martes, 27 de noviembre de 2012

Segunda lectura del resultado catalán


Sería divertido -sino fuera triste- que tras el batacazo de CiU sólo el director del CEO (Centre d´Estudis d´Opinió de la Generalitat), el que vaticinó la mayoría absoluta de CiU y unos resultados de ERC y PSC muy inferiores a los reales, haya puesto su cargo a disposición. Parece que Convergència es un partido auténticamente español, porque nadie se hace responsable -empezando por el principal protagonista- de un error mayúsculo que puede haber dinamitado la carrera política de Artur Mas.


Vayamos a lo serio. El error de Mas es grave porque sólo el exceso de confianza -rayano en la prepotencia- le podía aconsejar adelantar las elecciones (le quedaban dos años). Y la consecuencia ha sido una fuerte bajada de CiU y un alza paralela de ERC. Ahora tiene ante sí una difícil legislatura, empezando por una muy complicada aprobación de los presupuestos de 2013. Con el PP, imposible, salvo rectificación pública. Con el PSC, muy complicado, porque los socialistas deben lamer sus heridas. Además, Mas ya les dejó en la estacada en 2010 tras firmar un pacto escrito -incumplido- que facilitó la investidura. Y tienen poco que ganar ayudando a un presidente disminuido que tendrá que aplicar serios recortes y que les ha ninguneado. Con ERC sí es posible, pero el precio a pagar será alto y puede conducirle a acabar como Pasqual Maragall o José Montilla, que cavaron su tumba pactando con un partido que -pese a la opinión del líder de turno- tiende al maximalismo.


En el deslinde entre el campo independentista y el que no quiere romper con España -donde muchos analistas decían que se jugaban las elecciones- no ha pasado absolutamente nada. El bloque independentista (que hoy es menos bloque) tiene un diputado más si incluimos en él -cosa muy discutible- a ICV. Si no la incluimos, dicho bloque pierde dos diputados. O sea, todo igual.



La lectura es compleja. Los independentistas (CiU y ERC) arguyen que tienen mayoría absoluta sin necesidad de las CUP, pero no es un resultado brillante en un momento de fuerte movilización nacionalista tras la gran manifestación del 11 de setiembre. E incluso sumando ICV no llegan a los dos tercios del Parlament, ya que tienen ahora el 64,4% frente al 63,7% de la pasada legislatura. Sin embargo, los no independentistas (PSC, PP y Ciutadans) tampoco pueden estar satisfechos, pues, en contra de lo que siempre se había pensado, una sensible subida de la participación (11%) no ha hecho bajar el porcentaje de voto nacionalista en las autonómicas. 


Quizás la gran conclusión de las elecciones catalanas es que confirman la tendencia a la erosión -por la crisis económica y el carácter cerrado de la clase política (los diputados son elegidos en listas y no tienen que patearse una circunscripción como en la mayoría de las grandes democracias)- de los partidos de gobierno tradicionales. Los dos grandes partidos catalanes son CiU y el PSC. Y los dos salen trasquilados. CiU pierde doce diputados y 90.000 votos (pese al aumento de la participación). Y el PSC pierde ocho diputados y 52.000 votos sobre el ya triste resultado de 2010 (28 diputados). Y podría haber sido peor sin la solidaridad con Pere Navarro de los alcaldes metropolitanos que han movilizado el cinturón.


Por el contrario, suben los partidos que encarnan la protesta. En el bloque nacionalista, ERC es la gran beneficiaria porque dobla su grupo parlamentario (gana 11 diputados, llegando a 21) y nada menos que 277.000 votos más de los que tuvo en el 2010. Y las radicales CUP recuperan tres diputados de los cuatro que pierde Solidaridad, más cercana a CDC y que desaparece del Parlament. En el bloque no independentista sube con fuerza Ciutadans, que pasa de tres a nueve diputados y que recoge 168.000 votos nuevos, más también de los que tuvo en el 2010. El partido de Rivera es el que tuvo el domingo una mayor subida proporcional y capta voto proveniente tanto del PP como del PSC y de electores no independentistas de CiU. Finalmente, sube ICV (tres diputados y 128.000 votos) por su continua protesta contra los recortes sociales.


La conclusión es que bajan los partidos de gobierno y suben los de protesta. Pero hay una excepción, el PP, que es el partido que manda en Madrid con mayoría absoluta y que ya gobernó ocho años con Aznar. El PPC ha logrado 84.000 votos y un diputado más (curiosamente en la independentista Girona). Y aunque baja de la tercera a la cuarta posición, es su mejor resultado en unas autonómicas. Hay varias razones. La primera es la incansable campaña -además con gran profusión de medios- que ha realizado Alicia Sánchez Camacho. La segunda es que la candidata del PPC, avasalladora, ha conseguido encarnar la reacción al independentismo. La tercera, que el PPC no ha gobernado nunca Catalunya y tiene todavía (con la excepción de Badalona y Castelldefelds) poco poder en los ayuntamientos. 


Quizás la clave de las elecciones catalanas -grave error de Artur Mas aparte-, está más en la subida de los partidos de protesta con poco poder (nulo en el caso de Ciutadans) y en la fuerte erosión de los grandes partidos de gobierno. Mariano Rajoy debe tomar nota, porque en las próximas elecciones españolas no podrá hacer de Alicia Sánchez Camacho.

Fuente:  Joan Tapia de EL CONFIDENCIAL

lunes, 26 de noviembre de 2012

Los Piratas de Catalunya logran más votos que UPyD: la ley electoral sigue en la picota.


Efe

UPYD han logrado un importante puñado de votos, aunque no son suficientes para entrar en el Parlament. Entre los partidos más pequeños y alternativos, como Piratas de Catalunya o FARTS.cat, se ha experimentado un importante crecimiento, mientras que otros, como el ultraderechista Plataforma Per Catalunya o el independentista Solidaritat Catalana per la Independència han visto huir a parte de sus votantes.

Así, los Piratas han obtenido 17.942 votos frente a los 6.451 obtenidos en 2010, mientras que otras formaciones como Escons en Blanc (escaños en blanco) se han llevado 27.784 o FARTS.org (Hartos, Ciudadanos en Blanco), 11.675 votos.

En esta lista destaca el crecimiento del PACMA (animalistas, partido por la defensa de los derechos animales), desde los 14.238 votos de hace dos años hasta los 20.777 votos actuales, o el batacazo de Solidaritat Catalana, que pasa de 102.921 votos y tres escaños, a quedarse fuera de la Cámara con 46.608 votos.

UPyD, el partido de Rosa Díez, experimenta un importante crecimiento aunque queda muy lejos del escaño en Cataluña. Pasa de tener 5.418 votos en 2010 a lograr 14.552 en estos comicios. Ese crecimiento, sin embargo, deja a la formación como 13ª fuerza política y por detrás de Plataforma, Solidaritat, Escons en Blanc, PACMA y Pirata.cat.

Por último, son significativas las cifras de Plataforma Per Catalunya, el partido del ultraderechista Josep Anglada, que aunque pierde cerca de 15.000 votos (pasa de 75.134 votos en 2010 a 60.142), vuelve a quedarse a las puertas del Parlament como octava fuerza más votada en la región.

Atendiendo al reparto de escaños, en general y de media, cada escaño 'cuesta' a cada partido una cantidad diferente de votos, un efecto del sistema electoral español que no otorga a cada voto el mismo valor, sino en función del número de diputados otorgados a cada distrito electoral. Se aplica la conocida como ley D'Hondt, algo que se pone de manifiesto cada vez que hay unas elecciones en el país.

De esta manera, a CiU cada escaño le ha 'costado' de media 22.246 votos, mientras que a ERC, 23.632, al PSC, 26.166, y al PP, 24.799. Asimismo, a ICV cada escaño le sale de media 27.604 votos, a Ciutadans, 30.547, y a CUP-Alternativa d'Esquerres, nada menos que 42.073 votos.

Fuente: EL CONFIDENCIAL

25N.- Rosa Díez aconseja a Mas "quitarse de en medio" y avisa de que no va a olvidar las cuentas en Suiza



Rosa Díez-

  La líder de Unión, Progreso y Democracia (UPyD), Rosa Díez, ha aconsejado este lunes al presidente de la Generalitat catalana, Artur Mas, que lleve "hasta el final" la senda del "mesianismo" del exlehendakari Juan José Ibarretxe y que se quite de en medio porque ya no puede gestionar el "fracaso" de su política. Eso sí, recalca que su formación no va a olvidar las denuncias de corrupción y el caso del informe policial que atribuye cuentas en Suiza a dirigentes nacionalistas. 

   En declaraciones a Europa Press, Díez ha dicho que un dirigente político "medianamente responsable" que ha "metido" a su comunidad autónoma en un proceso electoral con el que ha conseguido no sólo "dividir" a sus ciudadanos y "enfrentarlos" con el conjunto de la sociedad española, sino también cosechar unos resultados peores que la anterior cita con las urnas lo que tiene que hacer es "quitarse de en medio".

   "Lo que tiene que hacer es ceder el paso para ver si hay alguna posibilidad de que se restañen las heridas y de que el Gobierno que nazca se dedique a resolver los problemas de los ciudadanos, y no a generar unos nuevos", ha subrayado la responsable de la formación magenta, para quien resulta evidente que "Mas no puede gestionar el drama, la frustración y el fracaso de su política en Cataluña".

   Y dicho esto, y dado que, en su opinión, al presidente catalán le ha gustado seguir la 'hoja de ruta' marcada por Ibarretxe, Rosa Díez le ha aconsejado que la siga "hasta el final" y se marche. "Que tome ejemplo de lo que hizo alguien que quiso ser el Mesías y que cuando fracasó se fue", ha insistido.

LAS ELECCIONES NO DEBEN TAPAR LA CORRUPCIÓN

   Pero, además, Rosa Díez no ha querido olvidar uno de los asuntos que ha marcado la campaña catalana, como ha sido el borrador de un informe policial que atribuye a Artur Mas y a la familia de Jordi Pujol cuentas en Suiza.

   A este respecto, la líder de UPyD ha exigido que "nadie tape" ni se "olvide" de los temas de corrupción, algo que, según ha dicho, suele ser habitual una vez que terminan los comicios. "Se habla de la corrupción hasta las elecciones y al día siguiente se acaba", como, según ha citado, ocurrió en Andalucía y los ERE.

   Por ello, ha dicho que espera que en Cataluña permanezca "la exigencia de responsabilidad y transparencia" en torno a ese asunto y, de hecho, ha garantizado que su grupo parlamentario "no se va a callar" y va a continuar pidiendo cuentas sobre esta materia.

Facebook Rosa Diez.

La población española con más de 60 años casi se duplicará en el año 2050

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"Los informes sobre población de la ONU nos dicen que para el año 2050 nuestra población de mayores de 60 reflejaran una España envejecida con un 33,6 % por encima que el conjunto de nuestros países vecinos.

La situación entonces estará “mas envejecida” si consideramos que los mayores de 80 se habrá duplicado llegando al 10,4%. Osea seremos el septimo país mas viejo, por detrás del Japón, Bosnia, Portugal, Cuba, Corea del Sur e Italia.

Esto supone un gran reto para la sociedad actual, ya que deben ponerse en marcha soluciones que garanticen la participación de los mayores en la sociedad.

Personalmente con 66 años soy un hombre muy activo y comprometido en muchas áreas como voluntario. Hasta el año pasado vivía en un país del tercer mundo, donde podía combinar trabajos educativos, dirigir una ONG ambiental y hasta estudiar en dos universidades...

Mi situación al volverme a España ha sido muy diferente y hasta sorprendente.

Es indudable que aquí contamos con unas asistencias sociales y sanitarias impensables en América Latina, pero      ¿solo se nos ofrece el ocio-negocio? ...

Esta sociedad intenta “aparcarnos” en todos los ámbitos. Existen unas Universidades Populares, para “entretenernos” aunque su nivel es bajísimo al menos en el medio rural donde vivo...

Si quieres participar activamente en política tendrá que reconocer – especialmente en los nuevos partidos – que son para jóvenes en un mundillo de reparto de cuotas donde encuentran acomodo las mujeres, los menores, los homosexuales, las personas con impedimentos físicos, los parados de larga duración... ¿y ese 33,6 % se debe quedar en casa viviendo de recuerdos?

A los mayores se “nos ha finiquitado” aunque “se nos agradezcan los servicios prestados”.

No se nos deja trabajar “porque estamos jubilados”, “falta empleo para los jóvenes”, y cuando participamos en discusiones políticas – casi tenemos que elevar la voz para no sentirnos apabullados – por la inexperiencia que es la que tiene que “mandar”.


Muchos de nosotros tienen que mantener a sus hijos hasta edades adultas, pero asumiendo un papel de víctima en la crisis que no generamos.

La sociedad tiene una deuda muy grande con nosotros y nosotros tenemos el deber de empujar a cuantas iniciativas favorezcan nuestra realización “viva” en una sociedad que margina y nos "utiliza".

Los que eramos muy jovencitos en la década de los 60 se nos quitaban derechos "porque queriamos ser demasiado precoces" y "ahora se nos quiere dar la espalda" por ser mayores... 



 Habrá que exigir a los partidos, que no solo hagan grupos de jóvenes, mujeres, estudiantes... sino cuentan mas con nosotros " volveremos la espalda" a esta España que nos hace sentirnos usados con destino a un reciclado fúnebre - triste final para los jóvenes de hoy, si llegan a mayores-".

Dario Pozo Ruz. 

¡Qué grande es la democracia!


 

¡Qué grande es la democracia! Permítanme que insista. Jornadas como la de ayer en Cataluña son una lección. Siempre es así, una lección detrás de otra cada vez que los ciudadanos acuden a las urnas, pero hay veces en las que esa lección lo es menos por esperable, y hay otras en las que, como ayer, nos llenan de estupefacción. Nadie se esperaba ese resultado, mucho menos quien convocó a los ciudadanos a las urnas buscando en ellos un respaldo mayor al que había obtenido dos años antes, pero los ciudadanos han entendido que había algo de engaño en esa jugada y han actuado en consecuencia. Los políticos no aprenden nunca, y cometen una y otra vez los mismos errores.


En 1995, Jacques Chirac ganó las elecciones a la Presidencia de la República francesa y nombró primer ministro a Alain Juppe, pero insatisfecho con el respaldo legislativo que tenía la coalición en 1997 adelantó la convocatoria de las urnas creyendo que los franceses le darían la mayoría absoluta. No solo no fue así, sino que las elecciones las ganó la izquierda y Chirac tuvo que cohabitar con el socialista Lionel Jospin como primer ministro. 


Artur Mas convocó a los catalanes a las urnas pretendiendo de ellos una mayoría suficiente que le permitiera gobernar sin necesidad de apoyos de ninguna clase, y para conseguirlo recurrió al engaño de la independencia con el que ha buscado tapar los numerosos errores de su gestión de estos dos años al frente de la Generalitat. Se subió a la ola independentista y quiso liderarla al tiempo que mantenía una calculada ambigüedad que le llevó a trasladar una falsa imagen de Cataluña como estado independiente de la UE, pero sin llegar a romper del todo los lazos que la unen con España. 


Pues bien, lo que ha ocurrido es que se ha pasado de una Cataluña mal gobernada, a una Cataluña ingobernable. Ese es el éxito que puede apuntarse Artur Mas, que no solo no ha conseguido su ansiada mayoría absoluta, sino que ha perdido doce escaños, complicándose sobremanera la vida para poder seguir gobernando los próximos cuatro años. 

¿Qué ha pasado? Es bien simple: los ciudadanos le han dicho que puede quedarse con su proyecto independentista porque ellos están mucho más preocupados por salir de la crisis, y que no les puede seguir llevando por el camino de los recortes indiscriminados y la gestión desastrosa de las cuentas públicas; que basta de acusar a España de robar a Cataluña al mismo tiempo que se tiende la mano para que Madrid afloje la pasta del rescate; que ya está bien de engaños y mentiras, que los catalanes lo que quieren es vivir en paz. En definitiva, los ciudadanos han castigado a Mas porque ha gobernado mal. 


El problema es que ahora el asunto se ha complicado, y de qué manera. En primer lugar, hay que ver qué ocurre de puertas para adentro, es decir, en la propia CiU, donde es más que probable que se pidan muchas explicaciones a Artur Mas por lo ocurrido. 

De hecho, si tuviera un mínimo de vergüenza, debería presentar su dimisión y con él toda la troupe de la vieja guardia pujolista que ha salido bastante mal parada del envite. Imagino que habrá tensión con el socio de la coalición, Unió Democrática, que se había sumado con escasísimo entusiasmo a las aspiraciones independentistas de Mas. Y de hecho, eso va a tener mucho que ver con el sentido de los pactos postelectorales, y es aquí donde personalmente creo que las cosas se le han puesto muy complicadas a CiU. 


Un pacto con ERC es, para los convergentes, un pacto con el diablo, y más ahora que se ha demostrado que los catalanes verdaderamente independentistas prefieren al original antes que a la copia, de ahí que los republicanos hayan subido 11 escaños. En su día se acuso a José María Aznar de alimentar a los independentistas de ERC con un discurso anticatalanista; hoy se puede decir que Artur Mas ha hecho lo mismo por el otro extremo, de ahí que cualquier pacto con ellos solo tenga como consecuencia la muerte lenta de CiU. 

La segunda opción es pactar con un PSC que ha conseguido mantener el tipo pese a los desalentadores pronósticos, pero pactar con el PSC significa para CiU una alianza imposible desde el punto de vista de la política económica, y es evidente que ese vuelve a ser el asunto prioritario de la legislatura, y no la independencia. La última opción es el PP, con el que también sumaría CiU la mayoría absoluta, pero implicaría un ejercicio de humildad insoportable para Artur Mas. 


En cualquiera de los tres casos, CiU está obligada a hacer importantes cesiones, muchas más de las que ha tenido que hacer hasta ahora. Dicho eso, quien tiene más fácil tender la mano porque es quien más puede ofrecer al candidato convergente es el Gobierno de Mariano Rajoy.

El resultado de las elecciones devuelve cierta tranquilidad a un debate que se habría convertido en un problema serio de haber sido otro, pero no aleja el fantasma de la reforma del modelo territorial y de los problemas de financiación autonómicos, y es por ese camino por el que Gobierno central y Generalitat deben intentar volver a entenderse. Y a favor de ese entendimiento actúa una configuración del mapa político catalán que, lejos de haber visto aumentar las fuerzas del independentismo, han comprobado cómo estas se mantienen e, incluso, pierden algo de apoyo popular, mientras crece considerablemente el de los partidos que se sitúan del lado de la Constitución. 


Mas acudió a estas elecciones con un lema: La voluntad de un pueblo. Pues bien, la voluntad del pueblo catalán es obligarle a dialogar para buscar soluciones a los muchos problemas que acumula Cataluña, y de los que parece haberse preocupado bastante poco.  
 
 
  en el CONFIDENCIAL.


Fuente: EL CONFIDENCIAL

Un año de Rajoy: de las mentiras a la infamia: EL DISPARATE ECONÓMICO




La noche del 20-N de 2011 me encontraba invitado por Carlos Cuesta en su tertulia La vuelta al mundo. Mariano Rajoy Brey, como no podía ser de otra manera después del desastre Zapatero, había ganado las elecciones. Hasta el Pato Donald lo habría logrado. Ello, unido a la conquista de la casi totalidad del poder municipal y autonómico seis meses antes, le confería un poder que ningún otro jefe de gobierno había detentado desde la infausta Transición. Una ocasión histórica para cambiar el rumbo de una España económica, social y políticamente desmantelada por un necio felón. Pero Rajoy no daría la talla ni de lejos.


Como si de una maldición bíblica se tratase, esta nación, en sus horas de mayor tribulación, casi siempre ha acabado en manos de ineptos, cobardes o traidores que nos llevan a la catástrofe. Desde Bermudo II de León a Enrique IV de Trastámara, pasando por Carlos II, Fernando VII, la Segunda República o el gigantesco fraude de la Transición, por solo mencionar los ejemplos más obvios. En el caso de Rajoy, los precedentes eran inequívocos: su incapacidad y su cobardía estaban demostradas más allá de toda duda razonable. Si no había sido capaz de poner orden en su partido, cuyas CC.AA. y ayuntamientos se encontraban a la cabeza del despilfarro y la corrupción, ¿cómo iba a ser capaz de poner orden en España?


El discurso que siguió a la victoria fue desolador, una colección de incongruencias, vaguedades y lugares comunes. Después de ocho años en la oposición, carecía de proyecto económico alguno y, lo que era peor, de proyecto de país. Así lo manifesté en su día. El resto de contertulios, salvo honrosas excepciones como la del propio Carlos, sectarios de una u otra cuerda o mercenarios del optimismo a sueldo del poder, habituales en todas las tertulias, me pusieron de catastrofista para arriba. “No le das ni un segundo de credibilidad”, me dijo una conocida periodista. Estos autodenominados “analistas”, que lo mismo opinan del PIB que de la Pantoja, no han hecho jamás una predicción acertada ni un análisis que se tenga en pie.


Un rosario de mentiras e infamias


“Lo que no llevo en el programa no lo hago”; “subir impuestos significa más paro y mas recesión”; “nunca se ha salido de una crisis subiendo impuestos”; “subir impuestos es darle una puñalada por la espalda a la clase media”; “no daremos un euro a la banca y jamás crearemos un banco malo”; “meteré la tijera en todo menos en las pensiones, la educación y la sanidad”; “ yo no voy a hacer el copago”; “nunca abarataré el despido”; “cerraré la mitad de las empresas públicas”; “ilegalizaremos Bildu”… y así hasta la saciedad. Ha hecho todo lo contrario a lo que prometió, lo que hace su mandato ilegítimo aunque sea legal.


Tras su primera decisión, el Gobierno que iba “a sacarnos de la crisis” fue un completo fiasco. Personas ayunas de saberes y  experiencia, y lo más inaudito, dos responsables de Economía en lugar de uno que, además, se odian profundamente. ¿Pero dónde se ha visto tal despropósito? Luego, improvisando sobre la marcha, lo que será la regla en el futuro, decidió subir el IRPF al nivel más alto de Europa para recaudar 6.000 millones. “No había otra opción” nos dijo. ¿Cómo que no había otra opción? ¿En un Presupuesto de gasto de 470.000 millones no había opción alguna de donde restar 6.000 millones? Con esas palabras, pasó de la mentira a la infamia: el comienzo de la mayor sucesión de subidas de impuestos, de tasas y de recortes sociales de nuestra historia para mantener intactos los privilegios de las oligarquías.





Después, y con un cinismo total, se rasgaron las vestiduras al “darse cuenta” de que el déficit público no era del 6%. Cinismo, porque sabían desde julio que el déficit superaría el 9%, y Montoro así me lo confirmó en septiembre, ya que la mayoría de CC.AA. y Ayuntamientos eran del PP y conocían su estado de ruina. 


Después de tres meses de “exhaustivos trabajos”, estos farsantes concluyeron que el déficit era del 8,5% y así se lo comunicaron a Bruselas. Solo una semana después se supo que el déficit de Madrid, como el de otros, estaba infravalorado y el total subía al 9%. Tres meses más y el PIB se había sobrevalorado: el déficit subía al 9,4 %. Y lo inaceptable: 11.000 millones de pérdidas del robo del FROB no estaban contabilizadas, total: 10,4%. ¿Cómo puede alguien confiar en estos trileros?


Después, el rosario de mentiras y de infamias crecería sin pausa, ni una sola medida a derechas, siempre lo contrario de lo que España necesita. Sus intereses electorales se situarían por encima de los intereses de España, algo que será una constante en Rajoy, y paralizarían durante tres meses cualquier medida, incluidos los imprescindibles Presupuestos para ayudar a un señorito andaluz inepto y holgazán a ganar unas elecciones. Luego realizó una reforma laboral en la que, con la mentira de que así se dejaría de destruir empleo, se rebajaron los despidos y se precarizó el trabajo. Como no podía ser de otra manera, el paro no ha cesado de crecer.


Para entonces, CC.AA. y Ayuntamientos estaban al borde de la suspensión de pagos, una ocasión de oro para haberlas puesto firmes. Increíblemente, Rajoy hizo lo contrario: aseguró que no dejaría caer a ninguna y, no solo eso, que “garantizaba la total independencia económica y decisoria de las CC.AA.”. 


Por primera vez en la historia del mundo civilizado, un Gobierno de irresponsables renunciaba a decidir sobre la correcta asignación de los dos tercios del gasto de la nación. Les soltó 15.000 millones de euros y luego otros 28.000 para pagar a proveedores con nuestro dinero. Como era de esperar, esta tribu de despilfarradores abandonó todos los planes de ajuste. Eso fue otra infamia.


Simultáneamente, estos insensatos decidieron el salvamento indiscriminado del sector bancario, en lugar de meter en la cárcel a los responsables del desastre. Otra gigantesca infamia. Tres rescates consecutivos, en los que cada uno era “el definitivo”, según De Guindos. Para financiar estos dislates, Rajoy subiría impuestos y tasas, recortando en Sanidad y Educación, lo que sin duda había que hacer, pero no sin criterio ni análisis alguno. “Como sea”, fue su instrucción (tenemos el mayor gasto en medicamentos de Europa, hemos pasado de un 18 % del gasto sanitario total al 31%), y ha endeudado brutalmente a la nación. Después de los rescates multimillonarios, el crédito sigue hundiéndose y, como afirmaba el viernes S&P, la situación del sector ha empeorado. ¿Pero en manos de quién estamos?

 


Y luego la corrupción generalizada en todas las instituciones y a todos los niveles. Un ejemplo reciente: Madrid Arena. ¿Cómo concede las licencias el lobby del Ayuntamiento que controla los espectáculos? ¿Dónde y cuándo se han hecho concursos públicos limpios y transparentes, o es una mafia? Y después, ¿cómo es que Botella, que dispone de una plantilla de 72 letrados, diez veces más que cualquier ayuntamiento de Europa, contrata a un carísimo bufete privado? ¿Va a pagar esta inepta despilfarradora la enorme factura? Esto ya no es un país, es un piélago de corrupción con total impunidad, donde la casta política es motor y gran beneficiaria, un sistema de enriquecimiento ilícito como jamás se había conocido.


Están empobreciendo a millones


La política de Rajoy es la misma que la de los curanderos medievales. Para tratar a un moribundo su único remedio era sangrarle o aplicarle sanguijuelas, lo que aceleraba su muerte. Es la terapia de Rajoy para una España moribunda: comenzó sangrándola y mantiene la sangría con cientos de miles de sanguijuelas. ¿Cómo nadie en su sano juicio puede concebir que este dislate pueda conducir a algo distinto al desastre? 


Rajoy ha bloqueado deliberadamente la reforma de un modelo de Estado insostenible, ha decidido rescatar al sistema financiero a costa de los contribuyentes en lugar de hacerlo a costa de sus acreedores y, para ello, está dispuesto a expoliarnos y a endeudarnos para varias generaciones. El deterioro económico y social de nuestro país es brutal, están empobreciendo a millones, y la política de Rajoy solo intensifica la recesión económica.


Han destruido 820.000 empleos, aniquilado la quinta parte de la riqueza de las familias, llevado a la pobreza a uno de cada cuatro niños, a que el 60% de los ocupados tenga salarios de supervivencia (1), a que más de la mitad de los jubilados, aplastados a impuestos y a tarifas de monopolio, malviva con pensiones de caridad, mientras el ahorro huye en desbandada. Además, han elevado el déficit del Estado a un nivel insostenible (los intereses de la deuda en 2013 se comerán el 13% de la recaudación), no han cerrado una sola empresa pública, una sola televisión, una sola embajada, diputaciones o Senado, que no sirven para nada, ni prescindido de un solo coche oficial, ni de uno solo de los miles de asesores a 50.000 euros la unidad. En conjunto, ¡han subido el gasto corriente en un 9%!


Rajoy nos devuelve a los años 50, pero sin esperanza. En los años 50 (explico para los que no los vivieron y tienen una visión completamente errónea de lo que fue aquella época) teníamos menos de todo, pero teníamos algo impagable: mejorábamos día a día. Cada año vivíamos mejor que el anterior, los hijos vivían mejor que sus padres; los hijos de la familias más pobres, gracias a uno de los sistemas de enseñanza pública mejores de Europa, disponían de un excelente ascensor social hoy desaparecido. Una familia podía mantenerse con el trabajo del padre, pero hoy tienen que trabajar los dos y no llegan; estaba emergiendo una poderosa clase media, la misma que hoy esta siendo destruida.


Hoy, la situación es justo la contraria. Recorremos al revés el camino ascendente que iniciamos en los años 50. En el último año, los salarios del 10% más rico han subido un 36%. Un 80% de las familias ha perdido renta real; el total de riqueza acumulada en los últimos 20 años ha desaparecido; un 51 % de las familias, según una reciente encuesta de la SER, ha perdido nivel social, una clase media-alta que ha pasado a media a secas, y la mayoría, clase media que ha dejado de serlo. Como consecuencia de la filosofía de saqueo y prevaricación nacida en la Transición, España se ha convertido en el país de Europa con mayores diferencias entre ricos y pobres. Concretamente, la renta media del 10% más rico respecto al 10% más pobre es hoy 12 veces mayor frente a 5 veces en los años 50. Nos han convertido en un desierto industrial y vamos hacia el tercermundismo y a la saturación de deuda. “Varias generaciones pérdidas, trabajo escaso y mal pagado, y unos jubilados que solo podrán aspirar a pensiones mínimas de caridad” (2).




En 1975, el PIB de España relativo a los nueve países que entonces formaban la CEE, después de “la gran era del desarrollo económico español” (3) de los 60, era del 81,4%. Hoy, 37 años después, el PIB relativo a esos mismos países es del 76%, utilizando el PIB oficial (utilizando el PIB real, que es un 11% inferior al oficial, es del 68%, cifra igual a la de 1964). El paro real es del 26,7%, cuatro veces el del 59 (contando 711.000 emigrantes más 181.000 parados). Peor aún, además de la destrucción de empleo, la remuneración de los asalariados como parte del PIB ha caído al 46%, la más baja de Europa, y sigue descendiendo rápidamente, frente al 63% en 1959. La burocracia, el enchufismo (el tamaño del Estado es el doble que entonces) la especulación y los monopolios son los ganadores, frente al esfuerzo y el trabajo bien hecho en los años 50. 

Parafraseando a Juan Roig, presidente de Mercadona, lo único bueno del primer año de Rajoy es que será mejor que el segundo.

(1) Datos de la Agencia Tributaria, no el camelo del INE.
(2) España, destino tercer mundo, Deusto, Ramón Muñoz.
(3) Enrique Fuentes Quintana.

Fuente:  Roberto Centeno en EL CONFIDENCIAL

CiU se desploma y las urnas revientan los planes de Mas


 



Hablar de fracaso político de Artur Mas es quedarse corto.

 En nombre de la decencia y el sentido común, solo su retirada de la política podría compadecerse con el tamaño de su descalabro. Las urnas han reventado todos sus análisis. Los catalanes le han vuelto la espalda si nos atenemos a las expectativas creadas por él mismo. No le han respondido como esperaba ni quienes sueñan con una Cataluña independiente. Puestos a elegir, han preferido al independentista de siempre y no al sobrevenido.

Si se invoca la radicalidad se favorece a los radicales. Suele ocurrir. Por eso ERC dobla su número de escaños (pasa de 10 a 21). Y por eso CiU se desploma al perder nada menos que 12 escaños (pasa de 62 a 50). No era un viaje a ninguna parte el de Mas. Era ir marcha atrás. Como líder, quería jugar en la Champions league europea y resulta que ha bajado a la segunda división catalana. Lo suyo pasará a los anales de la torpeza política. ¿De qué otro modo se puede interpretar anticipar las elecciones para tener menos diputados que antes?


Para mantenerlo y llevarlo a las últimas consecuencias, solo puede hacerlo con la colaboración necesaria de ERC. Para frenarlo, con la del PP de Alicia Sánchez Camacho. Y para reconducirlo, con el PSC, cuyo retroceso estaba cantado. Como ya dijo anoche que nada de frenazo, aunque la marcha se tendrá que ralentizar, sólo le quedan los socialistas de Pere Navarro o los radicales de Oriol Junqueras si quiere formar un gobierno estable, una vez descartada la ICV de Joan Herrera porque no da la suma y por incompatibilidad ideológica. La misma incompatibilidad que haría muy difícil la asociación con ERC. No veo a ICV ni a ERC votando los presupuestos de 2013, que estarán inevitablemente reñidos con el mantenimiento de los servicios públicos.

Mientras hacemos quinielas sobre la gobernabilidad de una Cataluña políticamente muy fragmentada, solo queda constatar el anunciado desplome de un PSC desnortado y pendiente de paso por la ITV, que ha perdido ocho escaños y la condición de segunda fuerza política. También se cumplieron los ascensos previstos de la ERC y el Ciutadans de Albert Rivera. Fueron los grandes triunfadores de la noche. Si aquellos doblaron sobradamente sus escaños de 2010, estos triplicaron los suyos (pasan de 3 a 9). Se explica. Ambos, en sentido contrario, mantuvieron las dos posiciones más claras y, sobre todo, más creíbles en relación con el desafío al Estado. Aquellos para corregirlo y aumentarlo; estos, para reprobarlo. El sincretismo del PSC no ha tenido premio. Y el PP ha mejorado en un escaño su facturación electoral en Cataluña al haber actuado Mas como despertador del españolismo más perezoso.


Si Mas no tiene la decencia de retirarse avergonzado de la vida política, será cosa de ver cómo se las arregla para bajarse del tigre. O, en su caso, para seguir cabalgándolo al modo de esos toros locos de las ferias que siempre acaban estampándote contra el suelo.