¿Cómo piensa el nuevo Papa de la Iglesia católica? ¿Cuáles son las líneas maestras de su mensaje? Jorge Mario Bergoglio ha desbrozado buena
parte de su pensamiento sobre los retos de la Iglesia en cuestiones
como la familia, la economía, el consumismo o la denominada “cultura de
la muerte” en numerosas homilías y mensajes que aportan ahora claves
importantes de las líneas que podrán guiar el pontificado de quien casi
ha llegado por sorpresa hasta la Cátedra de San Pedro.
Aborto y eutanasia
De
la lectura de sus textos como cardenal y arzobispo se deduce que el
Papa Francisco no se apartará un milímetro de la que ha sido la postura
tradicional de la Iglesia sobre cuestiones como el aborto, la eutanasia o
el rechazo frontal al matrimonio entre personas del mismo sexo.
En
un encuentro con políticos y legisladores de América Latina, en agosto
de 2009, el entonces cardenal Bergoglio hizo una cerrada defensa de la
vida humana como algo sagrado que se debe proteger frente a la
legislación del aborto (“ese genocidio cotidiano, silencioso y
protegido”) o de la eutanasia. El modelo de sociedad que aplique esos
instrumentos –dijo entonces- “se caracteriza por la cultura de la muerte y, por tanto, contrasta con el mensaje evangélico.
Ante esta desoladora realidad, la comunidad eclesial trata de
comprometerse cada vez más en defender la cultura de la vida. La defensa
de esta cultura de la vida ha de darse en todas las áreas, pero no
podemos dejar de advertir que sus bases más sólidas arraigan en la familia, fundamento de la vida humana.
Y hoy son muchas las insidias que amenazan la solidez de la institución
familiar siendo -a la vez- desafíos para los cristianos”.
Contra el capitalismo salvaje
Pero
si algo llama la atención del pensamiento de Bergoglio es que sus
críticas hacia esas formas que atentan contra la vida y que abundan en
esa denominada “cultura de la muerte” se extienden también al
materialismo y el consumismo y hacia todos aquellos modelos económicos
basados en el egoísmo y que dejan a “multitud de familias hechas
jirones”.
“Claramente está en la conciencia de toda la
Iglesia que lo que se encuentra en juego es “la vida” y desde ella “la
vida en abundancia” que nos trae Jesucristo –advirtió en 2008-. De ahí
la necesidad de concentrar en esa perspectiva todos los esfuerzos.
Aparecida pone ante nuestros ojos la realidad de una cultura de muerte,
algunos de cuyos signos más evidentes son: aumento de la pobreza y de la
extrema pobreza, concentración de la riqueza, falta de equidad, ley de mercado, neoliberalismo, paraísos de las finanzas, crisis de la democracia,
corrupción, migración, discriminación social, terrorismo, contaminación
ambiental, crisis de la familia, aborto, eutanasia,
subjetivismo, consumismo, imposición de la cultura moderna y desprecio
de las culturas ancestrales, individualismo, crisis de valores,
relativismo moral, distanciamiento entre la fe y la vida”.
Economía (2009)
El
cardenal no ha sido ajeno a los estragos de la crisis vivida durante
los últimos años y, por eso, tampoco sorprende que en sus mensajes haya
lanzado críticas hacia modelos económicos basados en “la especulación y
en la tentación de buscar únicamente un beneficio inmediato”.
Preocupación por los ancianos
Otras
referencias habituales en sus escritos han sido sus llamadas de
atención hacia el cuidado de las personas mayores y de los niños. En
mayo del año pasado recordó el drama de los ancianos que eran
abandonados “no sólo en la precariedad material”, y concluyó que “son
abandonados en la egoísta incapacidad de aceptar sus limitaciones, que
reflejan las nuestras, en los numerosos escollos que hoy deben superar
para sobrevivir en una civilización que no los deja participar, opinar
ni ser referentes según el modelo consumista de “sólo la juventud es
aprovechable y puede gozar. Esos ancianos que deberían ser, para la
sociedad toda, la reserva sapiencial de nuestro pueblo”.
En
octubre de 2011 incidió en este mismo tema sobre la especial protección
que deben tener niños y ancianos. “La vida, nos enseña María, se la
cuida siempre. Pero se la cuida con la ternura con que la cuidó ella: desde el momento en que se la espera hasta el último aliento del camino. Cuidar la vida entraña sembrar esperanza. Un pueblo que cuida la vida es un sembrador de esperanza. Cuidar la vida de los niños y de los ancianos, las dos puntas de la vida.
Un pueblo que no cuida a sus niños y a sus ancianos comenzó a ser un pueblo en decadencia;
cuidad a los niños y a los ancianos porque en ellos está el futuro de
un pueblo: los niños porque son la fuerza que va a llevar adelante la
Patria; los ancianos, porque son el tesoro de sabiduría que se vuelca
sobre esa fuerza. Fuerza y sabiduría”.
Matrimonio y comunión de personas divorciadas
“La
familia atraviesa una crisis profunda y la respuesta de la pastoral
familiar, conyugal y prematrimonial, resulta insuficiente”, explicó en
2007 en una pastoral sobre la familia en la que llamó a explorar vías
con las que determinados colectivos como el de los divorciados podrían
ser reintegrados en la vida eclesiástica. “En la sociedad, el matrimonio
como sacramento ha perdido mucho valor. Un desafío para los pastores y
los agentes de pastoral es el de algunas situaciones matrimoniales
impedidas de recibir el sacramento del matrimonio y de la Eucaristía:
ayudadlos a participar de la vida de la Iglesia. Otras veces, que
pudiendo recibirlo y no lo han recibido, animadlos y acogedlos en la
parroquia para que puedan hacerlo. La catequesis familiar ha sido un
aporte muy importante en la vinculación de las familias a la vida de la
Iglesia, pero está en crisis”.
De
la misma forma, Bergoglio abogó en 2009 por bautizar a todos los niños,
fuera cual fuera su origen o situación familiar. “El niño no tiene
absolutamente ninguna responsabilidad por el estado del matrimonio de
sus padres. Y, a menudo, el bautizo puede ser un nuevo comienzo para los
padres también”, explicó en una entrevista en 2009 con la revista
católica 30 Giorni.
Matrimonio homosexual:
El
nuevo Papa ha sido también uno de los mayores opositores a algunas de
las políticas llevadas a cabo por los Kirchner, entre ellas la ley del
matrimonio homosexual. Al respecto, en 2010 destacó: “No seamos
ingenuos: no se trata de una simple lucha política: es la pretensión
destructiva al plan de Dios”, escribió días antes de que el Congreso
aprobara la norma. Se opuso también a la ley de identidad de género
aprobada en mayo de 2012 y que autoriza a travestis y transexuales a
registrar sus datos con el sexo elegido.
Fuente: EL CONFIDENCIAL