En usuarios.multimania.es/imagenpolitica1/...La lucha contra la corrupción en México, formula interesantes pensamientos sobre esta lacra que no es exclusiva - ni mucho menos - de los países latinoamericanos, pues es evidente la situación extendida a nivel global... |
"El funcionario público, Siervo de la Nación está obligado a transparentar sus ingresos, su origen, su monto frente a los ciudadanos. Escamotear esa información mediante el cobijo de la ley que ampara el secreto implica necesariamente un agravió." |
José Ma. Morelos y Pavón.
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Conceptos de corrupción: |
Stephen D. Morris, realizó un interesante estudio de la corrupción en México, sostenía que "Se la ha definido como el uso ilegitimo del poder público para el beneficio privado"; "Todo uso ilegal o no ético de la actividad gubernamental como consecuencia de consideraciones de beneficio personal o político"; o simplemente como "el uso arbitrario del poder". |
Otra definición con un énfasis más jurídico la proporciona Guillermo Brizio: "Se designa a la corrupción como un fenómeno social, a través del cual un servidor público es impulsado a actuar en contra de las leyes, normatividad y prácticas implementados, a fin de favorecer intereses particulares". |
La corrupción también
ha sido definida como: "comportamiento político desviado"
(falta de ética política); "conducta política
contraria a las normas jurídicas" (falta de ética
jurídica y política); y "usurpación
privada de lo que corresponde al dominio público".
Cabe destacar que el interés personal no es un elemento
que necesariamente debe incluirse en una definición, pues
los actos de corrupción no siempre benefician únicamente
intereses particulares. La corrupción puede beneficiar a familiares, amigos o incluso a una organización, a una causa o movimiento social, político o cultural. Debido a lo anterior, algunos autores han diferenciado la corrupción egoísta de la solidaria. Para efectos de esta disertación, la corrupción la defino como un acto racional ilegal, ilegitimo y no ético por parte de servidores públicos, en perjuicio del interés común de la sociedad y del gobierno, y en beneficio de un interés egoísta o solidario de quien lo promueve o lo solapa directa e indirectamente. |
Causas de la corrupción. |
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Mucho se ha dicho acerca de las causas que originan o propician la corrupción, sin embargo, considero como más importantes las siguientes: |
Exceso de trámites y requisitos para solicitar una licencia, permiso o un servicio por parte de una oficina pública. |
Exceso de regulaciones para desarrollar actividades productivas. |
Discrecionalidad en la aplicación de las normas, procedimientos o requisitos. |
Falta de un servicio profesional que contemple estabilidad laboral en el servicio público. |
Sueldos bajos del personal público. |
Programas insuficientes de estímulos y recompensas para el personal público. |
Legislación de responsabilidades de los servidores públicos débil y poco aplicada y difundida. |
Falta de arraigo de valores éticos entre algunos servidores públicos y ciudadanos. |
Ausencia de un registro nacional de servidores públicos inhabilitados por incurrir en actos de corrupción. |
Insuficiente participación ciudadana en actividades de control y evaluación de la gestión pública. |
Falta de incentivos de capacitación, así como de promoción como resultado de programas de formación. |
Consecuencias de la corrupción. |
Revitaliza una cultura de la corrupción y contribuye a
su proliferación.
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Tipos de corrupción. |
Existen diversas tipologías de la corrupción desde la que hace sólo referencia a la extorsión y el soborno, hasta las que se refieren a tipos específicos y especiales. Para efectos de nuestra exposición describiremos, de manera general, las siguientes: |
Extorsión.- Es cuando un servidor público, aprovechándose de su cargo y bajo la amenaza, sutil o directa, obliga al usuario de un servicio público a entregarle también, directa o indirectamente, una recompensa. |
Soborno.- Es cuando un ciudadano o una organización, entrega directa o indirectamente a un servidor público, determinada cantidad de dinero, con el propósito de que obtenga una respuesta favorable a un trámite o solicitud, independientemente si cumplió o no con los requisitos legales establecidos. |
Peculado.- Es la apropiación ilegal de los bienes por parte del servidor público que los administra. |
Colusiones.- Es la asociación delictiva que realizan servidores públicos con contratistas, proveedores y arrendadores, con el propósito de obtener recursos y beneficios ilícitos, a través de concursos amañados o, sin realizar estas (adjudicaciones directas), a pesar de que así lo indique la ley o normatividad correspondiente. |
Fraude.- Es cuando servidores públicos venden o hacen uso ilegal de bienes del gobierno que les han confiado para su administración. |
Trafico de influencias.- Es cuando un servidor público utiliza su cargo actual o sus nexos con funcionarios o integrantes de los poderes ejecutivo, legislativo o judicial, para obtener un beneficio personal o familiar, o para favorecer determinada causa u organización. |
La falta de ética.- Es un tipo especial de corrupción que si bien no tiene que ver directamente con la apropiación ilegal de recursos del gobierno y de ciudadanos usuarios, sí entraña entre algunos servidores públicos, una conducta negativa que va en contra de los propósitos y metas de las instituciones públicas. Esta falta de ética se pude observar cuando determinado servidor público no cumple con los valores de su institución, es decir, cuando no conduce sus actos con: honestidad, responsabilidad, profesionalismo, espíritu de servicio, por citar algunos. |
Otros tipos.- Cabe destacar que existen otros tipos de corrupción que afectan los ingresos o bienes del gobierno como: el contrabando "fayuca", el mercado informal "ambulantaje", la falsificación de pagos oficiales, trabajadores fantasma "aviadores", venta de plazas, entre otras manifestaciones. |
Áreas críticas de la corrupción. |
En las áreas críticas
de la corrupción, es donde más notable aparece
el desequilibrio entre gobierno y administración pública
con la sociedad, es decir, donde la fiscalización de la
gestión pública y el uso de los recursos públicos,
por parte de ciudadanos, es limitada o prácticamente nula,
y los mecanismos de contraloría interna son inadecuados
y el personal sobornado.
De ahí que las áreas más críticas
y sensibles a la corrupción sean : |
Adquisiciones.- En estas
áreas se presentan principalmente los siguientes ílicitos:
Adjudicación directa de pedidos y contratos; Convocatorias
de licitaciones que no se apegan a la normatividad y sus omisiones
benefician a determinado contratista o proveedor; filtración
de información a contratistas y proveedores; fraccionamiento
de adquisiciones para evitar licitaciones; etc. Control y manejo de inventarios.- En éstas áreas se tiene conocimiento de: diferencias entre los resguardos y la existencia física de los bienes; registros de bienes en custodia, de entrada y salida de los bienes, que no cumplen con la normatividad oficial correspondiente; uso de los bienes en actividades ajenas a los propósitos de los gobiernos; baja y venta de bienes útiles; deterioro o robo de bienes por almacenamiento inadecuado e inseguro; etc. |
Contratación Ejecución
y Pago de Obra Pública.- Aquí se ha detectado con
mayor frecuencia: convocatorias a licitaciones con imprecisiones
u omisiones; insuficiente difusión de las convocatorias;
adjudicaciones directas; violaciones a contratos que son solapadas
y no sancionadas; modificaciones irregulares en los contratos
después de que han sido adjudicados; incumplimiento en
la ejecución y fecha de entrega de la obra; insuficiente
supervisión de obras lo que propician baja calidad de
los materiales utilizados y volúmenes de obra no ejecutados; etc. |
Áreas de recepción, gestión de trámites y entrega de oficios de respuesta.- En estas áreas se ha observado en algunos casos: la aceptación de solicitudes que no se acompañan de todos los requisitos que establece la normatividad vigente, un trato ágil y privilegiado a determinados usuarios, y favoritismo en la entrega de respuestas a peticiones o tramites. |
Lo sabemos: vivimos una profunda crisis financiera provocada por la
irresponsablidad de las instituciones financieras que quisieron irse de
rositas, rescatadas por nuestros impuestos y con pingües ganancias para
los bancos y primas millonarias para los banqueros. No es demagogia, son
datos. También sabemos que cuando se cerró el grifo del crédito
empezaron a caer pequeñas y medias empresas y a despedir trabajadores
las grandes.
Y que los gobiernos fueron tapando agujeros con dinero que
no tenían, pidiendo prestado con tipos de interés cada vez más altos
para regocijo de los mismos financieros. Hasta que se les acabaron las
reservas y peligró su capacidad de pagar las deudas. Y así llegamos a la
receta universal del mundo del dinero y el poder: cortar el gasto
público en todos los servicios esenciales de la vida de la gente: salud,
educación, cobertura social, seguro de paro y demás conquistas sociales
consideradas insostenibles por quienes siguen cobrando sus sueldos y
disfrutando de sus privilegios. Eso sí, hay que pagar a los acreedores,
porque son bancos, franceses y alemanes en particular.
Es también sabido que Grecia no puede pagar sin una transferencia de
fondos de otros países europeos, o sea, de su bolsillo y del mío. Y como
hay resistencias con consecuencias electorales (desde el nacionalismo
finlandés hasta el partido pirata berlinés) la opción es un impago
parcial y una devaluación de la deuda griega mediante la salida de
Grecia del euro. Pero resulta que la insolvencia pública y la crisis de
liquidez bancaria también se dan en Irlanda, Portugal e Italia. Y, de
forma aún parcialmente encubierta, en España.
No es que todos los bancos
sean insolventes, sino que son interdependientes y hay activos tóxicos
(o sea, impagables) en muchos de ellos. No se fían unos de otros
mientras nos piden que nos fiemos de ellos. Por eso se han reducido al
mínimo los préstamos interbancarios. Los bancos transfieren fondos al
BCE, que los hace llegar a sus destinatarios previo control de liquidez.
Pero, dícese, no hay que preocuparse: la UE, o el BCE, o el FMI o el
G-20 van a intervenir de forma coordinada y a restablecer la liquidez
bancaria y la estabilidad financiera.
Quienes así dicen saben que es
mentira, que no hay capacidad política de coordinación ni capacidad
financiera de intervención en un mercado global por el que circula 50
veces más capital del que los bancos centrales pudieran movilizar para
contrarrestar los flujos especulativos. Ni siquiera están de acuerdo
Francia y Alemania, ni Merkel con su coalición, ni la cúpula del BCE
(recuerden la dimisión del número dos).
Y en cada país, autoridades políticas y reguladores financieros
engañan al personal, ya sea por ignorancia, incompetencia o mentira.
En
España, Zapatero estuvo negando incluso la existencia de una crisis
durante dos años, y cuando la tuvo que admitir, tanto él como su
vicepresidenta económica periódicamente anuncian el repunte económico
inminente, en contraste con la vivencia de los ciudadanos. Fernández
Ordóñez, gobernador del Banco de España, ha acentuado la incertidumbre
económica negando repetidamente la evidencia de la fragilidad del
sistema financiero español (a veces presentado por Zapatero como el más
solvente del mundo), contradiciendo incluso los diagnósticos
benevolentes de las autoridades financieras europeas.
Cuando en julio constatamos que entre las nueve entidades financieras
europeas que no superaron las pruebas de resistencia había cinco
españolas, el arrogante gobernador rechazó la metodología del cálculo.
Siendo así que en realidad había otras tres entidades españolas (hoy con
problemas) que tampoco las habrían superado si no hubiera sido porque
se contabilizó como activos, sin ningún rigor, lo que esperaban obtener
de su anunciada salida en bolsa. O sea: ocho de las doce entidades en
peligro eran españolas. Y este mes se ha sabido que de los 16 bancos que
la Autoridad Bancaria Europea declara en necesidad de ser
recapitalizados, siete son españoles: ningún otro país tiene más de dos
en la lista. De nuevo salió a la palestra el inefable gobernador,
desdeñando la importancia de la advertencia. Y cuando las agencias de
evaluación rebajan la cotización de la deuda pública española, las
autoridades del país, con la ministra de Economía a la cabeza, la
rechazan por injusta como si de una conspiración antiespañola se
tratara. Siendo así que aunque la evaluación no reflejase la realidad,
sus efectos negativos la hacen real. Tal vez piensen nuestros
gobernantes (a algunos de los cuales veremos pronto en jugosos puestos
de consultoría económica, pero a otros, como el gobernador, habrá que
vivirlos peligrosamente) que mintiendo descaradamente tranquilizan a los
mercados y reducen la ansiedad de los ciudadanos.
Alguien tendría que hacerles un cursillo de comunicación. Ni los
mercados ni los ciudadanos se creen a los gobernantes. Nos han
acostumbrado a que dicen lo que creen que debemos saber y no saber,
porque en último término nos consideran ignorantes e irresponsables. En
realidad, es esta mentira sistemática sobre la realidad de la crisis, el
cómo y el porqué, lo que está ahondando la crisis de confianza entre
las instituciones y las personas, sean inversores, consumidores,
trabajadores o votantes.
La ocultación de la verdad como forma de
gobierno es una práctica generalizada en Europa y en el mundo. Nadie
habla de la más que probable desintegración del euro ni explica el
porqué ni el cómo se puede evitar. En esa niebla de incertidumbre, las
palabras de un megalómano como Rastani tienen más credibilidad que las
oblicuas declaraciones de gerifaltes emperifollados que luego explicarán
que no fue culpa suya sino de otro país, del mercado, o de Casandras
irresponsables.
La irresponsabilidad es, en una situación de tanta
gravedad como la que estamos viviendo, no hablar alto, claro, sin
tecnicismos innecesarios, y plantear las opciones, sus costos, sus
consecuencias, a quiénes perjudican y a quiénes benefician. Y dejar en
último término que decidamos nosotros. Porque ahora vienen elecciones.
Pero ¿serán el momento de la verdad? ¿O, como es habitual, el carrusel
de las mentiras?