lunes, 2 de diciembre de 2013

A LOS 35 AÑOS DEL MAYOR ENGAÑO SUFRIDO POR EL PUEBLO ESPAÑOL EN TODA SU HISTORIA...




Una Constitución para oligarcas

El próximo viernes se cumplirán 35 años del mayor engaño sufrido por el pueblo español en toda su historia. Nos referimos a la llamada Constitución, que no es tal, sino en realidad la Ley Fundamental de la Monarquía de Partidos.

En ella se establecen las directrices para vaciar de competencias al Estado central a través del reparto autonómico.

Para que ese reparto y el del inmenso botín económico que suponía se hicieran con normalidad, se necesitaba una ley electoral que, en lugar de ser representativa de la sociedad civil, lo fuera de los jefes de partido que hacen las listas. 

Y para no dejar ningún cabo suelto, impusieron en la Constitución la no separación de poderes estatales, poniéndolos en manos del ejecutivo

El poder legislativo y el judicial quedaban así sometidos al poder ejecutivo, lo que garantiza a este la total impunidad ante la corrupción, la malversación de fondos públicos, el nepotismo más absoluto y la prevaricación.

El primer agente de esta oligarquía, el rey Juan Carlos, traicionó a su padre y a Franco. La clase franquista traicionó a Franco para sobrevivir y participar en el reparto del botín con los nuevos allegados. Estos, la nueva clase política procedente de la ilegalidad, descubrirían de pronto que si también ella traicionaba a sus principios ideológicos, con los que había tenido que vivir pobremente en la sombra, también podrían participar del botín y enriquecerse sin riesgo alguno a costa de los demás.

La Carta Magna fue el resultado de un simple reparto de poderes entre traidores: a sí mismos, a la libertad política constituyente y a la unidad de España.

El segundo agente, el presidente Suárez, fue tres veces traidor: traicionó los principios del Movimiento Nacional, a los españoles no permitiendo que alcanzaran la libertad política y a España, dividiéndola en diecisiete trozos, contrarios todos ellos a la realidad histórica y objetiva de la Nación. 

En el caso del PSOE de Felipe González, un diseño de partido de 'izquierdas' realizado por la CIA a través de Willy Brandt para frenar al comunismo, renegó de sus principios marxistas y desde el poder traicionó a la clase obrera en favor de las elites financiera y mediática. Miguel Boyer les entregó los monopolios públicos por la décima parte de su valor.

Con estos mimbres, la Carta Magna fue el resultado de un simple reparto de poderes entre traidores: a sí mismos, a la libertad política constituyente y a la unidad de España. La Constitución de 1978 ha destruido la unidad administrativa del Estado, la unidad de mercado, todas las referencias éticas en lo público y las morales en lo privado, ha aniquilado el sentimiento patriótico de España y suprimido la representación política de los ciudadanos.

Asesinos de la libertad

Los autores de este engendro son auténticos criminales de la paz, porque no hay mayor delito que el de matar las esperanzas de libertad de un pueblo que llevaba casi 40 años sin conocerla. Fue el asesinato de la libertad colectiva y el abuso sin medida de las libertades individuales por parte de los oligarcas. Los culpables visibles de esta traición a todo un pueblo fueron siete, queden sus nombres en la historia negra para vergüenza de sus descendientes y desprecio de las generaciones futuras, porque aunque eran sólo los 'chicos de los recados', ya que la Constitución les fue dictada, se prestaron a representar y avalar la farsa infame que supuso todo el proceso.

Gabriel Cisneros (UCD)
Miguel Herrero de Miñón (UCD)
José Pedro Pérez Llorca (UCD)
Gregorio Peces Barba (PSOE)
Miguel Roca (Pacto Democrático por Cataluña)
Jordi Solé Tura (Partido Comunista de España)
Manual Fraga (AP)

En los artículos de contenido social, la Constitución trata cínicamente de convertir en norma obligatoria los simples deseos de bienestarLos verdaderos artífices fueron sus jefes políticos, Adolfo Suárez por un lado, y Felipe González por otro, y más directamente sus respectivas manos derechas, Fernando Abril y Alfonso Guerra, que discutían y pactaban en secreto todo lo esencial, completamente al margen de los ciudadanos, a los que no se consideraba dignos de conocer cómo se estaba decidiendo su destino. En particular, pactaron  la monarquía de partidos estatales, donde todo el poder se reparte en exclusiva entre las agrupaciones políticas, aunque el Rey siempre conservó el derecho de designar ministros por vía de pasillo.

En los artículos de contenido social, la Constitución trata cínicamente de convertir en norma obligatoria los simples deseos de bienestar. Los partidos estatales basaron su propaganda demagógica en estas simplezas utópicas que ninguna constitución seria puede albergar, pues son engaños siniestros. “Los españoles son iguales ante la ley”, mentira: el Rey, los partidos, y los jueces demuestran a diario este colosal engaño. “Todos los españoles tienen el derecho al trabajo y una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia”, mentira: las estadísticas millonarias de paro y pobreza evidencian tan escandaloso embuste.

“El derecho a una vivienda digna y adecuada”, mentira. Familias hacinadas en una sola habitación, sin agua ni electricidad, dos millones de ellas que viven en infraviviendas, según Cáritas, y más de 400.000 desahuciadas prueban no sólo la falsedad, sino la maldad de esta norma contraria a la normativa  europea. “La independencia de la Justicia respecto a los órganos políticos”, mentira. PP y PSOE, sin recato ni vergüenza alguna, nombraron a los rectores de la judicatura para que los jueces no persigan la corrupción política. Somos un país arbitrario sin seguridad ni ordenamiento jurídico.

PP y PSOE, sin recato ni vergüenza alguna, nombraron a los rectores de la judicatura para que los jueces no persigan la corrupción política. Somos un país arbitrario sin seguridad ni ordenamiento jurídico.Al menos, el régimen de Franco cumplía las normas administrativas y civiles. Hay infinidad de pruebas, entre ellas, por ejemplo, la sentencia del Supremo que el abogado Trevijano ganó al Estado franquista y a la presión de Carrero Blanco logrando una fuerte indemnización (11.000 millones de euros en valor actual) por el cierre ilegal del diario Madrid. Hoy eso sería inconcebible, ¿imaginan Uds. al actual Tribunal Supremo obligando a indemnizar al Estado con 11.000 millones de euros por el cierre ilegal de un periódico?

Los españoles ni siquiera pueden concebir el daño que está causando a nuestra economía la falta de seguridad jurídica

Otras mentiras escandalosas de la Constitución se comentan por sí mismas: “El Estado debe garantizar una redistribución de la renta más justa”, pero tenemos la más injusta de Europa; “ninguna autoridad podrá adoptar legislaciones para obstaculizar la libertad de circulación y establecimiento”, cuando todos los caciques locales lo hacen; “todos los españoles tienen los mismos derechos y obligaciones en cualquier parte del Estado”, un rimero de mentiras y así todo lo demás.

“Los españoles estuvieron a la altura de las circunstancias”, afirmó cínicamente el Rey después de la aprobación de este engendro. Los españoles no estuvieron a la altura de nada, se comportaron como un rebaño de borregos que fueron a votar su propia ruina y la de sus hijos, haciendo lo que les dijeron los capos de la nueva mafia política oligárquica, un nuevo “vivan la caenas” en versión moderna.

La opereta de Tejero aborta el “golpe de timón”

A pesar de que esta nueva Ley Fundamental del Reino llamada Constitución estaba concebida, única y exclusivamente, para satisfacer las ambiciones siempre desaforadas de la oligarquía política, financiera y mediática, la convicción de que sólo el Ejercito podía acabar con ETA, que se estaba saciando a asesinar y  secuestrar, junto a la idea transmitida por Alfonso XIII a sus descendientes de que la monarquía no podría asentarse en España hasta que gobernara con el partido socialista, determinaron la decisión del Rey de “dar un golpe de timón”.

Para ello exigió la dimisión a un presidente del Gobierno, Suárez, que nunca dio la talla, pero se mantuvo en el poder político mientras le quedaba algo que regalar (legalizaciones y autonomías). El Rey quería un Gobierno de militares y socialistas presidido por el general Armada, quien ya había pactado las bases del mismo en la reunión de Jaca con el socialista Enrique Múgica, supuestamente autorizado por Felipe González.

El hecho de que la radio y la televisión continuaran transmitiendo, con un energúmeno pegando tiros al aire y el mundo entero viéndolo en directo, hacía el “golpe de timón” absolutamente infumable a nivel internacional 

Pero los golpistas del 23-F fueron víctimas de la fatalidad: el teniente coronel Tejero, encargado de la toma de las Cortes, se negó a obedecer a Armada cuando supo que iba a formarse un Gobierno con socialistas y otras izquierdas de nombre. En una entrevista radiada la pasada semana con el señor Trevijano, el coronel Diego Camacho, del CESID, relató cómo sus jefes estaban dentro del golpe y cómo lo apartaron cuando lo denunció ante su superior el general Calderón, sin saber que formaba parte de la trama. Según este coronel, el Rey dio marcha atrás cuando Armada le comunicó por teléfono que Tejero iba por libre y no le obedecía.

Además, el hecho de que la radio y la televisión continuaron transmitiendo, con un energúmeno pegando tiros al aire y el mundo entero viéndolo en directo, hacía el “golpe de timón” absolutamente infumable a nivel internacional. En otra entrevista realizada en la COPE por César Vidal al coronel Perote del CESID, que vivió en directo todo el asunto, al preguntarle qué habría pasado si Tejero hubiera obedecido y las cámaras hubieran sido desconectadas, su respuesta fue rotunda: “Armada habría salido del Congreso investido como presidente del Gobierno”.

Milán del Bosch, que ya había sacado los tanques a la calle, no obedece al Rey al instante, por eso el mensaje del monarca en la televisión no puede emitirse hasta la madrugada 

El jefe de la Casa Real, Sabino Fernández Campos, cuando fue expulsado de su cargo por el Rey, le contó a Trevijano cómo en el libro de visitas al monarca del día 11-F aparecía borrado el nombre de D. Alfonso de Borbón y en su lugar se había puesto el del general Armada, que se presentó de improviso en la Zarzuela, sin conocimiento de su capitán general. 

Y -continúa el general Fernández Campos- “tratándome como si fuera un soldado”, ante mi sorpresa me exigió “dígale que estoy aquí y vera cómo me recibe (el Rey) en el acto”, lo que efectivamente sucedió.

Fernández Campos le contó también a Trevijano que, a las tres de la mañana del 24-F, ordenó a un capitán de servicio en la Zarzuela que se presentara en la agencia EFE y retirara el cable enviado por el Rey a Milán del Bosch en el que le decía “que ya no podía dar marcha atrás”. Se refería a la suspensión de la operación político-militar promovida por la Corona. Milán del Bosch, que ya había sacado los tanques a la calle, no obedece al Rey al instante, por eso el mensaje del Rey en la televisión no puede emitirse hasta la madrugada.

En el 23-F los militares pagaron el pato, todos los condenados menos uno eran militares, aunque en el golpe había mas civiles que militares. Y con una dignidad y una lealtad digna de mejor causa todos mantuvieron la boca cerrada.

A día de hoy, el Estado de las autonomías ha destruido la unidad de la conciencia de España; arruinado la economía nacional, destruido la clase media, que lo tiene más que merecido por ser el principal sostén de estos miserables; convertido en mileuristas o menos al 60% de los trabajadores ocupados y llevado a la pobreza y al hambre a mas de tres millones de españoles. 

Y lo único seguro para 2014 son nuevos recortes - pensiones, salarios y desempleo - y más injusticia social, mientras Gallardón y el ministro del Interior siembran las semillas de un regreso al autoritarismo y de un recorte, esta vez, de las libertades personales.

Fuente: Antonio García Trevijano es abogado y escritor. EN EL CONFIDENCIAL.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

"SU INFIERNO ES NUESTRA ESPERANZA, SEÑOR RATO"



David Fernández, diputado de la CUP que ha mantenido un tenso diálogo con Rodrigo Rato.

Un diputado de la CUP amaga con tirarle una sandalia al expresidente de Bankia, que este lunes (11-11-2013) declaraba en el Parlament catalán.

David Fernández, diputado de la CUP que ha mantenido un tenso diálogo con Rodrigo Rato.





El diputado de las CUP en el Parlament de Catalunya, David Fernández, protagonizó el momento más tenso de la comparecencia del expresidente de Bankia Rodrigo Rato ante la comisión de investigación del Parlament sobre las cajas al amagar con lanzarle una sandalia y espetarle que le espera "en el infierno".

Al acabar su intervención, Fernández, con una de sus sandalias en su mano, preguntó a Rato: "¿Sabe lo que hacen en Irak con esto, como símbolo de humillación y desprecio al poder del poder?", y a continuación le reprochó la implicación del Gobierno del PP "en la guerra de Irak" y su participación, "desde otras esferas", en la "guerra económica contra los pobres".

Justo después, Fernández le espetó: "¿Usted tiene miedo?", a lo que Rato le ha replicado: "¿A quién, a usted?. 

El diputado catalán de extrema izquierda dijo: 

"No, a perderlo todo, como a millones de familias [en España], y a que un día la gente se harte".

"Nos vemos en el infierno. Su infierno es nuestra esperanza. (...) Hasta pronto, gángster. Fuera la mafia", le ha soltado también Fernández, mientras que Rato ha evitado replicarle.

Momentos antes, Fernández se mostró indignado por que Rato tildara de "imposible" que, según cifras facilitadas por el diputado de la CUP, Bankia provocara 80.000 desahucios durante su mandato.

Durante otro momento de la intervención, el diputado de ICV Josep Vendrell tildó a Rato de "elite carroñera". 

TONI GARRIGA / EFE

Fuente:  http://www.publico.es

Las 10 reglas que utiliza un incompetente profesional



Les voy a compartir las mejores reglas que consiguen posicionar la ignorancia a los límites más insospechados. Seguro que las reconocen en alguna persona bien cercana que se presenta como un completo profesional, aunque en realidad no deja de ser un novato sin calidad. Estas son a mi juicio las más importantes:

1. “Culpar a los demás”: pase lo que pase, siempre habrá otra persona a la que se le podrá culpar de todos los males, por mucha o nula responsabilidad que tenga. En el argot de los inútiles, esta regla se llama “echar balones fuera” o llegar a mencionar aquello de “el perro se ha comido mis deberes“.

2. “Apropiarse y aprovecharse de los logros de los demás”: que resulta fundamental para llegar muy arriba mientras los de abajo no paran de quejarse de nuestra incompetencia. En el argot de los inútiles, se denomina: “ponerse las medallas de otros”.

3. “Decir que no se ha hecho nada”: aunque le hayan filmado cometiendo el mayor crimen del mundo, niéguelo todo. Siempre se podrá pensar que es una compleja trama que está preparando su peor enemigo para poner en duda todo su espíritu de honestidad.

4. “No dar la cara y evitar declaraciones”: nunca intente defenderse si ha hecho algo mal. Le acusarán de cosas que ni hubiera pensado. Mejor evitar declaraciones y mencionar un escueto: “No he hecho nada, es todo un complot contra mi honestidad y buen hacer”.

5. “Buscar falsos testigos para apoyar la mentira”: siempre hay algún amigo despistado, de esos que se mueren por estar a su lado, que estarán dispuestos a declarar cualquier cosa, y que consoliden nuestra tontería. Es importante tener algunos a mano.

6. “Poner a otros a declarar por ti”: si no queda más remedio, y no se puede aplicar la regla 4, es mucho mejor si lo hacen otras personas por ti. Con el complemento de los testigos de la regla anterior, intente ahora poner a declarar a personas que sean bien simplonas, ya que acabarán aburriendo a todo el mundo.

7. “Poner a un abogado a declarar por ti”: agotado el punto anterior, mejor poner al abogado que responda con evasivas y contradicciones.

8. Inventar un papel de Santo: si finalmente nos toca decir algo, es importante haber creado una historia que nos eleve al nivel del Espíritu Santo, y que haga pensar a todo el mundo, que bajo ningún concepto, haríamos tales actos.

9. “Arrojar piedras al tejado del enemigo”, ¿alguien nos quiere poner contra las cuerdas? Por muy santo que sea, tendrá algún lado oscuro. Busca ese lado oscuro y golpéalo con fuerza hasta que no quede duda de que es peor persona que el Demonio.

10. Inventar un complot: si alguien ha llegado a ponernos contra las cuerdas, y aun así no hemos podido derribarle, no queda más remedio que urdir un complot, mediante una cortina de humo. Las historias más utilizadas son las que incluyen violación o acoso hacia una mujer, porque siempre consigue recopilar muchas cacatúas sin sentido.

Me encanta hablar de cosas positivas, pero algunas veces es importante mencionar las malas prácticas, porque nos guste o no, son las que primero tenemos que evitar. Ninguna ha salido de Internet o de ningún libro. Todas las he sufrido en primera persona, en juicios o ataques, y me han servido para detectar lo que denomino como cucarachas humanas.

Siempre recomiendo el estupendo libro de Fernando Trías de Bes, “El libro negro del emprendedor”, donde menciona los grandes errores de muchos emprendedores, y créanme, que se aprende más de los errores que de los éxitos. Siguiendo la estala de Fernando, en breve podré editar “El libro negro del coach” (o del político, o del banquero, sírvase de incluir la profesión que guste), porque ejemplos de incompetentes no van a faltar.

Tengan cuidado, porque últimamente, los ignorantes parece que triunfan mucho.

Fuente: http://www.pedroamador.com

COMENTANDO LA REFLEXIÓN SOBRE IDEAS DE JOAQUIN COSTA.







Al filo del artículo posteado sobre la vigencia del mensaje de Joaquin Costa, queremos añadir unas cuantas reflexiones, cuando persisten las acciones parasitarias sobre nuestra sociedad.

El bipartidismo existente entre partidarios de Cánovas y Sagasta guarda mucha relación con el “partido de tenis” socio-político que el sistema parece imprimir en nuestra sufrida crisis actual.

Hay muchas corruptelas a un lado y al otro de ambos bandos y las incidencias parecen ahogar la necesidad de que seamos dirigidos “por los mejores” y acabamos siendo dirigidos por el gobierno de los peores” conduciéndonos al divorcio definitivo entre el Estado y el Pueblo.

Conforme aparece el horizonte de nuevas contiendas electorales, se va tejiendo una red de intereses por comunidades, provincias y municipios, que mas de ser sombras y proyecciones de nuevos gobiernos, constituyen nuevas estructuras en venta con el único mérito de derrumbar el contrincante, sin experiencia contrastada ( incompetencia al poder ) y con el único propósito de buscar el apoyo de la oligarquía imperante.

Decía mi paisano Joaquin Costa “ para que viva el pueblo es preciso que desaparezca el caciquismo de siempre ”, perpetuado en el tiempo y que no ha vacilado en camuflarse para sacar partido de sus intereses.

¿ Quien no conoce conductas oligarcas en los sectores productivos de nuestra tierra, que en los tiempos de “bonanza” conseguían cuantiosas subvenciones de los mismos que ahora critican, y ahora con la escusa de la crisis emplean mano de obra inmigrante para pagar menos aprovechando el “bajón” de unas inspecciones de un Gobierno Regional con recortes presupuestarios? .

Quien no llora no mama” parece ser el lema práctico de los que siempre han estado bien. Cada vez ahorran mas y compran mas tierras... ¿ a quien se las dejarán ?

Aquellos que dividieron a España como a una tarta, inventando argucias para saquear y arruinar a este pueblo, siguen tramando la mejor forma de perpetuarse, impidiendo a toda costa que el pueblo piense, se exprese y consecuentemente haga desaparecer la lacra que se adueña de nuestra sociedad, no conforme con su corrupción ejerciendo un papel corruptor que nos asfixia.

Se inventan excusas los que dicen que “van a contar con todos” para elaborar sus alternativas en una demagógica competencia de “ver quien da mas” en esta feria de la política actual.

Los que pertenecemos a asociaciones verdaderamente independientes, contemplamos con desconfianza el juego de los que esperan quitar para ponerse ellos, y solo cuentan con la opinión de sus “protegidos” no queriendo darse cuenta que no les preocupa nada el pueblo sino sus propios intereses, en una España con mas de 180.000 “empleados en los partidos”.

Pero detrás del telón, hay un influyente poder que todos disputan. Es el poder de la oligarquía, terratenientes al cuarto y monopolizadores del territorio “que es suyo”, ¿ a quien apoyaran ahora ? .

Dario Pozo Ruz.







martes, 5 de noviembre de 2013

EL POLÍGRAFO ARAGONÉS JOAQUÍN COSTA ... VIGENCIA DE SU MENSAJE

Joaquín Costa
 
 
Joaquín Costa es una de las figuras más señeras de lo que denominamos (sin comprenderlo mucho, por desgracia) el “regeneracionismo” español. Joaquín Costa es un gran desconocido entre nosotros. Empero su influencia se hizo sentir en varias generaciones de españoles que, ante la debacle de 1898 despertaron (algunos de ellos despertaron gruñendo, como los de la Generación del 98). 
Pero, ¿quién era Joaquín Costa? ¿Cuáles eran su  ideas nucleares? ¿Puede decirnos algo a nosotros, más de cien años después de su intervención científica, literaria y pública? Y si nos dice algo: ¿Qué es eso que nos dice a nosotros, españoles irreductibles del siglo XXI?
Joaquín Costa Martínez (1846-1911) nació y murió en Huesca. Dos son los eslóganes por los que se le reconoce todavía, entre la minoría que se ha preocupado de saber algo, por poco que fuere, de la obra de este macizo aragonés: “Despensa y escuela” y “Siete llaves al sepulcro del Cid”. 
La ventaja de cifrar un pensamiento de tal envergadura como el de Joaquín Costa en dos consignas es indiscutible, desde el punto de vista propagandístico. Pero la desventaja que sale al paso es que, si esas frases nos eximen de penetrar en su pensamiento, lo que puede pasarnos a buen seguro es interpretar mal sus planteamientos, sus argumentos y las propuestas aportadas para solucionar los problemas nacionales a los que se enfrentó.
DESPENSA Y ESCUELA
 
Su formación científica era sólida como la de pocos de sus contemporáneos y sus intereses abarcaban ámbitos tan diversos como la jurisprudencia, la economía, la literatura, la geografía, la arqueología o la etnología. 
Sus estudios económicos le llevaron a propugnar el colectivismo agrario que sería la “despensa” de la Nación; en este sentido, Costa contribuyó con una luminosa revisión histórica de las estructuras constitutivas del país, apelando a una larga tradición de pensadores y reformadores políticos de entraña hispánica, y publicando sus estudios en aquel ensayo suyo que entusiasmara a muchos de sus contemporáneos: “Colectivismo agrario en España. Doctrinas y hechos” (1898). 
Pero Costa no era un erudito que se conformara con la especulación intelectual, por lo que siempre desbordaría el ámbito de lo teórico, sin demorarse en poner manos a la obra de un modo práctico: aportando estudios hidrológicos y agropecuarios, por ejemplo; y hasta organizando plataformas sociales que plasmaran en la realidad lo ideado en la mente. 
A la despensa había que sumarle el segundo término del lema: “Escuela”. "Joaquinón" (que era como le llamaban los amigos por su corpulencia) compartía este ideal pedagógico con los miembros de la Institución Libre de Enseñanza, en la que estuvo como docente, siendo gran amigo de Francisco Giner de los Ríos. 
El planteamiento costista recogía así la urgente demanda de una eficaz acción pedagógica en la sociedad, uno de los temas favoritos de nuestros krausistas, aunque en Costa la cuestión pedagógica (la Escuela de su lema) no fuese entendida en clave sectaria, como era sólito entenderla entre los krausistas de la I.L.E.
DOBLE LLAVE AL SEPULCRO DEL CID
 
El otro lema que Joaquín Costa acuñó fue el de: “Doble llave al sepulcro del Cid, para que no vuelva a cabalgar”. Costa lanzó este eslogan sobre el soporte de un Mensaje de la Cámara Agrícola del Alto Aragón dado al país. 
Aquello sonó como una atronadora irreverencia a las tradiciones patrias: los españoles más europeístas encontraron en este eslogan todo un programa para sacudirse el pelo de la dehesa patria y lanzarse atropelladamente a tomar como más que bueno cualquier cosa que viniera del otro lado de los Pirineos. 
Los españoles más castizos y tradicionalistas entendieron que Costa era poco menos que un hereje. Ninguna de las dos Españas entendió a Costa en sus cabales términos.
Costa es tenido vulgarmente como un “europeísta”. En efecto, fue un “europeísta”, pero su “europeísmo” dista mucho de ser el que significa para el común de los que se autoproclamaban tales y actualmente todavía insisten en proclamarse “europeístas”. Nunca fue Costa, como ellos lo fueron y lo son, de esa condición lacayuna que se rinde ante una presunta superioridad de lo anglosajón, de lo francés o de lo germánico. 
Costa quería que aprovecháramos lo europeo, pero no que aniquiláramos lo propio por lo extranjero, pues eso sería la invitación al suicidio nacional. Costa exhortaba a tomar lección de Europa como de Estados Unidos de Norteamérica, pero nunca para aniquilar lo español por ese complejo de inferioridad de nuestros desnaturalizados extranjerizantes, sino para aumentar el poderío de España. 
Su admonición a candar el sepulcro del Cid (que, llevamos dicho, los españoles extranjerizan-tes acogieron jubilosamente) no era hacer borrón y cuenta nueva con todo el pasado, era la legítima reacción de un patriota español que estaba harto de bostezar con los tópicos rimbombantes y vacíos de los más campanudos oradores que invocaban las glorias del pasado, sin querer abrir los ojos ante las miserias del presente que exigían afrontarlas cara a cara y corregirlas con la contundencia que merecían.
Joaquín Costa se verá obligado a precisar los términos de aquella frase tergiversada por los ridículos extranjerizantes denigradores de la tradición española, frase que resonaba a blasfemia en los oídos de los más tradicionalistas. Y dilucida su sentido recordando a sus detractores que jamás propuso él: “borrar del corazón y de la memoria de los españoles las figuras del Campeador y de Don Quijote, para levantar a tales altares a un tenedor de libros”. 
No eran solo palabras, como él mismo recuerda, Costa había promovido la celebración de un Congreso de Geografía colonial y la fundación de una Sociedad Geográfica: “para adquirir vastas extensiones de territorio en el continente africano que ensancharan el imperio del Cid y de Don Quijote en lo futuro”. 
Alguien que se empeña en empresas como las referidas no podría ser nunca confundido con uno de esos grotescos fantoches de nuestra vida pública, peleles de su titiritero extranjero; como los que en el presente nos mangonean. Joaquín Costa aparece así a una luz nueva, lejos de la interpretación parcial que se ha hecho de él, tanto por el sectarismo de la izquierda como por la ignorancia irredenta de la derecha española. ¿Será por ello que yace en el olvido?
El intelectual baturro tenía muy claro que la única forma de sobrevivir al empuje de otras razas que avasallaban al mundo, como era la preponderante raza anglosajona, era ofrecerle una alternativa hispánica; por eso escribió que: “la humanidad terrestre necesita una raza española grande y poderosa, contrapuesta a la raza sajona, para sostener el equilibrio moral en el juego infinito de la historia”.
Despensa, Escuela, candado al Cid retórico, para realizar el programa del Cid, aprendiendo de las gestas del Cid Campeador, extrayendo de su “Cantar” algunos de los vectores que, según Costa, habrían de ser adoptados por nuestra política interior y exterior.
LA OLIGARQUÍA AL DESCUBIERTO
 
Sin embargo, un obstáculo obturaba el camino para que pudiera realizarse el programa regeneracionista del Cid. Ese obstáculo fue localizado por Costa en la oligarquía insolidaria que, generación tras generación, venía perpetuándose sobre España, ahogando a la nación bajo un degradante e insufrible avasallamiento. Costa la había descubierto. 
La oligarquía era toda una superestructura parasitaria, encubierta bajo el formalismo parlamentario de la restauración Alfonsina perpetrada por Cánovas del Castillo, oculta bajo los dos partidos turnistas: el de Cánovas y el de Sagasta. Joaquín Costa estaba dispuesto a desenmascararla y por eso organizó y llevó a cabo, en el marco del Ateneo de Madrid, una ambiciosa encuesta que inquirió a los intelectos más preclaros del momento, independientemente de su postura política particular. Entre los encuestados se hallaban hombres tan dispares como Francesc Pi y Margall, republicano federal de izquierdas o egregios integristas como D. Juan Manuel Orti y Lara.
La oligarquía es la inversión del patriciado natural, la inversión del régimen aristocrático. Costa sintetiza lo que es esa superestructura encubierta con formidable resolución:
“…forma un vasto sistema de gobierno, organizado a modo de una masonería por regiones, por provincias, por cantones y municipios, con sus turnos y sus jerarquías, sin que los llamados ayuntamientos, diputaciones provinciales, alcaldías, gobiernos civiles, audiencias, juzgados, ministerios, sean más que una sombra y como proyección exterior del verdadero Gobierno, que es ese otro subterráneo, instrumento y resultante suya, y no digo que también su editor responsable, porque de las fechorías criminales de unos y de otros no responde nadie. 
Es como la superposición de dos Estados, uno legal, otro consuetudinario: máquina perfecta el primero, regimentada por leyes admirables, pero que no funciona; dinamismo anárquico el segundo, en que libertad y justicia son privilegios de los malos, donde el hombre recto, como no claudique y se manche, sucumbe.”
Esta oligarquía parasitaria está encuadrada en los dos partidos turnantes del tiempo de Costa, impidiendo con sus corruptelas que España sea dirigida por los mejores. Se trata del “gobierno por los peores” que arbitrariamente abusa de todo el resto y que conduce, así las cosas, a un irremediable divorcio entre Estado y Pueblo. 
 Costa advierte el peligro de los secesionistas que encuentran en esta situación una justificación y recuerda que “para que viva el pueblo, es preciso que desaparezca la oligarquía imperante”, pues un pueblo sometido a la oligarquía que se arroga el nombre de “nacional” termina por ser indiferente que su opresión la ejerzan los propios o los extraños.
VIGENCIA DE LAS LÍNEAS MAESTRAS DE SU ANÁLISIS
 
La figura y obra de Joaquín Costa se eleva ante nosotros. No es un monumento del pasado. Si no nos hemos dado por vencidos, la obra de Joaquín Costa exige que volvamos a ella para interpretar nuestro presente y configurar nuestro porvenir. Nos han regateado su lectura, despachándolo frívolamente con los lemas que hemos tratado en este artículo. 
 Las claves que nos ofrece en su obra son terriblemente clarificadoras para el pasado, lo mismo que lo son -y tan útiles- para interpretar el estado actual de las cosas. Si no nos conformamos con la versión estandarizada de su figura y obra, si nos aplicamos a una relectura de su obra entonces, sí: el mensaje de Joaquín Costa nos interpela.
Las oligarquías que denunció Costa han ido perpetuándose, permaneciendo incólumes a los avatares del tiempo. Han sobrevivido a todas las catástrofes que ha padecido nuestro pueblo: libraron a sus vástagos de sucumbir en la defensa de la españolidad de Cuba en 1898 (lo recordaba Costa), libraron a su prole de las masacres rifeñas, contemplaron desde Estoril la confrontación de 1936-1939: estuvieron en la retaguardia, pero se apresuraron a camuflarse entre carlistas y falangistas; más tarde, “pitaron” en el Opus Dei, para convertirse en tecnócratas durante el franquismo; mutaron sin trauma alguno durante la transición, tornándose demócratas de UCD, Alianza Popular, Partido Popular y PSOE… Incluso se hicieron pasar por comunistas, sin haber luchado nunca en la clandestinidad ni haber “corrido delante de los grises”.
 
 Y a día de hoy ese repugnante imperio de los peores, capaz de todos los chanchullos y corrupciones morales y económicas, oprime a España, sometiéndola a políticas supranacionales. Dividieron a España como una tarta, para zampársela por autonomías, creando artificios que saquean sistemáticamente al pueblo y lo arruinan.
Son ellos: la casta política, al alimón con el capitalismo apátrida, en línea directa con los directores de las sucursales en España. Y la gravedad de este cáncer es de tal magnitud que, a día de hoy, hablar de “soberanía nacional” resulta un sarcasmo.
 
¿Quién puede dudar que Joaquín Costa no sea actual? 
 
Joaquinón sigue diciéndonoslo: 
 
Para que viva el pueblo es necesario que esa lacra corrupta y corruptora desaparezca.
 
 
Fuente: 
Por Manuel Fernández Espinosa
http://movimientoraigambre.blogspot.com.es

domingo, 27 de octubre de 2013

UNA ESPAÑA PROLETARIA Y PESIMISTA


Cuando el pasado martes le preguntaron a Mariano Rajoy por la sentencia del caso Inés del Río Prada, el presidente, a la carrerilla, contestó “llueve mucho”. El jueves, ya demasiado tarde y forzado, criticó la sentencia por “injusta y equivocada”. Alguien debió advertirle de que a veces el silencio es manifiestamente mejorable y que no se puede hablar del tiempo cuando en España se produce un colapso generalizado de autoestima nacional

Sería deseable suponer –sin embargo– que el jefe del Gobierno se expresó en primera instancia no por torpeza sino por agobio. Es preferible especular que esa salida por la tangente no respondía a otra razón que a la conmoción y desasosiego que le afligen por el desagüe de tantos y tantos errores de una transición idealizada y por un itinerario democrático que está dejando a España a un precio de saldo en lo político, en lo social, en lo económico y, ahora también, en lo judicial. Y que él ni sabe, ni puede, ni quiere abordar. 

Una España abaratada y proletarizada porque sus clases medias se volatilizan como acaba de constatar George Plassat, presidente de Carrefour, que conoce bien la composición del carro de la compra de nuestras familias.
A veces, la magnitud de la crisis moral –resumen de todas las que atañen a España– lleva a la paralización y el ensimismamiento que son las actitudes en las que está el Gobierno. Pendiente sólo de la crisis económica, se embosca tras de ella para evitarse la terapia de los errores políticos y de gestión que, como la porquería sobre aguas embalsadas, salen a flote después de años de ocultamiento y autocomplacencia. Le ha tocado al Gobierno del PP darse de bruces con uno de esos apagones históricos de España y no estaba preparado –y sigue sin estarlo– para arreglar el cortocircuito.

El pasado mes de febrero, Guillermo de la Dehesa, probablemente una de las cabezas mejor amuebladas en las clases dirigentes actuales, escribió en el diario El País un lúcido artículo titulado ¿Una segunda transición? Formulaba una pregunta, pero contenía al final del texto una afirmación: “Para cambiar cuanto antes el rumbo de estas graves y nocivas tendencias, la débil sociedad española deber reorganizarse y los dos grandes partidos deben promover, conjuntamente, cambios legislativos y constitucionales”.

De la Dehesa señalaba cinco graves problemas –insolubles con los instrumentos jurídico-políticos actuales– que afectan a España: 

1) Un sector público demasiado grande que no puede ser financiado con los ingresos fiscales de ciudadanos y empresas y que exigiría una lucha permanente contra la economía sumergida y las actividades económicas delictivas; 

2) Corrupción política; 

3) Solapamiento de las Administraciones Públicas en cuatro niveles diferentes, lo que remite a un grave problema de modelo territorial; 4) Prevalencia en los partidos políticos de los intereses sectarios sobre los generales y 

5) Interés corporativo, opacidad y sobredimensión de las entidades sindicales.

España está barata y proletarizada por la enorme devaluación de sus activos y de las rentas de sus ciudadanos y por la gran crisis política Como poco de lo que sugería De la Dehesa se ha hecho ni se hará más en esta legislatura, y como no se ha asumido que la breada de la transición –su ilusión, su gran perfil histórico– agoniza, España se ha convertido en una ganga, en una baratura material y moral en la que abundan impostados optimismos públicos y reservados desánimos privados. España está barata y proletarizada por la enorme devaluación de sus activos y de las rentas de sus ciudadanos y por la gran crisis política sobre cuyos “espasmos institucionales” que “están totalmente fuera de lugar en la Europa actual” advertía en el diario citado el 4 de noviembre de 2012 Alain Minc, ensayista, economista y empresario.

La conmoción de la sentencia de Estrasburgo sobre la doctrina Parot, los errores que la han hecho posible, la amenaza de que sean ETA y sus epígonos los que relaten la historia de sus crímenes y no lo hagan la sociedad española y las víctimas, el proceso soberanista de Cataluña cada vez más inverosímil pero tozudamente real, el feudalismo de los partidos llamados nacionales en sus respectivas comunidades autónomas, el dispendio del gasto político, la corrupción consecuencia de un entramado administrativo opaco y clientelar, la desregulación de la Corona en convalecencia de continuo, la financiación pública y laberíntica de partidos y sindicatos, la insufrible politización del Tribunal Constitucional y la burocratización de la Justicia, entre otros males que no se han encarado, extienden un certificado de defunción sobre las inercias positivas de la transición, marcando un fin de época.

Regresa así el provincianismo español de vuelo raso con una clase política atornillada al estatus quo, aferrada a sus pautas de décadas, reactiva a cualquier reforma auténticamente de fondo mientras se produce lo que Helena Béjar –en un estudio sociológico de 2008 que adquiere nueva actualidad– denominó La dejación de España. Salvando las distancias, estamos como en los años finales de la Restauración, aquellos últimos veinte del siglo pasado durante los cuales el régimen constitucional de 1876 se caía a pedazos sobre la testa coronada y sobre el legado, ya pervertido, de Cánovas y Sagasta.

El gran elemento diferencial favorable en esta desolación es la internacionalización de nuestras grandes empresas que como estamos viendo estos días salvan sus resultados en los mercados extranjeros para compensar la atonía del nacional.

Como bien ha escrito el historiador Rafael Núñez Florencio (interesantísimo El peso del pesimismo. Del 98 al desencanto. Marcial Pons. 2010) en España hay una seducción por el pesimismo. La cuestión que ni este autor ni otros han llegado a determinar es si el pesimismo goza en nuestro país de buena reputación con razón o sin ella. A la vista de lo que ocurre –y sobre todo, de lo que pudo hacerse en su momento y no se hizo– la increencia ciudadana en las potencialidades de España se enraíza en la profunda desconfianza hacia nuestras clases dirigentes, y no sólo hacia las políticas.

Ahora, en perspectiva histórica vemos lo mucho ganado, pero también lo mucho que se ha perdido, y, sobre todo, observamos la indecisión y la cobardía políticas para, además de asumir que hemos entrado en un ciclo nuevo y peor de nuestra historia, inyectar renovadas energía y abrir otros horizontes. Nos faltan estadistas que, según Churchill, son la transformación de los políticos que se convierten en tales “cuando comienzan a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”.


Fuente:  en EL CONFIDENCIAL.

Nota: Como siempre nos parece extraordinaria la labor de análisis político del CONFIDENCIAL sobre la situación actual de España, reproduciendo artículos que sintonizanm sobre nuestro pensamiento: Mentiras de la crisis...

martes, 22 de octubre de 2013

LOS VIÑETISTAS SUELEN SER LOS ÚNICOS QUE CUENTAN LA VERDAD.

Viñeta de 'A cada uno lo suyo', de "El Roto"Viñeta de 'A cada uno lo suyo', de "El Roto"

  Viñeta de ’A cada uno lo suyo’, de "El Roto"Reservoir Books
Andrés Rábago García (Madrid, 1947)

Historietista, humorista gráfico, guionista, escenógrafo y pintor. De formación autodidacta, en 1968 comienza a publicar viñetas e ilustraciones en revistas como Hermano Lobo, aunque siguió colaborando posteriormente en numerosos medios impresos, como La Estafeta Literaria, La Codorniz, Triunfo, Cuadernos para el Diálogo, El Independiente o Ajoblanco. En 1978 inició su colaboración con revistas de cómic adulto como Tótem, El Jueves, El Cuervo o Madriz y siguió publicando en prensa en medios como Diario 16, Cambio 16, Tiempo, El Periódico de Catalunya, Informaciones, Pueblo o La Hoja del Lunes. En la actualidad publica en el diario El País. Entre sus numerosos premios destaca el Nacional de Ilustración, conseguido en 2012



 "En la crisis que nos azota se esta comprobando, una vez más,la importancia de unos buenos medios de comunicación independientes y que cuenten la verdad. Pero también están destacando los viñetistas, que a veces son los únicos que cuentan la verdad. Y entre los maestros del humor gráfico destaca Andrés Rábago García, más conocido como "El Roto", que lleva varios años siendo uno de los mejores analistas de la crisis y sus consecuencias a través de sus viñetas diarias en el periódico El País, de las que el mismo hace una recopilación anual. Después de Viñetas para una crisis y Camarón que se duerme (se lo lleva la corriente de opinión),  llega su nuevo, e imprescindible, recopilatorio: A cada uno lo suyo (Reservoir Books).

"Es un título ambiguo -confiesa "El Roto"- porque puede tener muchas lecturas e interpretaciones. Por una parte es como si cada uno recibiera  su castigo, una especie de vendetta contra los que nos están fallando. Quería que se pudiera interpretar de distintas formas porque busco que mis viñetas se puedan aplicar a distintas cosas, que tengan riqueza de sentido y significados. Las cosas fáciles no me interesan".

El título sale de una viñeta del recopilatorio que tenéis encabezando esta noticia. Según el editor, Miguel Aguilar: "Dentro de cincuenta años, la mejor guía para entender esta crisis serán las viñetas de "El Roto", el primer libro (Viñetas para una crisis) era un retrato del impacto de la crisis sobre la gente; el segundo (Camaron que se duerme..) mostraba cómo los medios reflejaban esa crisis; y este tercero nos cuenta cómo nos ha dejado la crisis a cada uno".
Una crisis acentuada, según El Roto, por la falta de líderes políticos: "No tenemos líderes, tenemos gobernantillos -ha asegurado-. 

Y será complicado que mejoren porque su torpeza forma parte de su naturaleza. Porque los propios mecanismos de los partidos parecen impedir el crecimiento de otro tipo de gobernantes, parece que los pasan por una criba que los hace inútiles para gobernar. Me sorprende que no haya más clarividencia en este sentido por parte de los propios partidos".

"España es un laboratorio de cobayas"

Además, El Roto, asegura que: "España es un laboratorio de cobayas donde se está haciendo un experimento social a gran escala. Primero lo probaron en Grecia pero no era un país lo bastante grande ni representativo. Ahora lo están probando en España y, si funciona, extenderán ese modelo a otros países. Si no, no se explica que estén insistiendo en una línea que se ha demostrado que es un fracaso".

"Hubo un momento -continúa- en que parecía que la sociedad iba a reaccionar para parar esta trama, pero parece que poco a poco están conseguido someternos. Aún así, no veo a una sociedad resignada, la veo enfadada. Pero es una trama muy bien urdida, el susto es diario para mantener a la gente con miedo. Solo espero que esta estrategia termine fallando".

"La solución a la crisis -según El Roto- no va a ser un cambio político ni la lucha social, sino el cambio de mentalidad, para cambiar la realidad. Yo ya lo he hecho y, como cuento en la última viñeta del libro, si no podemos cambiar de horizonte, cambiemos de perspectiva. Hay jóvenes que están empezando a hacerlo.  Veo mucha creatividad y movimiento en el mundo de arte (soy muy aficionado a las galerías). Y no sé si los jóvenes conseguirán cambiar las cosas, pero hay mucho talento y ganas".

"Tenemos que cambiar nuestra mentalidad, ante nosotros hay numerosos caminos que se abren, y alguno será el acertado. Las formas actuales de lucha no nos llevan a ningún sitio" -concluye El Roto-.

"Al final la luz prevalecerá"

"Tengo pensado hacer, por lo menos, otros dos libros sobre la crisis -asegura El Roto- y agradezco a los editores que los publiquen con esta calidad y dignidad que se merecería cualquier libro, y a un precio asequible. El primer libro reflejaba el Tsunami, y ahora (una vez que las aguas se han retirado) tenemos que reconstruir, pero parece que no hay intención de hacerlo".

Aunque esté considerado un genio del humor negro, El Roto asegura que: "Mis viñetas son objetivas, lo que es una forma de optimismo. Estoy seguro de que al final la luz prevalecerá.

Los pesimistas son los que insisten en que esto es lo que hay y que no se puede hacer nada para cambiarlo. Y eso es falso, porque se pueden hacer muchas cosas".

Ni siquiera la Monarquía se libra de su mordacidaz: "La Monarquía no se puede modernizar -asegura- porque es un arcaísmo en si misma. 

La única solución sería la decencia, pero parece que eso es incluso más difícil que la modernización. Lo que está claro es que necesita un cambio y que el primero en planteárselo debería ser la propia monarquía".

En cuanto a sus dibujos El Roto comenta que: "En mis viñetas siempre busco que haya una simbiosis entre la imagen y el texto. Aunque no siempre lo consigo. Lo más importante es el dibujo, tiene que tener mucha fuerza porque el texto es lo primero que va a morir, y algunos dibujos mantienen esa fuerza durante mucho tiempo. Lo que más me cuesta es la austeridad en el texto

Parece que siempre necesites más palabras. El dibujo es más amplio porque debe ser interpretado por el lector, que de esta forma participa en la creación de la idea y la hace suya. Pero no concibiría mis viñetas sin la frase que las acompaña".

Sin duda uno de los pensadores más lúcidos de la actualidad, como refleja diariamente en sus dibujos. Los políticos deberían aprender muchas cosas de El Roto.

Fuente:  http://www.rtve.es/noticias/20131021/roto-tenemos-lideres-tenemos-gobernantillos/771160.shtml

 JESÚS JIMÉNEZ JESÚS JIMÉNEZ