domingo, 8 de diciembre de 2013

¡NO ES POR CATALUÑA, ESTÚPIDOS!




Como en un interminable deja vu o una reedición a la española de El día de la marmota, este viernes nos volvimos a encontrar políticos y periodistas -y unos cuantos invitados a modo de figurantes- en la celebración del XXXV Aniversario de la Constitución Española. 

Los mismos pasillos, las mismas caras con algunas variaciones, las mismas palabras de consabida felicitación por estos treinta y cinco años de convivencia y tal y tal, las mismas chicas monas que se quieren hacer la foto con el presidente del Gobierno, los mismos corrillos de periodistas que vamos saltando de uno a otro como si se tratara del juego de la oca a ver en cual de todos conseguimos el titular que nos de la exclusiva del día –cosa que ya nunca ocurre, claro-, los mismos canapés de sabor indeterminado regados con refrescos que han perdido sus burbujas y copas de cava calentorro…

Alguien debería pensar en darle una vuelta a la celebración de este aniversario al que ya ni siquiera acude un miembro de la Casa Real, y eso que están ahí gracias a una Constitución que consolida su permanencia por los siglos de los siglos. O no, vaya usted a saber, pero eso ya es harina de otro costal. 

Como todos los años, los nacionalistas y los comunistas le dieron un corte de mangas a la Carta Magna que les da cobijo, por lo que allí se juntaron los de siempre, es decir, el Gobierno –y no todo-, el PP –tampoco todo-, el PSOE –muchos menos- y algunos minoritarios como UPyD representado por la compañera Irene Lozano y Rosa Díez.

 De los presidentes autonómicos solo vi a Alberto Fabra, y también estaba la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, a la que se le puso un rostro muy áspero cuando me acerqué a menos de un metro. (Ahora sé por qué me pitan los oídos por las noches).

Obviamente el tema estrella, el asunto que acaparaba casi todas las preguntas al jefe de Gobierno y al líder de la oposición, era la reforma constitucional. Rubalcaba se mostró entusiasmado con abrir ese melón y Rajoy, nada.

Quizá lo más novedoso de este año haya sido ver muy recuperada y casi en plena forma a la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes -¡ella sí que sería una alcaldesa como Dios manda!-, y a un teniente coronel de la Guardia Civil acompañando al ministro del Interior que se desgañitó –el ministro, no el teniente coronel- explicando a todo el que quisiera escucharle –un servidor incluido- lo difícil que tiene el Gobierno resolver el asunto de las concertinas de Melilla

Lo dicho, que alguien debería darle un repaso a este acto de homenaje a la Constitución porque de tan rancio y de tan poco éxito acabará dando la razón a quienes afirman que la Carta Magna está para que la ingresen en un geriátrico.

Y no es así. Está obsoleta en algunas cosas, cierto, pero lo retro y lo vintage tiene su encanto si se sabe combinar adecuadamente. Obviamente el tema estrella, el asunto que acaparaba casi todas las preguntas al jefe de Gobierno y al líder de la oposición, era la reforma constitucional.

 Rubalcaba se mostró entusiasmado con abrir ese melón y Rajoy, nada, aunque también dijo que no se iba a cerrar en banda pero “habrá que saber para qué y con quien contamos”. Se lo dije a Rubalcaba… “Cuenta conmigo”, me contestó, pero me temo que para el Gobierno no es suficiente, no sé si porque le parece poco el PSOE o le parece poco Rubalcaba y no las tiene todas consigo respecto del respaldo que tenga el secretario general del PSOE.

La clave está en esa Constitución a la que habrá que darle un repaso para ver, quizás, no tanto qué hay que cambiar como en qué no la estamos cumpliendo. 

No se trata, por tanto, de Cataluña, sino de la propia supervivencia del sistema lo que hace necesario volver a los orígenes.

El caso es que año tras año hablamos de lo mismo y ahí se queda cualquier intento serio o no serio de darle una mano de pintura a una Constitución que la necesita como el comer.

Y no es por Cataluña, no nos equivoquemos. 

Cometeríamos un error si planteamos la respuesta al desafío soberanista catalán en forma de modificación constitucional, pero también lo cometeremos si dejamos las cosas como están y no afrontamos la necesidad de dar cabida en la Carta Magna a las aspiraciones de una sociedad que pide a gritos que se tenga en cuenta su singularidad

 Es evidente, treinta y cinco años después, que el modo en el que se cerró la puerta del modelo autonómico dejó abiertas muchas ventanas y las corrientes de aire han vuelto a abrir la entrada principal.

El problema es que las circunstancias no son las mismas que en 1978, y no creo que nuestra clase política tenga la madurez y la generosidad que tuvo aquella para dejar a un lado las discrepancias partidarias y pensar en el bien común y en el futuro de todos los españoles por igual. 

Mi compañero Carlos Sánchez se pregunta a menudo por qué es tan difícil trasladar a la clase política española eso que es tan normal en el seno de la sociedad, es decir, llegar a acuerdos, pactar, consensuar… 

No lo se, quizá el problema esté en el propio sistema, que ha convertido a los partidos en maquinarias electorales sin alma ni pasión por la política más allá de la obtención de poder para repartirse cargos.

Sea lo que sea, la clave está en esa Constitución a la que habrá que darle un repaso para ver, quizás, no tanto qué hay que cambiar como en qué no la estamos cumpliendo. No se trata, por tanto, de Cataluña, sino de la propia supervivencia del sistema lo que hace necesario volver a los orígenes. 

Debemos recuperar ese espíritu innovador y generoso que hizo posible el consenso de la Transición, para llenar de sentido cualquier proyecto de reforma constitucional que quiera afrontarse; el único sentido que puede tener es el de garantizarnos otros treinta y cinco años más de convivencia en paz y libertad.

Fuente: 

Federico Quevedo
en EL CONFIDENCIAL

viernes, 6 de diciembre de 2013

LA CONSTITUCIÓN ES UN FÓSIL: SE REFORMA O SE MUERE.


35 ANIVERSARIO DE LA CARTA MAGNA


¿Es legítima una Constitución que apenas ha votado el 23% de los actuales españoles? 

La pregunta puede parecer pertinente. Pero no lo es. Ni siquiera contribuye a entender la desafección creciente hacia la cosa pública. Como sostiene con sorna el economista Gabriel Tortella, “tampoco siguen vivos los americanos que votaron la suya [hace 226 años] y no pasa nada”. 

La diferencia, sin embargo, estriba en algo esencial: la Constitución de EEUU lleva sobre sus anchas espaldas multitud de enmiendas y reformas. Y tampoco pasa nada. Sigue fresca como una lechuga.

En España, al contrario, la Carta Magna de 1978 -aprobada con la participación del 67,1% de los españoles- se ha fosilizado. No se ha tocado ni una coma salvo por mandato europeo (dos veces). El resultado es inquietante. Como sostiene el catedrático Muñoz Machado,el inmovilismo comienza a ser el principal enemigo de la Constitución”. 

Y no sólo eso. A modo de premonición sostiene que “la crisis institucional durará más que la económica”.

No es un asunto menor. A los constitucionalistas les gusta recordar que en España, al contrario que en otros países, en vez de reformar la Constitución lo que se ha hecho es tirar el edificio abajo. Y eso explica que desde 1812 (sin contar el Estatuto de Bayona, que para algunos es un texto constitucional), se hayan promulgado ocho constituciones. 

La de 1978 es la más larga tras la del largo periodo de la Restauración. Pero nunca antes se habían producido las transformaciones sociales y demográficas  que ha vivido España en los últimos 35 años.

Algunos datos lo ilustran. En 1981, censo de población más cercano a 1978, residían en España apenas 37,7 millones de españoles; y se puede decir ‘españoles’ con propiedad porque apenas 150.000 eran residentes extranjeros. Hoy la población asciende a 46,7 millones. Es decir, nueve millones más. Es como si la Constitución de 1978 no la hubieran votado ni los andaluces (la región más poblada de España) ni los cántabros. Aunque hay un dato probablemente tan significativo en términos sociales. Casi el 50% de la población (el 48,6%) vivía cuando se aprobó la Carta Magna en ciudades de menos de 50.000 habitantes. Una España, por lo tanto, muy diferente. También en costumbres, renta per cápita, hábitos sociales o relaciones personales.

Media España contra la otra media

¿La solución pasa por reformar la Constitución? Sí y no, responde el filósofo Javier Gomá. Y hace dos reflexiones. La historia de España ha demostrado nuestra incapacidad para tejer consensos. Y en demasiadas ocasiones “media España ha hecho constituciones contra la otra media”. 

Sin duda, por la escasa capacidad de renuncia que han acreditado los ciudadanos y los dirigentes políticos. Aunque en ocasiones, como en 1978, se haya producido “un cierto milagro” y los españoles fueron capaces de renunciar a los intereses particulares para que ganara el interés general. Esa es la clave de bóveda de la actual Carta Magna: que supo armonizar intereses contrapuestos.

Esa medicina, sin embargo, no es eterna. “La gente”, dice el filósofo Gomá, continúa discrepando. Hay acuerdo en que el Gobierno tiene la culpa de casi todo, pero poco más. Y de ahí que, en su opinión, lo relevante sea la actitud de la ciudadanía.
La reforma de la Constitución no es un problema jurídico-formal, sino que, por el contrario, hay que situarla en el ámbito de la moral. Y cita unos versos de Rilke: “Tienes que reformar tu vida”. Gomá juega con las palabras y plantea un viejo debate: “Hay que reformar las leyes, pero también hay que reformar a la ciudadanía”. Es la hora, viene a decir, de una nueva educación sentimental que reivindique el valor de lo ejemplar.

O dicho en otros términos: “Le hemos dado a las leyes un poder taumatúrgico que no tienen, cuando lo importante es la actitud de los ciudadanos”. Y una Constitución lo que debe hacer es precisar los “valores básicos”. Si un país funciona no es por las leyes, “lo importante es la virtud de la ciudadanía, lo importante es que no se mire hacia otro lado cuando hay corrupción, lo importante es tener buen gusto que repugne el incumplimiento de las leyes”.

El catedrático Muñoz Machado pasa de las musas al teatro. La Constitución no es que haya envejecido, es que al no haber puesto al día se ha olvidado de muchos derechos subjetivos que hoy reconocen las leyes, pero no la Carta Magna. Y cita la educación, la sanidad o la lucha contra la pobreza, parcelas “que afectan a la dignidad del hombre”.

¿Qué quiere decir esto? Pues que políticas tan importantes -y que probablemente no fueron suficientemente evaluadas en 1978 por problemas presupuestarios- dependen en última instancia de forma discrecional del Gobierno de turno, que puede recortar a su antojo prestaciones esenciales. 

Continúan sin ser derechos subjetivos que los ciudadanos puedan reclamar ante los tribunales en aplicación del mandato constitucional. Lo curioso es que esa misma Constitución garantiza a los españoles cosas que no puede cumplir: una vivienda o un empleo. "Es”, dice Tortella, “como si el Estado garantizara a los españoles un matrimonio feliz. Por eso, no se toma en serio la Constitución”.

Cataluña y la Constitución

No sólo por eso ha envejecido la Carta Magna. Su aplicación ha demostrado, sugiere Muñoz Machado, que no hay realmente separación de poderes. Y lo que es igualmente preocupante. En ocasiones se ha intentado reformar la Constitución “por la puerta de atrás”, como ha sucedido en el caso del Estatut de Cataluña hasta que el propio TC puso pie en pared.

El historiador económico Gabriel Tortella  insiste en esa idea, y asegura que “si así se quería”, habría que haber reformado la Constitución, toda vez que “la soberanía de Cataluña es incompatible con la España”. No es posible, insiste, salvo que España fuera un Estado confederal. Y no lo es.

De nuevo, la España posible frente a la España de la quimera. Olvidando, como dice Tortella, que en 1978 hubo una gran voluntad de superar las dos Españas. Algo que ha hecho posible un indudable avance social.

El nivel de renta per cápita de 1978 era tres o cuatro veces el de 1936, y eso atemperó los enfrentamientos  entre españoles. Una amplia clase media quería evitar a toda costa el enfrentamiento. Algo que explica la gran estabilidad que ha habido en España en los últimos 35 años.

Ejemplar de la Constitución conservado en el Congreso de los Diputados.Como dice Muñoz Machado, es verdad que el sistema autonómico tiene agujeros, tiene deficiencias, pero “habría que huir de los extremos para reformarlo”. Ni una confederación, como reclaman algunos, ni un nuevo Estado centralista. Pero, en cualquier caso lo importante es que se cumpla. Y eso no siempre ocurre.

El profesor Tortella habla claro. “Yo no la voté”, reconoce, pero “el problema es que no se cumple, tan sólo se acata”. Y pone varios ejemplos: “Las banderas siguen sin ondear en muchísimos lugares del País Vasco y Cataluña y nadie dice nada”. Tampoco hay cooficialidad en el uso de la lengua: “El castellano es cada vez más residual y ni siquiera la palabra ‘calle’ está rotulada en castellano; ni se pueden presentar documentos oficiales en una lengua que es cooficial”.

Hay más. El artículo 155 no se aplica pese a que el Gobierno autonómico se niega a cumplir algunas leyes o sentencias judiciales, y ni siquiera se les apercibe. Se llega al extremo, dice desde la amargura, que se afirma en público que “la ley Wert no se va a cumplir en Cataluña" y “nadie” dice nada. “Me asombra”, concluye, “el grado de pasividad ante tanto incumplimiento”.

El filósofo Gomá no entra en cuestiones concretas. Pero sí tiene clara una cosa. “El patriotismo constitucional pasa hoy por renunciar de forma expresa a los intereses particulares para que salgan adelante los intereses generales”. A lo mejor es el primer paso para reformar una Constitución fosilizada.

 Fuente: EL CONFIDENCIAL.

 

lunes, 2 de diciembre de 2013

A LOS 35 AÑOS DEL MAYOR ENGAÑO SUFRIDO POR EL PUEBLO ESPAÑOL EN TODA SU HISTORIA...




Una Constitución para oligarcas

El próximo viernes se cumplirán 35 años del mayor engaño sufrido por el pueblo español en toda su historia. Nos referimos a la llamada Constitución, que no es tal, sino en realidad la Ley Fundamental de la Monarquía de Partidos.

En ella se establecen las directrices para vaciar de competencias al Estado central a través del reparto autonómico.

Para que ese reparto y el del inmenso botín económico que suponía se hicieran con normalidad, se necesitaba una ley electoral que, en lugar de ser representativa de la sociedad civil, lo fuera de los jefes de partido que hacen las listas. 

Y para no dejar ningún cabo suelto, impusieron en la Constitución la no separación de poderes estatales, poniéndolos en manos del ejecutivo

El poder legislativo y el judicial quedaban así sometidos al poder ejecutivo, lo que garantiza a este la total impunidad ante la corrupción, la malversación de fondos públicos, el nepotismo más absoluto y la prevaricación.

El primer agente de esta oligarquía, el rey Juan Carlos, traicionó a su padre y a Franco. La clase franquista traicionó a Franco para sobrevivir y participar en el reparto del botín con los nuevos allegados. Estos, la nueva clase política procedente de la ilegalidad, descubrirían de pronto que si también ella traicionaba a sus principios ideológicos, con los que había tenido que vivir pobremente en la sombra, también podrían participar del botín y enriquecerse sin riesgo alguno a costa de los demás.

La Carta Magna fue el resultado de un simple reparto de poderes entre traidores: a sí mismos, a la libertad política constituyente y a la unidad de España.

El segundo agente, el presidente Suárez, fue tres veces traidor: traicionó los principios del Movimiento Nacional, a los españoles no permitiendo que alcanzaran la libertad política y a España, dividiéndola en diecisiete trozos, contrarios todos ellos a la realidad histórica y objetiva de la Nación. 

En el caso del PSOE de Felipe González, un diseño de partido de 'izquierdas' realizado por la CIA a través de Willy Brandt para frenar al comunismo, renegó de sus principios marxistas y desde el poder traicionó a la clase obrera en favor de las elites financiera y mediática. Miguel Boyer les entregó los monopolios públicos por la décima parte de su valor.

Con estos mimbres, la Carta Magna fue el resultado de un simple reparto de poderes entre traidores: a sí mismos, a la libertad política constituyente y a la unidad de España. La Constitución de 1978 ha destruido la unidad administrativa del Estado, la unidad de mercado, todas las referencias éticas en lo público y las morales en lo privado, ha aniquilado el sentimiento patriótico de España y suprimido la representación política de los ciudadanos.

Asesinos de la libertad

Los autores de este engendro son auténticos criminales de la paz, porque no hay mayor delito que el de matar las esperanzas de libertad de un pueblo que llevaba casi 40 años sin conocerla. Fue el asesinato de la libertad colectiva y el abuso sin medida de las libertades individuales por parte de los oligarcas. Los culpables visibles de esta traición a todo un pueblo fueron siete, queden sus nombres en la historia negra para vergüenza de sus descendientes y desprecio de las generaciones futuras, porque aunque eran sólo los 'chicos de los recados', ya que la Constitución les fue dictada, se prestaron a representar y avalar la farsa infame que supuso todo el proceso.

Gabriel Cisneros (UCD)
Miguel Herrero de Miñón (UCD)
José Pedro Pérez Llorca (UCD)
Gregorio Peces Barba (PSOE)
Miguel Roca (Pacto Democrático por Cataluña)
Jordi Solé Tura (Partido Comunista de España)
Manual Fraga (AP)

En los artículos de contenido social, la Constitución trata cínicamente de convertir en norma obligatoria los simples deseos de bienestarLos verdaderos artífices fueron sus jefes políticos, Adolfo Suárez por un lado, y Felipe González por otro, y más directamente sus respectivas manos derechas, Fernando Abril y Alfonso Guerra, que discutían y pactaban en secreto todo lo esencial, completamente al margen de los ciudadanos, a los que no se consideraba dignos de conocer cómo se estaba decidiendo su destino. En particular, pactaron  la monarquía de partidos estatales, donde todo el poder se reparte en exclusiva entre las agrupaciones políticas, aunque el Rey siempre conservó el derecho de designar ministros por vía de pasillo.

En los artículos de contenido social, la Constitución trata cínicamente de convertir en norma obligatoria los simples deseos de bienestar. Los partidos estatales basaron su propaganda demagógica en estas simplezas utópicas que ninguna constitución seria puede albergar, pues son engaños siniestros. “Los españoles son iguales ante la ley”, mentira: el Rey, los partidos, y los jueces demuestran a diario este colosal engaño. “Todos los españoles tienen el derecho al trabajo y una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia”, mentira: las estadísticas millonarias de paro y pobreza evidencian tan escandaloso embuste.

“El derecho a una vivienda digna y adecuada”, mentira. Familias hacinadas en una sola habitación, sin agua ni electricidad, dos millones de ellas que viven en infraviviendas, según Cáritas, y más de 400.000 desahuciadas prueban no sólo la falsedad, sino la maldad de esta norma contraria a la normativa  europea. “La independencia de la Justicia respecto a los órganos políticos”, mentira. PP y PSOE, sin recato ni vergüenza alguna, nombraron a los rectores de la judicatura para que los jueces no persigan la corrupción política. Somos un país arbitrario sin seguridad ni ordenamiento jurídico.

PP y PSOE, sin recato ni vergüenza alguna, nombraron a los rectores de la judicatura para que los jueces no persigan la corrupción política. Somos un país arbitrario sin seguridad ni ordenamiento jurídico.Al menos, el régimen de Franco cumplía las normas administrativas y civiles. Hay infinidad de pruebas, entre ellas, por ejemplo, la sentencia del Supremo que el abogado Trevijano ganó al Estado franquista y a la presión de Carrero Blanco logrando una fuerte indemnización (11.000 millones de euros en valor actual) por el cierre ilegal del diario Madrid. Hoy eso sería inconcebible, ¿imaginan Uds. al actual Tribunal Supremo obligando a indemnizar al Estado con 11.000 millones de euros por el cierre ilegal de un periódico?

Los españoles ni siquiera pueden concebir el daño que está causando a nuestra economía la falta de seguridad jurídica

Otras mentiras escandalosas de la Constitución se comentan por sí mismas: “El Estado debe garantizar una redistribución de la renta más justa”, pero tenemos la más injusta de Europa; “ninguna autoridad podrá adoptar legislaciones para obstaculizar la libertad de circulación y establecimiento”, cuando todos los caciques locales lo hacen; “todos los españoles tienen los mismos derechos y obligaciones en cualquier parte del Estado”, un rimero de mentiras y así todo lo demás.

“Los españoles estuvieron a la altura de las circunstancias”, afirmó cínicamente el Rey después de la aprobación de este engendro. Los españoles no estuvieron a la altura de nada, se comportaron como un rebaño de borregos que fueron a votar su propia ruina y la de sus hijos, haciendo lo que les dijeron los capos de la nueva mafia política oligárquica, un nuevo “vivan la caenas” en versión moderna.

La opereta de Tejero aborta el “golpe de timón”

A pesar de que esta nueva Ley Fundamental del Reino llamada Constitución estaba concebida, única y exclusivamente, para satisfacer las ambiciones siempre desaforadas de la oligarquía política, financiera y mediática, la convicción de que sólo el Ejercito podía acabar con ETA, que se estaba saciando a asesinar y  secuestrar, junto a la idea transmitida por Alfonso XIII a sus descendientes de que la monarquía no podría asentarse en España hasta que gobernara con el partido socialista, determinaron la decisión del Rey de “dar un golpe de timón”.

Para ello exigió la dimisión a un presidente del Gobierno, Suárez, que nunca dio la talla, pero se mantuvo en el poder político mientras le quedaba algo que regalar (legalizaciones y autonomías). El Rey quería un Gobierno de militares y socialistas presidido por el general Armada, quien ya había pactado las bases del mismo en la reunión de Jaca con el socialista Enrique Múgica, supuestamente autorizado por Felipe González.

El hecho de que la radio y la televisión continuaran transmitiendo, con un energúmeno pegando tiros al aire y el mundo entero viéndolo en directo, hacía el “golpe de timón” absolutamente infumable a nivel internacional 

Pero los golpistas del 23-F fueron víctimas de la fatalidad: el teniente coronel Tejero, encargado de la toma de las Cortes, se negó a obedecer a Armada cuando supo que iba a formarse un Gobierno con socialistas y otras izquierdas de nombre. En una entrevista radiada la pasada semana con el señor Trevijano, el coronel Diego Camacho, del CESID, relató cómo sus jefes estaban dentro del golpe y cómo lo apartaron cuando lo denunció ante su superior el general Calderón, sin saber que formaba parte de la trama. Según este coronel, el Rey dio marcha atrás cuando Armada le comunicó por teléfono que Tejero iba por libre y no le obedecía.

Además, el hecho de que la radio y la televisión continuaron transmitiendo, con un energúmeno pegando tiros al aire y el mundo entero viéndolo en directo, hacía el “golpe de timón” absolutamente infumable a nivel internacional. En otra entrevista realizada en la COPE por César Vidal al coronel Perote del CESID, que vivió en directo todo el asunto, al preguntarle qué habría pasado si Tejero hubiera obedecido y las cámaras hubieran sido desconectadas, su respuesta fue rotunda: “Armada habría salido del Congreso investido como presidente del Gobierno”.

Milán del Bosch, que ya había sacado los tanques a la calle, no obedece al Rey al instante, por eso el mensaje del monarca en la televisión no puede emitirse hasta la madrugada 

El jefe de la Casa Real, Sabino Fernández Campos, cuando fue expulsado de su cargo por el Rey, le contó a Trevijano cómo en el libro de visitas al monarca del día 11-F aparecía borrado el nombre de D. Alfonso de Borbón y en su lugar se había puesto el del general Armada, que se presentó de improviso en la Zarzuela, sin conocimiento de su capitán general. 

Y -continúa el general Fernández Campos- “tratándome como si fuera un soldado”, ante mi sorpresa me exigió “dígale que estoy aquí y vera cómo me recibe (el Rey) en el acto”, lo que efectivamente sucedió.

Fernández Campos le contó también a Trevijano que, a las tres de la mañana del 24-F, ordenó a un capitán de servicio en la Zarzuela que se presentara en la agencia EFE y retirara el cable enviado por el Rey a Milán del Bosch en el que le decía “que ya no podía dar marcha atrás”. Se refería a la suspensión de la operación político-militar promovida por la Corona. Milán del Bosch, que ya había sacado los tanques a la calle, no obedece al Rey al instante, por eso el mensaje del Rey en la televisión no puede emitirse hasta la madrugada.

En el 23-F los militares pagaron el pato, todos los condenados menos uno eran militares, aunque en el golpe había mas civiles que militares. Y con una dignidad y una lealtad digna de mejor causa todos mantuvieron la boca cerrada.

A día de hoy, el Estado de las autonomías ha destruido la unidad de la conciencia de España; arruinado la economía nacional, destruido la clase media, que lo tiene más que merecido por ser el principal sostén de estos miserables; convertido en mileuristas o menos al 60% de los trabajadores ocupados y llevado a la pobreza y al hambre a mas de tres millones de españoles. 

Y lo único seguro para 2014 son nuevos recortes - pensiones, salarios y desempleo - y más injusticia social, mientras Gallardón y el ministro del Interior siembran las semillas de un regreso al autoritarismo y de un recorte, esta vez, de las libertades personales.

Fuente: Antonio García Trevijano es abogado y escritor. EN EL CONFIDENCIAL.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

"SU INFIERNO ES NUESTRA ESPERANZA, SEÑOR RATO"



David Fernández, diputado de la CUP que ha mantenido un tenso diálogo con Rodrigo Rato.

Un diputado de la CUP amaga con tirarle una sandalia al expresidente de Bankia, que este lunes (11-11-2013) declaraba en el Parlament catalán.

David Fernández, diputado de la CUP que ha mantenido un tenso diálogo con Rodrigo Rato.





El diputado de las CUP en el Parlament de Catalunya, David Fernández, protagonizó el momento más tenso de la comparecencia del expresidente de Bankia Rodrigo Rato ante la comisión de investigación del Parlament sobre las cajas al amagar con lanzarle una sandalia y espetarle que le espera "en el infierno".

Al acabar su intervención, Fernández, con una de sus sandalias en su mano, preguntó a Rato: "¿Sabe lo que hacen en Irak con esto, como símbolo de humillación y desprecio al poder del poder?", y a continuación le reprochó la implicación del Gobierno del PP "en la guerra de Irak" y su participación, "desde otras esferas", en la "guerra económica contra los pobres".

Justo después, Fernández le espetó: "¿Usted tiene miedo?", a lo que Rato le ha replicado: "¿A quién, a usted?. 

El diputado catalán de extrema izquierda dijo: 

"No, a perderlo todo, como a millones de familias [en España], y a que un día la gente se harte".

"Nos vemos en el infierno. Su infierno es nuestra esperanza. (...) Hasta pronto, gángster. Fuera la mafia", le ha soltado también Fernández, mientras que Rato ha evitado replicarle.

Momentos antes, Fernández se mostró indignado por que Rato tildara de "imposible" que, según cifras facilitadas por el diputado de la CUP, Bankia provocara 80.000 desahucios durante su mandato.

Durante otro momento de la intervención, el diputado de ICV Josep Vendrell tildó a Rato de "elite carroñera". 

TONI GARRIGA / EFE

Fuente:  http://www.publico.es

Las 10 reglas que utiliza un incompetente profesional



Les voy a compartir las mejores reglas que consiguen posicionar la ignorancia a los límites más insospechados. Seguro que las reconocen en alguna persona bien cercana que se presenta como un completo profesional, aunque en realidad no deja de ser un novato sin calidad. Estas son a mi juicio las más importantes:

1. “Culpar a los demás”: pase lo que pase, siempre habrá otra persona a la que se le podrá culpar de todos los males, por mucha o nula responsabilidad que tenga. En el argot de los inútiles, esta regla se llama “echar balones fuera” o llegar a mencionar aquello de “el perro se ha comido mis deberes“.

2. “Apropiarse y aprovecharse de los logros de los demás”: que resulta fundamental para llegar muy arriba mientras los de abajo no paran de quejarse de nuestra incompetencia. En el argot de los inútiles, se denomina: “ponerse las medallas de otros”.

3. “Decir que no se ha hecho nada”: aunque le hayan filmado cometiendo el mayor crimen del mundo, niéguelo todo. Siempre se podrá pensar que es una compleja trama que está preparando su peor enemigo para poner en duda todo su espíritu de honestidad.

4. “No dar la cara y evitar declaraciones”: nunca intente defenderse si ha hecho algo mal. Le acusarán de cosas que ni hubiera pensado. Mejor evitar declaraciones y mencionar un escueto: “No he hecho nada, es todo un complot contra mi honestidad y buen hacer”.

5. “Buscar falsos testigos para apoyar la mentira”: siempre hay algún amigo despistado, de esos que se mueren por estar a su lado, que estarán dispuestos a declarar cualquier cosa, y que consoliden nuestra tontería. Es importante tener algunos a mano.

6. “Poner a otros a declarar por ti”: si no queda más remedio, y no se puede aplicar la regla 4, es mucho mejor si lo hacen otras personas por ti. Con el complemento de los testigos de la regla anterior, intente ahora poner a declarar a personas que sean bien simplonas, ya que acabarán aburriendo a todo el mundo.

7. “Poner a un abogado a declarar por ti”: agotado el punto anterior, mejor poner al abogado que responda con evasivas y contradicciones.

8. Inventar un papel de Santo: si finalmente nos toca decir algo, es importante haber creado una historia que nos eleve al nivel del Espíritu Santo, y que haga pensar a todo el mundo, que bajo ningún concepto, haríamos tales actos.

9. “Arrojar piedras al tejado del enemigo”, ¿alguien nos quiere poner contra las cuerdas? Por muy santo que sea, tendrá algún lado oscuro. Busca ese lado oscuro y golpéalo con fuerza hasta que no quede duda de que es peor persona que el Demonio.

10. Inventar un complot: si alguien ha llegado a ponernos contra las cuerdas, y aun así no hemos podido derribarle, no queda más remedio que urdir un complot, mediante una cortina de humo. Las historias más utilizadas son las que incluyen violación o acoso hacia una mujer, porque siempre consigue recopilar muchas cacatúas sin sentido.

Me encanta hablar de cosas positivas, pero algunas veces es importante mencionar las malas prácticas, porque nos guste o no, son las que primero tenemos que evitar. Ninguna ha salido de Internet o de ningún libro. Todas las he sufrido en primera persona, en juicios o ataques, y me han servido para detectar lo que denomino como cucarachas humanas.

Siempre recomiendo el estupendo libro de Fernando Trías de Bes, “El libro negro del emprendedor”, donde menciona los grandes errores de muchos emprendedores, y créanme, que se aprende más de los errores que de los éxitos. Siguiendo la estala de Fernando, en breve podré editar “El libro negro del coach” (o del político, o del banquero, sírvase de incluir la profesión que guste), porque ejemplos de incompetentes no van a faltar.

Tengan cuidado, porque últimamente, los ignorantes parece que triunfan mucho.

Fuente: http://www.pedroamador.com

COMENTANDO LA REFLEXIÓN SOBRE IDEAS DE JOAQUIN COSTA.







Al filo del artículo posteado sobre la vigencia del mensaje de Joaquin Costa, queremos añadir unas cuantas reflexiones, cuando persisten las acciones parasitarias sobre nuestra sociedad.

El bipartidismo existente entre partidarios de Cánovas y Sagasta guarda mucha relación con el “partido de tenis” socio-político que el sistema parece imprimir en nuestra sufrida crisis actual.

Hay muchas corruptelas a un lado y al otro de ambos bandos y las incidencias parecen ahogar la necesidad de que seamos dirigidos “por los mejores” y acabamos siendo dirigidos por el gobierno de los peores” conduciéndonos al divorcio definitivo entre el Estado y el Pueblo.

Conforme aparece el horizonte de nuevas contiendas electorales, se va tejiendo una red de intereses por comunidades, provincias y municipios, que mas de ser sombras y proyecciones de nuevos gobiernos, constituyen nuevas estructuras en venta con el único mérito de derrumbar el contrincante, sin experiencia contrastada ( incompetencia al poder ) y con el único propósito de buscar el apoyo de la oligarquía imperante.

Decía mi paisano Joaquin Costa “ para que viva el pueblo es preciso que desaparezca el caciquismo de siempre ”, perpetuado en el tiempo y que no ha vacilado en camuflarse para sacar partido de sus intereses.

¿ Quien no conoce conductas oligarcas en los sectores productivos de nuestra tierra, que en los tiempos de “bonanza” conseguían cuantiosas subvenciones de los mismos que ahora critican, y ahora con la escusa de la crisis emplean mano de obra inmigrante para pagar menos aprovechando el “bajón” de unas inspecciones de un Gobierno Regional con recortes presupuestarios? .

Quien no llora no mama” parece ser el lema práctico de los que siempre han estado bien. Cada vez ahorran mas y compran mas tierras... ¿ a quien se las dejarán ?

Aquellos que dividieron a España como a una tarta, inventando argucias para saquear y arruinar a este pueblo, siguen tramando la mejor forma de perpetuarse, impidiendo a toda costa que el pueblo piense, se exprese y consecuentemente haga desaparecer la lacra que se adueña de nuestra sociedad, no conforme con su corrupción ejerciendo un papel corruptor que nos asfixia.

Se inventan excusas los que dicen que “van a contar con todos” para elaborar sus alternativas en una demagógica competencia de “ver quien da mas” en esta feria de la política actual.

Los que pertenecemos a asociaciones verdaderamente independientes, contemplamos con desconfianza el juego de los que esperan quitar para ponerse ellos, y solo cuentan con la opinión de sus “protegidos” no queriendo darse cuenta que no les preocupa nada el pueblo sino sus propios intereses, en una España con mas de 180.000 “empleados en los partidos”.

Pero detrás del telón, hay un influyente poder que todos disputan. Es el poder de la oligarquía, terratenientes al cuarto y monopolizadores del territorio “que es suyo”, ¿ a quien apoyaran ahora ? .

Dario Pozo Ruz.







martes, 5 de noviembre de 2013

EL POLÍGRAFO ARAGONÉS JOAQUÍN COSTA ... VIGENCIA DE SU MENSAJE

Joaquín Costa
 
 
Joaquín Costa es una de las figuras más señeras de lo que denominamos (sin comprenderlo mucho, por desgracia) el “regeneracionismo” español. Joaquín Costa es un gran desconocido entre nosotros. Empero su influencia se hizo sentir en varias generaciones de españoles que, ante la debacle de 1898 despertaron (algunos de ellos despertaron gruñendo, como los de la Generación del 98). 
Pero, ¿quién era Joaquín Costa? ¿Cuáles eran su  ideas nucleares? ¿Puede decirnos algo a nosotros, más de cien años después de su intervención científica, literaria y pública? Y si nos dice algo: ¿Qué es eso que nos dice a nosotros, españoles irreductibles del siglo XXI?
Joaquín Costa Martínez (1846-1911) nació y murió en Huesca. Dos son los eslóganes por los que se le reconoce todavía, entre la minoría que se ha preocupado de saber algo, por poco que fuere, de la obra de este macizo aragonés: “Despensa y escuela” y “Siete llaves al sepulcro del Cid”. 
La ventaja de cifrar un pensamiento de tal envergadura como el de Joaquín Costa en dos consignas es indiscutible, desde el punto de vista propagandístico. Pero la desventaja que sale al paso es que, si esas frases nos eximen de penetrar en su pensamiento, lo que puede pasarnos a buen seguro es interpretar mal sus planteamientos, sus argumentos y las propuestas aportadas para solucionar los problemas nacionales a los que se enfrentó.
DESPENSA Y ESCUELA
 
Su formación científica era sólida como la de pocos de sus contemporáneos y sus intereses abarcaban ámbitos tan diversos como la jurisprudencia, la economía, la literatura, la geografía, la arqueología o la etnología. 
Sus estudios económicos le llevaron a propugnar el colectivismo agrario que sería la “despensa” de la Nación; en este sentido, Costa contribuyó con una luminosa revisión histórica de las estructuras constitutivas del país, apelando a una larga tradición de pensadores y reformadores políticos de entraña hispánica, y publicando sus estudios en aquel ensayo suyo que entusiasmara a muchos de sus contemporáneos: “Colectivismo agrario en España. Doctrinas y hechos” (1898). 
Pero Costa no era un erudito que se conformara con la especulación intelectual, por lo que siempre desbordaría el ámbito de lo teórico, sin demorarse en poner manos a la obra de un modo práctico: aportando estudios hidrológicos y agropecuarios, por ejemplo; y hasta organizando plataformas sociales que plasmaran en la realidad lo ideado en la mente. 
A la despensa había que sumarle el segundo término del lema: “Escuela”. "Joaquinón" (que era como le llamaban los amigos por su corpulencia) compartía este ideal pedagógico con los miembros de la Institución Libre de Enseñanza, en la que estuvo como docente, siendo gran amigo de Francisco Giner de los Ríos. 
El planteamiento costista recogía así la urgente demanda de una eficaz acción pedagógica en la sociedad, uno de los temas favoritos de nuestros krausistas, aunque en Costa la cuestión pedagógica (la Escuela de su lema) no fuese entendida en clave sectaria, como era sólito entenderla entre los krausistas de la I.L.E.
DOBLE LLAVE AL SEPULCRO DEL CID
 
El otro lema que Joaquín Costa acuñó fue el de: “Doble llave al sepulcro del Cid, para que no vuelva a cabalgar”. Costa lanzó este eslogan sobre el soporte de un Mensaje de la Cámara Agrícola del Alto Aragón dado al país. 
Aquello sonó como una atronadora irreverencia a las tradiciones patrias: los españoles más europeístas encontraron en este eslogan todo un programa para sacudirse el pelo de la dehesa patria y lanzarse atropelladamente a tomar como más que bueno cualquier cosa que viniera del otro lado de los Pirineos. 
Los españoles más castizos y tradicionalistas entendieron que Costa era poco menos que un hereje. Ninguna de las dos Españas entendió a Costa en sus cabales términos.
Costa es tenido vulgarmente como un “europeísta”. En efecto, fue un “europeísta”, pero su “europeísmo” dista mucho de ser el que significa para el común de los que se autoproclamaban tales y actualmente todavía insisten en proclamarse “europeístas”. Nunca fue Costa, como ellos lo fueron y lo son, de esa condición lacayuna que se rinde ante una presunta superioridad de lo anglosajón, de lo francés o de lo germánico. 
Costa quería que aprovecháramos lo europeo, pero no que aniquiláramos lo propio por lo extranjero, pues eso sería la invitación al suicidio nacional. Costa exhortaba a tomar lección de Europa como de Estados Unidos de Norteamérica, pero nunca para aniquilar lo español por ese complejo de inferioridad de nuestros desnaturalizados extranjerizantes, sino para aumentar el poderío de España. 
Su admonición a candar el sepulcro del Cid (que, llevamos dicho, los españoles extranjerizan-tes acogieron jubilosamente) no era hacer borrón y cuenta nueva con todo el pasado, era la legítima reacción de un patriota español que estaba harto de bostezar con los tópicos rimbombantes y vacíos de los más campanudos oradores que invocaban las glorias del pasado, sin querer abrir los ojos ante las miserias del presente que exigían afrontarlas cara a cara y corregirlas con la contundencia que merecían.
Joaquín Costa se verá obligado a precisar los términos de aquella frase tergiversada por los ridículos extranjerizantes denigradores de la tradición española, frase que resonaba a blasfemia en los oídos de los más tradicionalistas. Y dilucida su sentido recordando a sus detractores que jamás propuso él: “borrar del corazón y de la memoria de los españoles las figuras del Campeador y de Don Quijote, para levantar a tales altares a un tenedor de libros”. 
No eran solo palabras, como él mismo recuerda, Costa había promovido la celebración de un Congreso de Geografía colonial y la fundación de una Sociedad Geográfica: “para adquirir vastas extensiones de territorio en el continente africano que ensancharan el imperio del Cid y de Don Quijote en lo futuro”. 
Alguien que se empeña en empresas como las referidas no podría ser nunca confundido con uno de esos grotescos fantoches de nuestra vida pública, peleles de su titiritero extranjero; como los que en el presente nos mangonean. Joaquín Costa aparece así a una luz nueva, lejos de la interpretación parcial que se ha hecho de él, tanto por el sectarismo de la izquierda como por la ignorancia irredenta de la derecha española. ¿Será por ello que yace en el olvido?
El intelectual baturro tenía muy claro que la única forma de sobrevivir al empuje de otras razas que avasallaban al mundo, como era la preponderante raza anglosajona, era ofrecerle una alternativa hispánica; por eso escribió que: “la humanidad terrestre necesita una raza española grande y poderosa, contrapuesta a la raza sajona, para sostener el equilibrio moral en el juego infinito de la historia”.
Despensa, Escuela, candado al Cid retórico, para realizar el programa del Cid, aprendiendo de las gestas del Cid Campeador, extrayendo de su “Cantar” algunos de los vectores que, según Costa, habrían de ser adoptados por nuestra política interior y exterior.
LA OLIGARQUÍA AL DESCUBIERTO
 
Sin embargo, un obstáculo obturaba el camino para que pudiera realizarse el programa regeneracionista del Cid. Ese obstáculo fue localizado por Costa en la oligarquía insolidaria que, generación tras generación, venía perpetuándose sobre España, ahogando a la nación bajo un degradante e insufrible avasallamiento. Costa la había descubierto. 
La oligarquía era toda una superestructura parasitaria, encubierta bajo el formalismo parlamentario de la restauración Alfonsina perpetrada por Cánovas del Castillo, oculta bajo los dos partidos turnistas: el de Cánovas y el de Sagasta. Joaquín Costa estaba dispuesto a desenmascararla y por eso organizó y llevó a cabo, en el marco del Ateneo de Madrid, una ambiciosa encuesta que inquirió a los intelectos más preclaros del momento, independientemente de su postura política particular. Entre los encuestados se hallaban hombres tan dispares como Francesc Pi y Margall, republicano federal de izquierdas o egregios integristas como D. Juan Manuel Orti y Lara.
La oligarquía es la inversión del patriciado natural, la inversión del régimen aristocrático. Costa sintetiza lo que es esa superestructura encubierta con formidable resolución:
“…forma un vasto sistema de gobierno, organizado a modo de una masonería por regiones, por provincias, por cantones y municipios, con sus turnos y sus jerarquías, sin que los llamados ayuntamientos, diputaciones provinciales, alcaldías, gobiernos civiles, audiencias, juzgados, ministerios, sean más que una sombra y como proyección exterior del verdadero Gobierno, que es ese otro subterráneo, instrumento y resultante suya, y no digo que también su editor responsable, porque de las fechorías criminales de unos y de otros no responde nadie. 
Es como la superposición de dos Estados, uno legal, otro consuetudinario: máquina perfecta el primero, regimentada por leyes admirables, pero que no funciona; dinamismo anárquico el segundo, en que libertad y justicia son privilegios de los malos, donde el hombre recto, como no claudique y se manche, sucumbe.”
Esta oligarquía parasitaria está encuadrada en los dos partidos turnantes del tiempo de Costa, impidiendo con sus corruptelas que España sea dirigida por los mejores. Se trata del “gobierno por los peores” que arbitrariamente abusa de todo el resto y que conduce, así las cosas, a un irremediable divorcio entre Estado y Pueblo. 
 Costa advierte el peligro de los secesionistas que encuentran en esta situación una justificación y recuerda que “para que viva el pueblo, es preciso que desaparezca la oligarquía imperante”, pues un pueblo sometido a la oligarquía que se arroga el nombre de “nacional” termina por ser indiferente que su opresión la ejerzan los propios o los extraños.
VIGENCIA DE LAS LÍNEAS MAESTRAS DE SU ANÁLISIS
 
La figura y obra de Joaquín Costa se eleva ante nosotros. No es un monumento del pasado. Si no nos hemos dado por vencidos, la obra de Joaquín Costa exige que volvamos a ella para interpretar nuestro presente y configurar nuestro porvenir. Nos han regateado su lectura, despachándolo frívolamente con los lemas que hemos tratado en este artículo. 
 Las claves que nos ofrece en su obra son terriblemente clarificadoras para el pasado, lo mismo que lo son -y tan útiles- para interpretar el estado actual de las cosas. Si no nos conformamos con la versión estandarizada de su figura y obra, si nos aplicamos a una relectura de su obra entonces, sí: el mensaje de Joaquín Costa nos interpela.
Las oligarquías que denunció Costa han ido perpetuándose, permaneciendo incólumes a los avatares del tiempo. Han sobrevivido a todas las catástrofes que ha padecido nuestro pueblo: libraron a sus vástagos de sucumbir en la defensa de la españolidad de Cuba en 1898 (lo recordaba Costa), libraron a su prole de las masacres rifeñas, contemplaron desde Estoril la confrontación de 1936-1939: estuvieron en la retaguardia, pero se apresuraron a camuflarse entre carlistas y falangistas; más tarde, “pitaron” en el Opus Dei, para convertirse en tecnócratas durante el franquismo; mutaron sin trauma alguno durante la transición, tornándose demócratas de UCD, Alianza Popular, Partido Popular y PSOE… Incluso se hicieron pasar por comunistas, sin haber luchado nunca en la clandestinidad ni haber “corrido delante de los grises”.
 
 Y a día de hoy ese repugnante imperio de los peores, capaz de todos los chanchullos y corrupciones morales y económicas, oprime a España, sometiéndola a políticas supranacionales. Dividieron a España como una tarta, para zampársela por autonomías, creando artificios que saquean sistemáticamente al pueblo y lo arruinan.
Son ellos: la casta política, al alimón con el capitalismo apátrida, en línea directa con los directores de las sucursales en España. Y la gravedad de este cáncer es de tal magnitud que, a día de hoy, hablar de “soberanía nacional” resulta un sarcasmo.
 
¿Quién puede dudar que Joaquín Costa no sea actual? 
 
Joaquinón sigue diciéndonoslo: 
 
Para que viva el pueblo es necesario que esa lacra corrupta y corruptora desaparezca.
 
 
Fuente: 
Por Manuel Fernández Espinosa
http://movimientoraigambre.blogspot.com.es