroyo cree que hay puestos en la política de los que es muy difícil no salir escaldado, independientemente de la persona que lo ocupe: “Cuando Leire Pajín era secretaria de Estado de Cooperación no tenía ningún problema. Ese papel era fácil, sólo tenía que repartir dinero y viajar con la reina. De repente, la nombraron secretaria de Organización y tenía que hacer una rueda de prensa todos los días sólo para meterse con el PP. Es un puesto muy duro: no hay un sólo secretario de organización del PSOE o el PP que haya salido indemne”.

Golpeando al chivo expiatorio

Una vez que te han colocado la etiqueta de 'personaje público al que hay que odiar' es muy difícil decir nada sin que las palabras se saquen de contexto. Y la ciudadanía, tal como cuenta Arroyo, no somete las palabras de uno u otro a juicios razonables, ni sopesados. El prejuicio es, pues, la norma, y somos incapaces de valorar el discurso separándolo de quien lo pronuncia.

Si perteneces a una parte de la contienda tienes asegurado el apoyo de los tuyos, pero a la gente que está en el medio le golpean de todos lados Amalio Blanco, catedrático de Psicología Social de la Universidad Autónoma de Madrid, cree que en este contexto de conflicto, de crisis, necesitamos buscar chivos expiatorios sobre los que descargar la ira que acumulamos individualmente y como sociedad.

 “La necesidad de buscar chivos expiatorios es tan importante”, explica el catedrático,  “que aprovechamos cualquier comentario o declaración que pueda colocar al que la diga como enemigo”.

En ese sentido, explica Blanco, no genera odio el personaje, sino sus declaraciones sobre temas polémicos en los que las fronteras están muy marcadas. En su opinión, a Cantó no se le odia por quien es, sino por lo que dice. “En el tema de los toros se ha perdido hace mucho tiempo la mesura, se ha asociado a posturas políticas y dan igual los argumentos, sólo importa el saco en que te metan”, asegura el psicólogo. Toni Cantó se posicionó y le llovieron las críticas. 

El diputado de UPyD tiene, además, una dificultad añadida para defenderse porque, al fin y al cabo, el partido que lidera Rosa Díez es relativamente pequeño y posee una implantación modesta fuera de Madrid. “Si no te defiendes”, explica Blanco, “te dan palos por todos los sitios. En este momento, si perteneces a una parte de la contienda tienes asegurado el apoyo de los tuyos, independientemente de la burrada que hayas dicho, pero a la gente que está en el medio le golpean de todos lados”.

Estar en medio es, precisamente, una de las capacidades de otra de las personas que generan más odio en nuestro país, Willy Toledo. El actor genera animadversión, por exceso y por defecto, a ambos lados del espectro político. Para Bouza su perfil no tiene nada que ver con el de Cantó, pero encaja en la categoría que apuntaba Blanco, la de outsider, que recibe vilipendios por doquier: “Parece muy radical. A la derecha le molesta por razones ideológicas, obvias, y a la izquierda le parece excesivo. En definitiva, es un bocazas y recibe palos de todos”.

Fuente: EL CONFIDENCIAL

lunes, 25 de febrero de 2013

EL ESTADO DE LA NACIÓN ESPAÑOLA

 

 

Nota: La intervención de Rosa Díez en el Debate sobre el estado de la nación de febrero de 2013 es a mi juicio la manifestación mas lúcida que cabria esperar si hubiera apoyo para ejecutar la política que necesita el pueblo, no la clase que monopoliza en clave bipartita. Debemos reflexionar sus palabras: 

"El Gobierno, en un nuevo intento de hurtar al Parlamento su función de centro neurálgico de la democracia, pretende mezclar el debate sobre el estado de la nación con la dación de cuentas de lo que fue el último Consejo Europeo. Por mucho que lo intente, Sr. Rajoy, no podrá evitar que esta portavoz se centre en lo que es más urgente y más importante para España, un país sumido en una grave crisis política, económica y social cuya superación requiere de medidas de choque sin ningún tipo de dilación.

La situación es desoladora:

La pobreza progresa: en sólo un año se ha incrementado dos puntos el número de hogares que se sitúan bajo el umbral de la pobreza; tres niños de cada diez viven en España por debajo del umbral de la pobreza; casi tres de cada diez españoles se encuentran en riesgo de pobreza y exclusión social.

La igualdad, retrocede: España es hoy el país con mayor desigualdad de toda la Eurozona. El grupo que más gana multiplica por 7,5 los ingresos de los que menos perciben. Al inicio de la crisis el múltiplo era 5,3.

Avanza la corrupción: En el índice de Transparencia internacional nuestro país se sitúa en el puesto número 30, habiendo retrocedido nueve puestos en 18 años. Para vergüenza nuestra la calidad de nuestra democracia se deteriora día a día.

Retrocede la calidad de nuestro sistema educativoEl índice de desarrollo educativo en España está veinticinco puntos por debajo de la media OCDE y la calidad del sistema cincuenta y seis puntos por debajo de esa misma media.

Por si eso fuera poco, las diferencias de resultados educativos entre autonomías son tan grandes como entre países de la OCDE, y aumentan si se compara la calidad de la educación. Si las regiones españolas obtuvieran los mismos resultados en PISA que Finlandia, el país de la OCDE que tradicionalmente obtiene los mejores resultados, la renta per cápita española podría llegar a aumentar un 1% anual. En definitiva, que España es un país cada vez más pobre, cada vez más desigual, cada vez más injusto, cada vez más corrupto.

Pero a esta situación no hemos llegado de forma inevitable; ni la mala situación en la que se encontraba nuestro país cuando ustedes llegaron al Gobierno, ni la política de ajustes impuesta por Europa explica este deterioro. Las decisiones de su gobierno han agravado la crisis, han deteriorado la convivencia y han dilapidado la ya escasa confianza que existía entre los ciudadanos y las instituciones.

Cabe recordar que su primer año de gobierno ha sido:

1 – El año del rescate de las Cajas y banca nacionalizada o regalada a los bancos (como la CAM al Sabadell o Banca Cívica a La Caixa, pongamos por caso), a costa de un enorme aumento de la deuda pública (146.000 millones en un año, 400 millones diarios) y por tanto del endeudamiento de los ciudadanos, que en última instancia son los que pagarán todo este dispendio a costa de la educación, la sanidad, las inversiones y sus propios bolsillos.

2 – El año del inmovilismo político y las reformas ausentes: pese a las proclamas de grandes reformas, éstas brillan por su ausencia salvo en aumento de impuestos directos e indirectos, flexibilización del despido sin verdadera reforma laboral -2.300 parados nuevos al día- , y mantenimiento tal cual de la estructura de Estado que tanto ha agravado la crisis por el coste derivado de duplicidades, ineficiencia, despilfarro e irracionalidad. Nada de reformar con fusiones municipales y supresión de diputaciones –eliminando estos entes no electos nos ahorraríamos 6.000 millones al año- , racionalización de las administraciones, etc. Y ni hablar de cambiar la Ley Electoral, por ejemplo.


3 – El año de la recaudación con fraude fiscal: casi toda la política económica del Gobierno ha estado consagrada a aumentar la recaudación a costa de los salarios públicos (funcionarios sobre todo) y del aumento de tributaciones por doquier (tasas judiciales incluidas). No hay otro objetivo que recaudar más y más a costa del consumo privado y del ahorro. Y sin embargo, ha habido amnistía fiscal para grandes defraudadores.

4 – El año de la insensibilidad social: Ustedes han reaccionado tarde y mal a emergencias sociales como los desahucios; en esto, 2012 ha sido un año perdido. Lo mismo cabe decir del aumento de la pobreza y la exclusión social, especialmente la infantil, indicador de que les va peor a quienes debería irles mejor: familias jóvenes con niños. En este sentido también cabe señalar el fracaso que supone que se ofrezca a los jóvenes formados la emigración como toda solución al gigantesco paro juvenil y profesional.

5 – El año del mantenimiento del despilfarro: pese a los drásticos recortes del Presupuesto y la bajada real de las pensiones, el ahorro se hace a costa de la I+D+i y la inversión productiva (ayudas a emprendedores, liquidación de la morosidad a pymes etc.), empeorando la situación y perjudicando la salida de la crisis con nuevas bases para otro modelo económico basado en la innovación y el alto valor añadido de la producción. Suprimiendo las Diputaciones (6.OOO millones de euros al año) se podría haber mantenido la inversión en Investigación. Pero claro, ustedes optan no sólo por mantenerlas sino por reforzar su papel en un intento desesperado por salvar el bipartidismo moribundo.

Porque si hay algo que tienen claro es que puestos a elegir entre el futuro de su partido o el futuro de España…el partido es lo primero.


6 – Por último, ha sido el año del auge del nacionalismo separatista: secesionismo catalán subvencionado con rescate incondicional de la Generalitat, y vuelta de Batasuna a las instituciones en un clima de absoluta impunidad y triunfo político de las tesis de ETA.

El resultado de todas sus políticas es inapelable: El Estado común es más débil ahora que antes de las elecciones de 2011.

Capítulo aparte merece la corrupción política. La extensión de los casos y sospechas de corrupción en las principales instituciones del Estado y en los partidos de gobierno y oposición han convertido la profunda crisis política y económica en una crisis de confianza en el sistema democrático.

Hemos de reconocer que nuestra democracia ha degenerado, alejando a las instituciones de los ciudadanos y de sus problemas. Urge devolver la política a los ciudadanos, sus legítimos dueños, y restaurar la confianza en el buen funcionamiento del Estado. Regenerar la democracia no es otra cosa que las instituciones funcionen y cumplan con su obligación constitucional.

Combatir la corrupción exige aprobar de inmediato leyes eficaces para acabar con la impunidad de los responsables y castigar duramente los comportamientos que pervierten nuestra democracia. La ley ha de prohibir que las personas acusadas por delitos de corrupción política puedan ir en listas electorales; la ley ha de establecer el delito de financiación ilegal de los partidos políticos; la ley ha de perseguir el delito de enriquecimiento ilícito de todos los cargos públicos; la ley ha de poner coto a la discrecionalidad de los indultos otorgados por el Gobierno, excluyendo a los condenados por delitos de corrupción. Es la ley -y no la respuesta exculpatoria- la que ha de obligarnos a todos; sólo desde la ley acabaremos con la impunidad y con los privilegios; sólo desde el respeto a la ley recuperaremos el prestigio de las instituciones y la confianza de los ciudadanos.

Combatir la corrupción exige implantar una justicia independiente, acabando con el reparto vergonzoso entre partidos de los órganos de la justicia. Justo ese pacto que ustedes y ustedes acaban de renovar – rompiendo una vez más su compromiso electoral- y que jueces, fiscales y abogados denuncian en toda España.

Combatir la corrupción exige reforzar la independencia y autoridad sancionadora de los organismos reguladores y de control público, como la Agencia Tributaria, el Tribunal de Cuentas o el Banco de España.

Combatir la corrupción requiere de una Ley de Transparencia que regule los lobbies e incluya a la Casa Real, a los partidos políticos, a los sindicatos, a las asociaciones empresariales y a cualquier institución que se financie de ayudas públicas.

Regenerar la democracia exige aprobar una Ley Electoral justa y proporcional, que favorezca la representación del pluralismo político existente, permitiendo la participación política real de todos los ciudadanos.

Sabemos que estas propuestas de regeneración democrática y de reforma del modelo de estado chocan con el pacto para que nada cambie – unas veces tácito y otras expreso- de los dos grandes partidos. Es ese pacto para mantener triunfante el bipartidismo el que nos ha llevado a esta situación; es ese pacto el que ha permitido que ustedes rechacen juntos (en esta y en la pasada legislatura) todas las propuestas de reformas estructurales que les hemos venido planteando desde Unión Progreso y Democracia.


Porque ustedes confunden alternancia con alternativa y pluralismo político con bipartidismo.

España no es el PP; España no es el PSOE; España no es UPyD. España no es sus medios de comunicación. España no es esta justicia politizada; ni los órganos supervisores politizados por los partidos políticos, que no los conciben sin sus siglas superponiéndose a las personas. España no es este Estado del Bienestar arruinado, esta injusticia creciente, esta pobreza abyecta, esta sensación de abandono. Como cualquier otro país, España no es más que el conjunto de las personas que lo habitan, que trabajan, viven y muere en él, y a veces por él. España no es otra cosa que los españoles.

Frente a toda esta ruina, a todo este retroceso, ustedes han optado por mantener el actual estado de las autonomías en vez de proteger y garantizar el estado del bienestar. Señor Presidente, señorías, ¿no creen que ha llegado la hora de que antepongamos nuestra condición de representantes de los ciudadanos a la de políticos de partido? ¿Cuántos parados más tiene que haber en España para que pensemos en los españoles como ciudadanos en vez de tratarles como a simples votantes? ¿Cuántos jóvenes más tienen que engrosar las listas de paro –casi siete puntos más en un año, más de la mitad de la población juvenil- para que pensemos en las futuras generaciones en vez de preocuparnos por las próximas elecciones? ¿Hasta dónde ha de llegar el número de parados sin prestaciones –más de dos millones- para que nos pongamos a trabajar todos juntos en la búsqueda de soluciones?

Aunque ahora pueda parecer difícil de creer, España tiene futuro. No tenemos por qué resignarnos a mantener un modelo de país que se ha mostrado incapaz de enfrentarse con los problemas que aquejan a nuestra sociedad. Ha llegado la hora de que nos atrevamos a decir alto y claro que es preciso Refundar el Estado si queremos garantizar la libertad y la igualdad de todos los españoles. Porque a pesar de que lo que percibimos cada día es la durísima crisis económica y social, eso no es lo más grave de lo que ocurre en España.

Sólo si resolvemos la crisis política podremos enfrentarnos con éxito a las otras crisis, desde el paro dramático hasta la deuda o la recesión de nuestra economía. Por eso quiero insistir en que el verdadero problema, el que lastra nuestra capacidad de recuperación, es un modelo de estado elefantiásico, inconexo, injusto, improductivo, que no responde a las necesidades de los ciudadanos y que, precisamente por eso, hemos de cambiar.

Refundar el Estado requiere promover un proceso de reforma de la Constitución que habrá de acometerse disolviendo las Cámaras y abriendo un proceso constituyente. Una fórmula jurídica, prevista en nuestra Constitución, que tiene por objeto dar respuesta a una exigencia política que no es otra que definir un Estado fuerte, viable y sostenible, con la dimensión y el presupuesto necesario para dar soluciones a los problemas de los ciudadanos.

Les proponemos abordar la reforma de la Constitución pero no para dar encaje a las reivindicaciones de los nacionalistas – nada más contrario al federalismo, que es igualdad, que el nacionalismo, que vive de reivindicar la diferencia- sino para resolver de forma satisfactoria los retos que nos plantea la sociedad española del siglo XXI, una sociedad muy diferente de aquella a la que se enfrentaron los constituyentes cuando elaboraron la Constitución de 1978; un pacto que sirvió para progresar desde la dictadura a la democracia pero que hoy está agotado y convive mal con la integración de España en la Europa política que todos reivindicamos.

Abordemos esa reforma desde el reconocimiento de los indudables avances que se han producido en estos años de desarrollo democrático y autonómico; pero hagámoslo también desde el conocimiento de las disfunciones que ha generado el modelo abierto e indefinido del texto constitucional.

Las leyes no son divinas, y revisarlas a la luz de sus consecuencias es lo normal en cualquier democracia del mundo que merezca ese calificativo. Si reformaron ustedes la Constitución en cuarenta y ocho horas para garantizar que pagaremos la deuda, ¿cómo no se va a poder reformar para garantizar el cumplimiento efectivo de los derechos básicos de los ciudadanos que el texto proclama?

La reforma de la Constitución no es un drama…, ni tampoco una fruslería, lo sé. Somos conscientes de que requerirá un amplio consenso, como el que tuvo para elaborarla. La pregunta no es pues si es posible; la pregunta es si es necesaria.

 Nuestra respuesta es, rotundamente, SI.

Claro que para afrontar este reto es preciso que los partidos políticos mostremos altura de miras y seamos capaces de superar la lucha de trincheras de la política cotidiana para renovar el consenso constitucional, manteniendo claras las diferencias entre uno y otro ámbito.

La integración de distintas expresiones políticas, entre ellas las nacionalistas, no es sino un reto propio de cualquier sistema democrático. Y cuando digo “integración” y “sociedad española” no pienso en los sentimientos de los nacionalistas sino en los derechos de todos los ciudadanos, también de quienes viven en aquellas comunidades en las que los nacionalistas tienen una presencia y/o una responsabilidad institucional que utilizan para exacerbar sentimientos políticos identitarios, de difícil encaje en una sociedad moderna y democrática.

Nuestro reto no es otro que el de cualquier sociedad democrática, que en el caso de España es una batalla crucial que hemos de dar –y ganar- para todos, incluso en beneficio de los derechos cívicos de quienes en nombre de su religión nacionalista se opondrán a ello.


En suma, proponemos que se afronte la reforma constitucional asumiendo expresamente que el terreno de nuestro sistema autonómico es el de los sistemas federales. Proponemos una reforma que defina un modelo territorial que garantice la unidad e incluya la diversidad. Sólo así, garantizada la unidad, la diversidad se convertirá en un valor añadido para el progreso de nuestras libertades democráticas.

Esta es la propuesta de Unión Progreso y Democracia para Refundar el Estado a través de un proceso constituyente. Presidente, señorías, insistir en fórmulas inmovilistas o fracasadas para preservar la vieja política viciada que nos ha llevado a esta crisis no hará otra cosa que alejar a los ciudadanos de la política e incrementar la frustración, la indignación y la desesperanza, poniendo en peligro al propio sistema democrático.



Les proponemos un Pacto de Legislatura en el que todos nos comprometamos a aprobar por la vía de urgencia las reformas legales que hemos señalado, incluida la Ley Electoral, para abrir a continuación un periodo constituyente que ponga a nuestra democracia a la altura de las exigencias del siglo XXI y permita la refundación del Estado según los procedimientos democráticos y con el protagonismo de los ciudadanos. Esto es lo que necesita España.

Fuente: Rosa Diez, UPYD